Ya cerca de las fiestas, elegí un regalo muy bonito en internet para uno de mis familiares. Tenía que ir hasta Palermo a buscarlo.
Mi tarjeta Monedero (que es la que se usa para viajar en algunas lineas de colectivo y en todas las de subte), estaba sin crédito, así que tenía que pasar por la ventanilla del subte y recargarla. El problema es que yo no tenía nada de dinero encima.
Conté las monedas, tomé el colectivo, y fui hasta Palermo decidida a sacar dinero del cajero automático una vez que llegara allí.
Luego de un viaje largo y caluroso, en el que me tocó sentarme en un asiento que estaba muy cerca del de adelante (esto significa que tenía las rodillas cerca de la cabeza, más o menos), llegué a Palermo. El primer cajero automático con el que me topé no tenía dinero. Pero claro, las 3 personas que entraron antes que yo no me lo adviritieron antes de que entrara como una estúpida y me fuera con la misma cara de decepción que ellos.
El segundo cajero, que estaba a unas cuadras, estaba cerrado.
El tercer cajero que estaba cerca del segundo, tenía un cartel gigante rojo que decía "la sucursal permanecerá momentáneamente cerrada", y al costado, otro cartel gigante "NO ENTREGA EFECTIVO".
El guardia de seguridad nos informa que toda la red Banelco estaría fuera de servicio durante media hora. La gente se fue.
Yo me quedé sentada esperando esa media hora, ya que si no sacaba dinero no iba a poder volver a casa.
Pasaron 20 minutos. No puedo empezar a decirles la cantidad de gente que venía, y trataba de abrir la puerta, a pesar de que habían ¡dos carteles gigantes indicando que el cajero estaba fuera de servicio!
Como yo era la que estaba en la puerta, me autonombré encargada de anunciar las malas noticias:
"Toda la red Banelco está cerrada por media hora"
"Toda la red Banelco está cerrada por media hora"
"Toda la red Banelco está cerrada por media hora"
"Toda la red Banelco está cerrada"
"Toda la red Banelco está cerrada"
"Toda la red Banelco está cerrada"
"Está cerrado"
"Está cerrado"
"Está cerrado"
"Ta cerrado"
"Ta cerrado"
"Ta cerrado"
"Cerrado"
"Cerrado"
"Cerrado"
"..." (eso es lo que decía mientras señalaba el cartel gigante rojo)
"..."
"..."
"-" (eso es lo que decía mientras miraba para otro lado y seguía escuchando el programa de Dolina en mi MP3)
En eso viene una chica con una camisa blanca. Cuando saca su tarjeta, me da cosa, y le digo:
-No, está cerrado, toda la red Banelco cierra por media hora supuestamente-
-Uh... ¿el cajero de allá enfrente también?-
-Sí, vengo de ahí, ese también...-
-Qué bajón... ¿y ahora que hago...?-
-Sí, un re bajón, yo también... yo vivo en Moreno y no me puedo volver hasta que se solucione esto porque no tengo un mango encima...- (con cara de resignada)
-Uh....... bueno... ¡gracias!-
-De nada, chau!-
Mientras escucho una historia de piratas muy interesante desde mi MP3, espero unos minutos más.
La chica de la camisa blanca vuelve:
-¡Hola! ¿Sabés qué? Me quedé pensando...-
-Sí...-
-¿Cuánto te hace falta para volverte a tu casa?-
-Sss... eeehhh... mmm...-
La chica saca 10 pesos y me los ofrece
-¡No! ¡Te re agradezco, pero no! ¡Muchas gracias!-
-Dale, sí-
-No, de verdad, gracias, muchas muchas gracias pe...-
-Si esto no se soluciona no vas a poder volver a tu casa- (y me deja los 10 pesos sobre la mochila)
-Ay... no sé... no sé como podría llegar a pagártelo...-
-No hay problema, chau- (y se va)
-¡¡Gracias gracias gracias!!-
Y me levanté del piso con un calorcito en el pecho, volví caminando como flotando en el aire y una sonrisa. La ví alejándose por otra calle; allí iba, la dulzura viste camisa blanca.
Caminé unas cuadras, y el segundo banco por el que pasé estaba abriendo. Traté de localizar al ángel para devolverle el dinero, pero no la encontré. Retiré plata del cajero, y me fui a tomar el colectivo.
Viajé en el 57 muy bien, muy cómoda y con muchísima alegría y fe en la humanidad.
A la mitad del viaje me dí cuenta que saqué el dinero y me fui, dejando la tarjeta de débito en el cajero, y sin haber cerrado sesión.
Es por eso que la gente no hace cosas buenas por mí, porque me pongo contenta y me vuelvo idiota.
PD: Gracias a la ayuda de mi amiga Ursula, la tarjeta de débito pudo ser bloqueada en seguida (¿segundo milagro?)
PD2: También, me ayudó a enterarme que nadie había extraído nada con mi tarjeta.
Y quizás ese fue el tercer milagro.
26/12/10
21/12/10
Pura sangre
Las capitalienses son maravillosas. Si les echáramos un litro de café con pedacitos de almendra y arena, ellas igualmente lucirían espléndidas.
Muchas capitalienses usan la ropa más horrenda que haya visto en mi vida. Usan calzas floreadas o con animal print repugnantes, collares con piedras de tamaño de adoquines, remeras tres talles más grandes al mejor estilo 80s, polleras y vestidos de tiro altísimo... pero lucen maravillosas.
Ciertas cosas de la nueva moda me parecen sumamente ingeniosas y convenientes.
Las calzas debajo de las polleras logran que cualquier mujer pueda sentirse cómoda y fresca. Ya no más "amo esta pollera, pero me queda muy corta"; todo es solucionado por la calcita debajo.
A mí me encanta comprar ropa en el Ejército de Salvación, de Pompeya. Se encuentra ropa vieja en muy buen estado. Allí pude comprar jackies, enteritos polleras, pantalones setentosos y un sinfín de cosas que me hacen felíz. El problema es que en general soy muy alta para algunas polleras, y tuve que pasar de comprarme muchas cosas por este detalle.
Las capitalienses me inspiraron, y compré una calcita negra. Nunca más tuve que pasar de ninguna prenda Ejércitodesalvaciense.
Dotada de una gran confianza, decidí tomar prestado todo aquello que me pareciera conveniente de la moda capitaliense.
Compré una remera con la cintura marcada justo por debajo del pecho, pensé que iba a lucir como las capitalienses; más estilizada. No fue así; lo holgada que queda en la cintura hace parecer que estoy embarazada.
Me empecé a peinar despeinada: las capitalienses se ven maravillosas y despreocupadas. Yo me veo despeinada y mugrienta.
Compré un pantalón tiro alto: Las capitalienses se ven modernas y con clase. Yo me veo como una vieja.
Me probé una remera tres talles más grande: las capitalienses lucen frescas, cómodas y sexys. Yo lucía como una poligriya.
Luego me dí cuenta; las capitalienses son pura sangre, yo soy mezcla.
.
Yo soy mezcla de chihuahua y perro chino con copete.
Muchas capitalienses usan la ropa más horrenda que haya visto en mi vida. Usan calzas floreadas o con animal print repugnantes, collares con piedras de tamaño de adoquines, remeras tres talles más grandes al mejor estilo 80s, polleras y vestidos de tiro altísimo... pero lucen maravillosas.
Ciertas cosas de la nueva moda me parecen sumamente ingeniosas y convenientes.
Las calzas debajo de las polleras logran que cualquier mujer pueda sentirse cómoda y fresca. Ya no más "amo esta pollera, pero me queda muy corta"; todo es solucionado por la calcita debajo.
A mí me encanta comprar ropa en el Ejército de Salvación, de Pompeya. Se encuentra ropa vieja en muy buen estado. Allí pude comprar jackies, enteritos polleras, pantalones setentosos y un sinfín de cosas que me hacen felíz. El problema es que en general soy muy alta para algunas polleras, y tuve que pasar de comprarme muchas cosas por este detalle.
Las capitalienses me inspiraron, y compré una calcita negra. Nunca más tuve que pasar de ninguna prenda Ejércitodesalvaciense.
Dotada de una gran confianza, decidí tomar prestado todo aquello que me pareciera conveniente de la moda capitaliense.
Compré una remera con la cintura marcada justo por debajo del pecho, pensé que iba a lucir como las capitalienses; más estilizada. No fue así; lo holgada que queda en la cintura hace parecer que estoy embarazada.
Me empecé a peinar despeinada: las capitalienses se ven maravillosas y despreocupadas. Yo me veo despeinada y mugrienta.
Compré un pantalón tiro alto: Las capitalienses se ven modernas y con clase. Yo me veo como una vieja.
Me probé una remera tres talles más grande: las capitalienses lucen frescas, cómodas y sexys. Yo lucía como una poligriya.
Luego me dí cuenta; las capitalienses son pura sangre, yo soy mezcla.
Un chihuahua es pura raza y luce maravilloso, aunque ladra insoportablemente |
Yo soy mezcla de chihuahua y perro chino con copete.
No tan lindo, pero sé diferenciar una laucha de un ratón, una rata y una comadreja. Y luzco como cualquiera de éstos. |
a las
9:03
10/12/10
No caminarás por Capital
Voy caminando hacia la estación de Once. Faltan cerca de 10 cuadras para llegar. En eso, me para un chabón:
-Disculpame, ¿la calle Corrientes?
-Eeehhh... calle Corrieeentesss....- (siempre dudo, a pesar de haber venido caminando por Corrientes hasta hacía una cuadra, siempre dudo antes de contestar) -ah, sí, una cuadra para allá... sí, es una cuadra para all--
(me interrumpe)- disculpame, ¿sabés que pasa? No soy de acá y estoy medio perdido-
-Ah.. (yo tampoco soy de acá, te entiendo!)
(parece medio molesto, quiere que lo escuche y que no diga nada)-Y estoy re mal, yo soy de la Villa del bajo Flores...-
-(epa! Bueno, no debo asustarme porque dijo la palabra "villa", aunque lo de "bajo Flores" tampoco me tranquiliza... pero sería discriminar pensar que me va a hacer algo sólo porque es de ahí. Mala Mechi, mala)-
-... y estoy re mal, con todo respeto mire, le digo...-
-(zaz, me va a manguear plata... ¿cómo hago ahora para decirle que no tengo nada e irme? Se está poniendo medio pesado... seguí con tu cara de "te comprendo" que pusiste cuando te dijo que no era de acá)-
-...estuve en una relación mala, me contagié sida...-
-(Oh, oh... creo que sí es momento de asustarme...)-
-...y yo lo que voy a hacer ahora...-
-(bloqueo mental, empiezo a tener la sensación de que esto no está pasando, que es una pesadilla o algo)-
-...vos podés gritar o hacer lo que quieras...-(mientras busca algo en su bolsillo)
-(AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHH!!!!!!!!! MI AEROSOL, MI AEROSOL DE PIMIENTA DONDE ESTÁ????)-
-...porque ya no me importa nada...-
-(LO TENGO ADENTRO DE LA MOCHILA, NO PUEDO AGARRARLO, NO PUEDO!!!!)-
-...me voy a cortar...- (y empieza a pasarse un pedazo de vidrio por las muñecas)-
En ese momento tomé la precaución de salir corriendo. Me metí a un bar. Me acerco a la barra y toda blanca le explico al mozo lo que había pasado.
-Quedate tranquila, tomate un vaso de agua, tomá...- (me da un vaso con agua. Ahí me dí cuenta lo asustada que estaba, porque no podía sostener bien el vaso. Me asusté tanto que me temblaba todo. O quizás me temblaba todo porque corrí media cuadra y tengo un lamentable estado físico... y yo que quería caminar del laburo a la estación de tren para hacer más ejercicio...)
Otro mozo (de esos que tienen bigote y tienen pinta de tenerla clara) me pregunta qué pasó. Le explico y me dice:
-¡¡QUE-SE-MA-TE!! ¡Si total para lo que sirve! ¡hay que matarlos a todos!
No sé qué me asustó más, si el chabón o el mozo...
No, el chabón, definitivamente el chabón...
-Disculpame, ¿la calle Corrientes?
-Eeehhh... calle Corrieeentesss....- (siempre dudo, a pesar de haber venido caminando por Corrientes hasta hacía una cuadra, siempre dudo antes de contestar) -ah, sí, una cuadra para allá... sí, es una cuadra para all--
(me interrumpe)- disculpame, ¿sabés que pasa? No soy de acá y estoy medio perdido-
-Ah.. (yo tampoco soy de acá, te entiendo!)
(parece medio molesto, quiere que lo escuche y que no diga nada)-Y estoy re mal, yo soy de la Villa del bajo Flores...-
-(epa! Bueno, no debo asustarme porque dijo la palabra "villa", aunque lo de "bajo Flores" tampoco me tranquiliza... pero sería discriminar pensar que me va a hacer algo sólo porque es de ahí. Mala Mechi, mala)-
-... y estoy re mal, con todo respeto mire, le digo...-
-(zaz, me va a manguear plata... ¿cómo hago ahora para decirle que no tengo nada e irme? Se está poniendo medio pesado... seguí con tu cara de "te comprendo" que pusiste cuando te dijo que no era de acá)-
-...estuve en una relación mala, me contagié sida...-
-(ahí vamos, sólo quería guita y largó su discursito de "tengo sida"...)-
-...y estoy empastillado en este momento...--(Oh, oh... creo que sí es momento de asustarme...)-
-...y yo lo que voy a hacer ahora...-
-(bloqueo mental, empiezo a tener la sensación de que esto no está pasando, que es una pesadilla o algo)-
-...vos podés gritar o hacer lo que quieras...-(mientras busca algo en su bolsillo)
-(AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHH!!!!!!!!! MI AEROSOL, MI AEROSOL DE PIMIENTA DONDE ESTÁ????)-
-...porque ya no me importa nada...-
-(LO TENGO ADENTRO DE LA MOCHILA, NO PUEDO AGARRARLO, NO PUEDO!!!!)-
-...me voy a cortar...- (y empieza a pasarse un pedazo de vidrio por las muñecas)-
En ese momento tomé la precaución de salir corriendo. Me metí a un bar. Me acerco a la barra y toda blanca le explico al mozo lo que había pasado.
-Quedate tranquila, tomate un vaso de agua, tomá...- (me da un vaso con agua. Ahí me dí cuenta lo asustada que estaba, porque no podía sostener bien el vaso. Me asusté tanto que me temblaba todo. O quizás me temblaba todo porque corrí media cuadra y tengo un lamentable estado físico... y yo que quería caminar del laburo a la estación de tren para hacer más ejercicio...)
Otro mozo (de esos que tienen bigote y tienen pinta de tenerla clara) me pregunta qué pasó. Le explico y me dice:
-¡¡QUE-SE-MA-TE!! ¡Si total para lo que sirve! ¡hay que matarlos a todos!
No sé qué me asustó más, si el chabón o el mozo...
No, el chabón, definitivamente el chabón...
a las
9:22
8/12/10
3/12/10
Caca
A veces en las plazas se ven perros destrozando pañales.
Los perros quizás no sepan que lo que están escarbando son heces. O quizás sí, pero no les importa.
La gente pasa alrededor y los mira; apestan a excrementos. Algunos tratan de alejarse, como yo. Otros se quedan cerca, a pesar del fétido olor.
Peor es cuando hay varios perros y un pañal, y todos juntos lo destrozan en una repugnante lluvia de mierda.
O cuando hay varios perros, y varios pañales, y no hay manera de escapar del olor penetrante. Nosotros, los pobres nocomemierdas tenemos que aguantarlo, porque no queda otra y no hay lugar a dónde ir.
Probablemente, si le preguntáramos al perro, nos contestaría que es un platillo exquisito y que le gusta porque es divertido. Que la comida no es para alimentarse y sentir placer gustativo, sino para divertirse. Al preguntarle si no quisiera probar un buen huesito, un Dog Chow, o algo robado de una parrilla, nos diría que que a él le alcanza con las deposiciones pañalezcas. Que en realidad son todas diferentes, algunas son amarillentas, otras negras, otras tienen granitos de cosas, otros son lisos. A lo que contestaremos: No, perro... eso es mierda y ya. Pero son perros, no entienden.
¿No es una excelente analogía para los que escuchan cumbia a todo volumen en el tren?
Los perros quizás no sepan que lo que están escarbando son heces. O quizás sí, pero no les importa.
La gente pasa alrededor y los mira; apestan a excrementos. Algunos tratan de alejarse, como yo. Otros se quedan cerca, a pesar del fétido olor.
Peor es cuando hay varios perros y un pañal, y todos juntos lo destrozan en una repugnante lluvia de mierda.
O cuando hay varios perros, y varios pañales, y no hay manera de escapar del olor penetrante. Nosotros, los pobres nocomemierdas tenemos que aguantarlo, porque no queda otra y no hay lugar a dónde ir.
Probablemente, si le preguntáramos al perro, nos contestaría que es un platillo exquisito y que le gusta porque es divertido. Que la comida no es para alimentarse y sentir placer gustativo, sino para divertirse. Al preguntarle si no quisiera probar un buen huesito, un Dog Chow, o algo robado de una parrilla, nos diría que que a él le alcanza con las deposiciones pañalezcas. Que en realidad son todas diferentes, algunas son amarillentas, otras negras, otras tienen granitos de cosas, otros son lisos. A lo que contestaremos: No, perro... eso es mierda y ya. Pero son perros, no entienden.
¿No es una excelente analogía para los que escuchan cumbia a todo volumen en el tren?
a las
11:07
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sarmiento
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comentarios
23/11/10
Placeres
Capital es un lugar que altera. Más a una tranquila pueblerina como yo. Tantas idas, venidas, puteadas y desechos de perro, logran que hasta Ghandi recurra a la violencia.
Cuando estoy alterada, o deprimida por el ambiente y tengo tiempo para gastar, me gusta ir al correo.
Llego, veo a todos deprimidos, saco número, lo miro; es el 107 y van por el 23. Me quedo parada observando a la gente, escuchando música o meditando.
Una persona se levanta, me acerco al asiento... pero alguien lo toma antes de que pueda llegar. Pasan 20 minutos. Logro sentarme. Una vieja a los gritos, indica que el sistema de correo es una "ver-güenza!". Se arma revuelo, pero al rato todo vuelve a la normalidad.
Una hora...
Hora y media...
Dos horas
Van por el número 100.
En este momento empiezo a mirar la puerta. Veo a una persona que entra, saca número y al ver por el número en que van, pone una tremenda cara de decepción y se acerca, abatido, hacia un lugar más cómodo donde esperar. Ahí sé que es hora de comenzar.
El tipo, con la cabeza gacha, espera resignado su turno. Me acerco, y cuando van por el 106, le entrego mi número 107 y me alejo hacia la puerta.
El hombre se ilumina y empieza a soltar agradecimientos a granel. No, a Granel no, a Mechicabota. Me agradece como si yo fuera un ángel, envuelto en un aura de misterio. Me alejo escuchando sus agradecimientos infinitos. Antes de cruzar la puerta, lo miro con una sonrisa y le digo "de nada", mientras me alejo misteriosamente, como el ángel que parezco.
Luego, éste ángel viaja de vuelta a casa en el Sarmiento con un idiota que escucha reguetón a todo volumen con su celular, y un bebé llororso con las manos llenas de migas de galletitas que se esfuerza por tratar de tocar mi cabello.
Nada que el recuerdo de el maravilloso recital de Paul McCartney no pueda arreglar.
Cuando estoy alterada, o deprimida por el ambiente y tengo tiempo para gastar, me gusta ir al correo.
Llego, veo a todos deprimidos, saco número, lo miro; es el 107 y van por el 23. Me quedo parada observando a la gente, escuchando música o meditando.
Una persona se levanta, me acerco al asiento... pero alguien lo toma antes de que pueda llegar. Pasan 20 minutos. Logro sentarme. Una vieja a los gritos, indica que el sistema de correo es una "ver-güenza!". Se arma revuelo, pero al rato todo vuelve a la normalidad.
Una hora...
Hora y media...
Dos horas
Van por el número 100.
En este momento empiezo a mirar la puerta. Veo a una persona que entra, saca número y al ver por el número en que van, pone una tremenda cara de decepción y se acerca, abatido, hacia un lugar más cómodo donde esperar. Ahí sé que es hora de comenzar.
El tipo, con la cabeza gacha, espera resignado su turno. Me acerco, y cuando van por el 106, le entrego mi número 107 y me alejo hacia la puerta.
El hombre se ilumina y empieza a soltar agradecimientos a granel. No, a Granel no, a Mechicabota. Me agradece como si yo fuera un ángel, envuelto en un aura de misterio. Me alejo escuchando sus agradecimientos infinitos. Antes de cruzar la puerta, lo miro con una sonrisa y le digo "de nada", mientras me alejo misteriosamente, como el ángel que parezco.
Luego, éste ángel viaja de vuelta a casa en el Sarmiento con un idiota que escucha reguetón a todo volumen con su celular, y un bebé llororso con las manos llenas de migas de galletitas que se esfuerza por tratar de tocar mi cabello.
Nada que el recuerdo de el maravilloso recital de Paul McCartney no pueda arreglar.
a las
8:54
3/11/10
Discriminación capitaliense
Por esas cuestiones de la vida, se me han roto todos los zapatos que tenía (es decir... los dos únicos pares que tenía).
Yo siempre compré los zapatos en Moreno, de la marca más barata posible. Es que cuando Dios me creó, se olvidó de ponerme el gen femenino que ama los zapatos, y de hecho, hasta los odio.
Me han recomendado comprarme zapatos más caros, ya que es probable que me duren más. "OK" pensé "en lugar de comprarme 4 pares por año baratos, compro uno caro, me sale la misma guita y quedo piolín piolita".
En Capital, decidí recorrer las tiendas para encontrar un par de zapatos algo caros que me duraran un par de años. Fui a una tienda que tenía zapatos que más o menos zafaban, para mi gusto. Leo los cartelitos "talles 36 a 39".
Voy a otra que tampoco era la gran cosa, pero me quedé chusmeando. "Hasta talla 39".
Ví unos zapatos en otra tienda que sí me gustaron. Eran negros, algo brillantes, sin taco y con el forro color violeta (¡amo la combinación negro-violeta!).
"Hola, quería ver esos zapatos..." pero la respuesta fue la misma; "hasta 39".
Discriminación capitaliense... ¡en moreno llegan hasta 40!
Algo que deben saber, mis amigos lectores, es que soy una mujer de 1 metro 76 centímetros. Sí, soy una mujer alta. Mis patas, como se imaginarán, son proporcionales a mi altura.
En otras palabras; duermo parada.
Yo y mis tristes 40 de patas hemos transitado este camino desde hace 10 años, cuando en mi cumpleaños número 13 me ví obligada a cambiar la talla de zapatos 3 veces hasta darme cuenta que 40 era mi número nuevo. Desde entonces uso 40, y no porque las patas no me hayan crecido más, sino porque me mutilo los pies para que no crezcan. Mi dedo gordo está chanfleado y se me parte la uña horizontalmente, la punta es bien blanca, tiene un callo que lo abarca casi por completo y tengo muy poca sensibilidad en él. Excepto esos días en los que mis patas pretenden seguir ocupando espacio, y luchan por crecer mientras a mí se me pianta un lagrimón por dolor que me causan, pero sin sacarme las zapatillas porque sé que no puedo permitir que sigan creciendo.
¿Y por qué esta mutilación? Porque 40 es el último talle en zapatos de mujeres. Si calzara 41, ya no podría comprar nada que no sean zapatillas de hombre. Podría quizás, como me han sugerido, comprar en tiendas para travestis. Pero... ¿vieron las plataformas que tienen esos zapatos? ¡No quisiera medir dos metros!
Además, y sin tener nada en contra de las travestis, me sentiría algo humillada... relegada del universo femenino ¡sólo por el hecho de ser alta!
Mandarlos a hacer cuesta de $500 para arriba, y además se me terminaría esa experiencia de ir, ver algo que me gusta, comprarlo e irme a casa. Se transformaría en: ir al lugar en el que hacen por encargo, elegir uno de los modelos de ahí, medirme las patas, ir a casa, esperar unos días, volver a buscarlos, probarlos e ir a casa.
¿Saben cuántas mujeres conozco que calzan 40? Así, al vuelo y sin pensar mucho, pienso en 6 chicas, algunas amigas (¡hola Karen!) y otras conocidas.
Están con esto de la ley del talle, en Argentina, porque las chicas más gorditas no consiguen ropa en cualquier local (¡y chicas no tan gorditas, también! Yo que soy delgada muchas veces no encuentro ropa para mí porque todos los talles son 0!). Pero nadie le da bola a las patonas como Karen y yo. ¿Para cuándo la ley del talle en zapatos?
¿Sabían que a principios del siglo 20, la mujer promedio calzaba 34? En los 40, subió a 35... y en los 60 a 38. En los 80, llegaron a los 39... y ahora ¡el promedio está en 40! ¿Entonces? ¿Nuestros zapatos dónde están? ¿¿¿DONDE ESTÁN, DECIME DÓNDE???
¡¡¡Odio a las zapaterías, odio a la discriminación social, voy a quemar sus malditos zapatitos 36 que ya nadie debe comprar!!!!
Sé que no tiene nada que ver con Capital ni con que yo soy una pueblerina ni con el Sarmiento. Es que estoy indignadaaaaa!!!
Decí que el próximo Jueves lo voy a ver a Paul McCartney en River, que si no...
Yo siempre compré los zapatos en Moreno, de la marca más barata posible. Es que cuando Dios me creó, se olvidó de ponerme el gen femenino que ama los zapatos, y de hecho, hasta los odio.
Me han recomendado comprarme zapatos más caros, ya que es probable que me duren más. "OK" pensé "en lugar de comprarme 4 pares por año baratos, compro uno caro, me sale la misma guita y quedo piolín piolita".
En Capital, decidí recorrer las tiendas para encontrar un par de zapatos algo caros que me duraran un par de años. Fui a una tienda que tenía zapatos que más o menos zafaban, para mi gusto. Leo los cartelitos "talles 36 a 39".
Voy a otra que tampoco era la gran cosa, pero me quedé chusmeando. "Hasta talla 39".
Ví unos zapatos en otra tienda que sí me gustaron. Eran negros, algo brillantes, sin taco y con el forro color violeta (¡amo la combinación negro-violeta!).
"Hola, quería ver esos zapatos..." pero la respuesta fue la misma; "hasta 39".
Discriminación capitaliense... ¡en moreno llegan hasta 40!
Algo que deben saber, mis amigos lectores, es que soy una mujer de 1 metro 76 centímetros. Sí, soy una mujer alta. Mis patas, como se imaginarán, son proporcionales a mi altura.
En otras palabras; duermo parada.
Yo y mis tristes 40 de patas hemos transitado este camino desde hace 10 años, cuando en mi cumpleaños número 13 me ví obligada a cambiar la talla de zapatos 3 veces hasta darme cuenta que 40 era mi número nuevo. Desde entonces uso 40, y no porque las patas no me hayan crecido más, sino porque me mutilo los pies para que no crezcan. Mi dedo gordo está chanfleado y se me parte la uña horizontalmente, la punta es bien blanca, tiene un callo que lo abarca casi por completo y tengo muy poca sensibilidad en él. Excepto esos días en los que mis patas pretenden seguir ocupando espacio, y luchan por crecer mientras a mí se me pianta un lagrimón por dolor que me causan, pero sin sacarme las zapatillas porque sé que no puedo permitir que sigan creciendo.
¿Y por qué esta mutilación? Porque 40 es el último talle en zapatos de mujeres. Si calzara 41, ya no podría comprar nada que no sean zapatillas de hombre. Podría quizás, como me han sugerido, comprar en tiendas para travestis. Pero... ¿vieron las plataformas que tienen esos zapatos? ¡No quisiera medir dos metros!
Además, y sin tener nada en contra de las travestis, me sentiría algo humillada... relegada del universo femenino ¡sólo por el hecho de ser alta!
Mandarlos a hacer cuesta de $500 para arriba, y además se me terminaría esa experiencia de ir, ver algo que me gusta, comprarlo e irme a casa. Se transformaría en: ir al lugar en el que hacen por encargo, elegir uno de los modelos de ahí, medirme las patas, ir a casa, esperar unos días, volver a buscarlos, probarlos e ir a casa.
¿Saben cuántas mujeres conozco que calzan 40? Así, al vuelo y sin pensar mucho, pienso en 6 chicas, algunas amigas (¡hola Karen!) y otras conocidas.
Están con esto de la ley del talle, en Argentina, porque las chicas más gorditas no consiguen ropa en cualquier local (¡y chicas no tan gorditas, también! Yo que soy delgada muchas veces no encuentro ropa para mí porque todos los talles son 0!). Pero nadie le da bola a las patonas como Karen y yo. ¿Para cuándo la ley del talle en zapatos?
¿Sabían que a principios del siglo 20, la mujer promedio calzaba 34? En los 40, subió a 35... y en los 60 a 38. En los 80, llegaron a los 39... y ahora ¡el promedio está en 40! ¿Entonces? ¿Nuestros zapatos dónde están? ¿¿¿DONDE ESTÁN, DECIME DÓNDE???
¡¡¡Odio a las zapaterías, odio a la discriminación social, voy a quemar sus malditos zapatitos 36 que ya nadie debe comprar!!!!
Sé que no tiene nada que ver con Capital ni con que yo soy una pueblerina ni con el Sarmiento. Es que estoy indignadaaaaa!!!
Decí que el próximo Jueves lo voy a ver a Paul McCartney en River, que si no...
a las
11:43
21/10/10
Los Iluminados
De un momento a otro, una persona común se ilumina.
Así nomás, una persona como vos, como yo... se ilumina. Bah, a una persona como yo, que escribe este blog, no le pasa. A una persona como vos, que lo lee... tampoco creo que le pase.
Estas personas van caminando por la estación de Once. Se chocan con la inmensa cantidad de personas que están esperando el tren, igual que ellos.
De golpe ¡paf! Se iluminan.
Ven un tren inmenso ¡sin pasajeros! Un tren completamente vacío, esperando que la gente suba, y por alguna razón ¡nadie se dió cuenta de que estaba allí!
Los Iluminados caminan emocionados y con cara de lástima hacia los pobres imbéciles in-iluminados que no podemos ver ese tren maravilloso, como un oasis esperando llevarnos a nuestra casita para tomar una chocolatada refrescante.
Los Iluminados pueden todo, excepto escuchar la voz que sale del parlante del andén diciendo "plataforma número dos no efectúa servicio de pasajeros", entonces se sientan bien acomodaditos y nos miran con pena desde la ventana, mientras todos los demás esperamos el siguiente tren en la plataforma tres.
De golpe, ¡paf! Los iluminados se des-iluminan y logran escuchar que ese tren mágico y maravilloso que por alguna razón nadie vió, no efectúa servicio de pasajeros.
Con una sonrisa que trata de disimular la apestosa estupidez que emanan desde todos sus poros, se levantan y miran hacia donde estamos nosotros, los pobres mortales. Hay una chica haciéndoles seña de "helado en la frente" mientras pone cara de retardada. Los Iluminados se enojan. A la chica no le importa porque va a ver a Paul McCartney en Noviembre.
Así nomás, una persona como vos, como yo... se ilumina. Bah, a una persona como yo, que escribe este blog, no le pasa. A una persona como vos, que lo lee... tampoco creo que le pase.
Estas personas van caminando por la estación de Once. Se chocan con la inmensa cantidad de personas que están esperando el tren, igual que ellos.
De golpe ¡paf! Se iluminan.
Ven un tren inmenso ¡sin pasajeros! Un tren completamente vacío, esperando que la gente suba, y por alguna razón ¡nadie se dió cuenta de que estaba allí!
Los Iluminados caminan emocionados y con cara de lástima hacia los pobres imbéciles in-iluminados que no podemos ver ese tren maravilloso, como un oasis esperando llevarnos a nuestra casita para tomar una chocolatada refrescante.
Los Iluminados pueden todo, excepto escuchar la voz que sale del parlante del andén diciendo "plataforma número dos no efectúa servicio de pasajeros", entonces se sientan bien acomodaditos y nos miran con pena desde la ventana, mientras todos los demás esperamos el siguiente tren en la plataforma tres.
De golpe, ¡paf! Los iluminados se des-iluminan y logran escuchar que ese tren mágico y maravilloso que por alguna razón nadie vió, no efectúa servicio de pasajeros.
Con una sonrisa que trata de disimular la apestosa estupidez que emanan desde todos sus poros, se levantan y miran hacia donde estamos nosotros, los pobres mortales. Hay una chica haciéndoles seña de "helado en la frente" mientras pone cara de retardada. Los Iluminados se enojan. A la chica no le importa porque va a ver a Paul McCartney en Noviembre.
a las
13:02
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13/10/10
Pensamientos variados.
A veces cuando voy caminando por capital me pongo a pensar que viene Paul McCartney a la Argentina. Y es raro, porque Paul McCartney viene a la Argentina y va a tocar y yo voy a ir.
Entonces se me cruza un pensamiento loco: Paul viniendo a la Argentina. Y después veo que tan equivocada no estoy, porque Paul viene a la Argentina. Entonces se me cruza otro pensamiento loco: Paul viniendo a la Argentina y yo yendo a verlo. Y tampoco es tan loco, porque Paul viene a la Argentina y yo voy a ir a verlo.
Y cuando me pongo a pensar en el 10 de Noviembre (como siempre, ¿quién no piensa en el 10 de Noviembre alguna vez en la vida?) me quedo reflexionando un rato sobre cómo ese día viene McCartney a la Argentina. Y es re loco, porque de hecho, Paul viene.
Y yo voy a ir.
Y lo voy a ver.
Paul.
Y aprovecho esta entrada (la del recital todavía no la pude comprar, el martes recién lo haré. Me refiero a la entrada de este blog, es decir, el post) para presentarles mi nuevo blog de los Beatles: Nowhere Land
Entonces se me cruza un pensamiento loco: Paul viniendo a la Argentina. Y después veo que tan equivocada no estoy, porque Paul viene a la Argentina. Entonces se me cruza otro pensamiento loco: Paul viniendo a la Argentina y yo yendo a verlo. Y tampoco es tan loco, porque Paul viene a la Argentina y yo voy a ir a verlo.
Y cuando me pongo a pensar en el 10 de Noviembre (como siempre, ¿quién no piensa en el 10 de Noviembre alguna vez en la vida?) me quedo reflexionando un rato sobre cómo ese día viene McCartney a la Argentina. Y es re loco, porque de hecho, Paul viene.
Y yo voy a ir.
Y lo voy a ver.
Paul.
Y aprovecho esta entrada (la del recital todavía no la pude comprar, el martes recién lo haré. Me refiero a la entrada de este blog, es decir, el post) para presentarles mi nuevo blog de los Beatles: Nowhere Land
a las
8:23
29/9/10
Pelea
Ayer me peleé con una vieja en el tren.
Fue una de las discusiones más divertidas que haya tenido en mi vida, y no podía parar de reirme.
Aclaración, "la vieja" tendría unos 50 años. Pasa que cuando uno es choto a esa edad, no es señor/señora, sino viejo/vieja.
Suben en Morón esta vieja, otra mina y dos nenes de 10 u 11 años, aproximadamente. En Ituzaingó se desocupan cuatro asientos. Las minas se sientan juntas, y los nenes (dos filas más adelante) se sientan juntos. En eso uno de los nenes saca un fibrón, y empieza a escribir en tren.
Un viejo que estaba en la fila de atrás de los chicos (es decir, estaba entre los chicos y las madres) pone cara de indigado y abre la boca como para decir algo. Pero la cierra y mira para la ventana. Luego, vuelve a mirar a los chicos indignado, abre la boca, la cierra, la abre... la cierra, los mira. Yo pensaba "dale, viejo, dale, deciles algo y yo te defiendo! dale, viejo!". Hasta que por fin, el viejo les dice "¿por qué están escribiendo eso? ¡qué maleducados! ¿no se dan cuenta?". Pero lo dijo medio despacio. Así que me acerqué y les dije a los chicos "¿ustedes escribieron eso? ¿por qué?" me miraron con cara de terror, entonces les dije "está muy mal ensuciar así algo que es de todos, y esto se los digo porque tienen que aprender de chicos a respetar las cosas que son de todos". Las madres saltan "¿qué? ¿qué están haciendo?" y el viejo les explica. Las minas ponen cara de "aaay, estos chicos son terribles" y siguien hablando como si nada.
El viejo las increpa: "¿cómo ellos no van a hacer ese tipo de cosas si ustedes no les dan ni bola?"
Le digo "nooo, claaaaro, si son cosas de chiiiicos!"
Ahí empezó la vieja:
-¿Qué querés decir?-
-Quiero decir que los chicos escriben las paredes del tren porque vos no les enseñás que eso está mal-
-Bueno, pero no es culpa de ellos, son chicos!-
-Yo no digo que sea culpa de ellos, digo que es culpa tuya-
-Bueno, neniiita, callate-
-Oh... oh, señora, ¡qué intimidante es usted! ¡me callo! ¡me callo ahora mismo!- ( digo mientras me tapo la cara y le pongo cara de miedo. El viejo se ríe)
-Cuando tengas hijos te vas a dar cuenta que no es tan fácil, y ojalá que tengas hijos tan buenos como ellos, que son DEPORTISTAS, no como vos, que según veo sos una drogadicta- (mientras me mira de arriba a abajo)
-¡¡¡SEEEE!!! ¡¡¡SOY DROGADIIIICTA!!! (le muestro mis brazos) ¡¡HEROÍNA, ME INYECTO HEROÍNA!!
-Bueno, pero ellos encontraron el fibrón y se pusieron a boludear, no los estabamos mirando- (dice la otra)
-¿cómo no vas a estar mirando a tus hijos?-
-Calláte-
-Ay, bueno, me callo, yo voy a hacer lo que usted quiera, disculpe-
-¡Ay, calláte!-
-Sí, me callo ahora mismo-
-¡¡Pero calláte!!-
-¿Sabe alguna otra palabra? Le presto un diccionario si quiere-
-¡¡Ay, pendeja, callate!!-
-Aaaaah, ahí la dijo otra vez!!! JAJAJAJAJA!!! (mientras la señalo)
-TARADA!-
-Aaaaah, o sea que otra palabra se sabía!-
-¡¡CALLATE!!-
-¡¡OTRA VEZ!! JAJAJAJAJAJA!!! (la vuelvo a señalar)
-¿Cuál es tu problema?-
(Le señalo el escrito en la pared del tren) - ESE es mi problema-
-¿Y qué te molesta a vos?-
-Me molesta que gente como usted rompa, ensucie y escriba el tren en el que viajo todos los días-
-¿Y qué querés que te diga yo?-
-Quiero que digas que sos una mala madre-
(la mina se horroriza) - ¿¿¿¿¿COOOOOMO TE VOY A DECIR ESOOOOO????? ¿¿¿¿POR QUÉ TE TENGO QUE DECIR ESO????
-Yo no dije que TIENE que decirlo, usted me preguntó qué es lo que yo quería. A veces quiero helado, a veces quiero dormir una siesta. Ahora, en este momento yo quiero que usted diga eso-
-Si no estuviera en el tren, ¿sabés lo que haría?-
-¿qué?-
-¿¿sabés lo que haria??-
- No, ¿qué?-
-¡¡Te agarraría de las mechas y te rompería la cara!!-
-¡Guaaaaaaau, qué elocuencia, señora!-
-Maleducada de mierda!-
-No, usted observe. Mis hijos no están enfrente mío, y yo no la estoy amenazando. Sus hijos sí están enfrente suyo, y usted sí me está amenazando-
(me hace un gesto de "¡andá!" con la mano)
-Lo mismo le digo, señora (le hago el mismo gesto)
Unos segundos de silencio
-Loca de mierda-
-¡¡Ya está, la discusión terminó, mujer!! ¿es que acaso no sabés terminar una discusión? CALLATE-
-¿¿Y QUIEN SOS VOS PARA DECIRME QUE ME CALLE??-
-La misma que es usted para decirme a mí que me calle-
-Mirá, pendeja de mierda, tenés que lavarte la boca antes de hablar con personas más grandes que vos!-
-O sea, con viejas-
(la cara de la mina se transforma) -¡¡VOS TENÉS QUE VOLVER A NACER!!-
-¿Sí? ¿Cómo se hace?-
-¿¿SABES LO QUE TENÉS QUE HACER??-
-A ver, ¿qué?-
-¡Tenés que ir y decirle a la PUTA y REPUTÍSIMA madre que te parió, a esa PUTA de mierda que te vuelva a educar!-
-Ok, yo le digo "mami, doña Pepita de Moreno me dijo que sos una puta y que me vuelvas a educar"-
-¡¡Sí, decile!!-
-Sí, le voy a decir. Lo voy a filmar y lo voy a subir a youtube así usted lo ve y se queda tranquila.-
-Seee.... seeee...-
-Listo- (y me doy vuelta)
-¿¿Sabés que sos??-
-A ver... ¿ahora qué?-
-¿¿¿Sabés que sos???-
-¿Qué, a ver, qué soy?-
-SOS UNA....!!!- (Pensando una súper palabra que me deje seca)-
-¿Sí?-
-SOS UNAAAA..!!!- (Sigue pensando)
-¿Ajá...? La escucho, ¿qué soy?-
-Sos una... MALPARIDA!!!!-
-(Fingiendo horror) OOOOOHHH!!!-
-ESO SOS, SOS UNA MALPARIDA!!!-
-¿Sabe qué? Tiene razón, soy una malparida, porque nací por cesárea. Soy tan malparida, que ni pude ser parida-
-(indignada) JAAAA!! JAAA!! QUE GRACIOSA!!-
-Gracias, señora, gracias-
-Si no estuvieramos en el tren, ya te hubiera bajado todos los dientes-
-¿Ve? ¿ve como es? Usted me quiere amedrentar amenazándome físicamente porque sabe que con la palabra no me puede intimidar, porque sólo conoce dos palabras "callate" y "mal parida" y fíjese que en todo este tiempo yo jamás la insulté, en cambio usted a mí sí, y eso le demusestra que usted no tiene vocabulario.-
-Sí, claro, por eso los tratás de drogones a los chicos- (acota la otra)
-¿¿Y yo CUANDO les dije drogones a los chicos??-
-Al principio, vos les dijistes drogones!!-
-Yo jamás les dije esa palabra, para empezar porque "drogón" ni siquiera es una palabra.
-¡¡Sí, vos les dijistes eso, después te olvidastes!!-
-Sí, es que de las cosas que jamás dije me suelo olvidar. Como que me gustaría pasar las vacaciones en la luna... que me gusta comer queso agrio...-
-¿Tanto te molesta que hayan escrito?-
-Sí, tanto me molesta-
-Bueno, escribieron.... ¿y qué? ¡Borralo vos!-
-Oh, entiendo como funciona su lógica: "vos mataste a mi marido!" "¿y qué? ¡Andá a la cárcel vos!" "¡¡Esos hombres le robaron a esa muchacha!!" "¿y qué? ¡Devolvele la plata vos!"
-Bueno, si te molesta que escriban o que ensucien, andate a vivir a otro país!!!!!! ESTO ES AR-GEN-TI-NA (dice de nuevo la primera vieja. El viejo del principio que ya me venía haciendo gestos de "dejala, es una loca" abrió los ojos y me miró indignado como diciéndome "¡¡decile algo!!")
-AaaaaAAaaah, claro! ¿escucharon todos? Los que quieran vivir en una sociedad justa, en las que todos nos respetemos y funcionemos como seres humanos decentes y dignos, se tienen que ir a otro país en lugar de luchar porque las cosas cambien. Porque la mierda de la sociedad no es la gente, es la TIERRA... ¡vámonos todos a Japón!-
(como la conversación se estaba tornando demasiado violenta por parte de la mina, me bajé en Paso del Rey en lugar de bajarme en Moreno. Mientras espero que el tren frene, la vieja sigue).
-Que pendeja de mierda... dejala, dejala que debe ser una drogadicta (se dicen entre ellas)-
-Bueno, gracias señora, hacía mucho que no tenía una pelea tan divertida en el tren-
-Callaaate... seguro que vos callejeás y te pagan por eso-
-Seee... a eso de las 7.30, 8 de la mañana me encuentra en cualquier callejón, señora, sí...-
(entre ellas)- nooo, que va a tener hijos ésta, si es una drogadicta, si es una callejera, es una puta, ¿que va a tener hijos?-
(mientras se abre la puerta le digo)- No, señora, no puedo tener hijos porque vendí mi útero para comprar ¡¡¡¡DROGASSSSSSS!!!!-
Y me bajé a las carcajadas.
Toda mi vida fui con la amabilidad por todos lados, siempre correcta, siempre "por favor, gracias y permiso", por UNA VEZ en la vida estuvo bueno decir realmente lo que quería decir, y me desahogué completamente. Siento que me descargué una mochila pesadísima, y ojalá que no vuelva a pasar.
Sí, tengo algo de miedo de que esté loca de verdad, se acuerde de mi cara y me pegue un palazo cuando esté durmiendo en el tren.
Pero ¿quién me quita lo bailado?
Fue una de las discusiones más divertidas que haya tenido en mi vida, y no podía parar de reirme.
Aclaración, "la vieja" tendría unos 50 años. Pasa que cuando uno es choto a esa edad, no es señor/señora, sino viejo/vieja.
Suben en Morón esta vieja, otra mina y dos nenes de 10 u 11 años, aproximadamente. En Ituzaingó se desocupan cuatro asientos. Las minas se sientan juntas, y los nenes (dos filas más adelante) se sientan juntos. En eso uno de los nenes saca un fibrón, y empieza a escribir en tren.
Un viejo que estaba en la fila de atrás de los chicos (es decir, estaba entre los chicos y las madres) pone cara de indigado y abre la boca como para decir algo. Pero la cierra y mira para la ventana. Luego, vuelve a mirar a los chicos indignado, abre la boca, la cierra, la abre... la cierra, los mira. Yo pensaba "dale, viejo, dale, deciles algo y yo te defiendo! dale, viejo!". Hasta que por fin, el viejo les dice "¿por qué están escribiendo eso? ¡qué maleducados! ¿no se dan cuenta?". Pero lo dijo medio despacio. Así que me acerqué y les dije a los chicos "¿ustedes escribieron eso? ¿por qué?" me miraron con cara de terror, entonces les dije "está muy mal ensuciar así algo que es de todos, y esto se los digo porque tienen que aprender de chicos a respetar las cosas que son de todos". Las madres saltan "¿qué? ¿qué están haciendo?" y el viejo les explica. Las minas ponen cara de "aaay, estos chicos son terribles" y siguien hablando como si nada.
El viejo las increpa: "¿cómo ellos no van a hacer ese tipo de cosas si ustedes no les dan ni bola?"
Le digo "nooo, claaaaro, si son cosas de chiiiicos!"
Ahí empezó la vieja:
-¿Qué querés decir?-
-Quiero decir que los chicos escriben las paredes del tren porque vos no les enseñás que eso está mal-
-Bueno, pero no es culpa de ellos, son chicos!-
-Yo no digo que sea culpa de ellos, digo que es culpa tuya-
-Bueno, neniiita, callate-
-Oh... oh, señora, ¡qué intimidante es usted! ¡me callo! ¡me callo ahora mismo!- ( digo mientras me tapo la cara y le pongo cara de miedo. El viejo se ríe)
-Cuando tengas hijos te vas a dar cuenta que no es tan fácil, y ojalá que tengas hijos tan buenos como ellos, que son DEPORTISTAS, no como vos, que según veo sos una drogadicta- (mientras me mira de arriba a abajo)
-¡¡¡SEEEE!!! ¡¡¡SOY DROGADIIIICTA!!! (le muestro mis brazos) ¡¡HEROÍNA, ME INYECTO HEROÍNA!!
-Bueno, pero ellos encontraron el fibrón y se pusieron a boludear, no los estabamos mirando- (dice la otra)
-¿cómo no vas a estar mirando a tus hijos?-
-Calláte-
-Ay, bueno, me callo, yo voy a hacer lo que usted quiera, disculpe-
-¡Ay, calláte!-
-Sí, me callo ahora mismo-
-¡¡Pero calláte!!-
-¿Sabe alguna otra palabra? Le presto un diccionario si quiere-
-¡¡Ay, pendeja, callate!!-
-Aaaaah, ahí la dijo otra vez!!! JAJAJAJAJA!!! (mientras la señalo)
-TARADA!-
-Aaaaah, o sea que otra palabra se sabía!-
-¡¡CALLATE!!-
-¡¡OTRA VEZ!! JAJAJAJAJAJA!!! (la vuelvo a señalar)
-¿Cuál es tu problema?-
(Le señalo el escrito en la pared del tren) - ESE es mi problema-
-¿Y qué te molesta a vos?-
-Me molesta que gente como usted rompa, ensucie y escriba el tren en el que viajo todos los días-
-¿Y qué querés que te diga yo?-
-Quiero que digas que sos una mala madre-
(la mina se horroriza) - ¿¿¿¿¿COOOOOMO TE VOY A DECIR ESOOOOO????? ¿¿¿¿POR QUÉ TE TENGO QUE DECIR ESO????
-Yo no dije que TIENE que decirlo, usted me preguntó qué es lo que yo quería. A veces quiero helado, a veces quiero dormir una siesta. Ahora, en este momento yo quiero que usted diga eso-
-Si no estuviera en el tren, ¿sabés lo que haría?-
-¿qué?-
-¿¿sabés lo que haria??-
- No, ¿qué?-
-¡¡Te agarraría de las mechas y te rompería la cara!!-
-¡Guaaaaaaau, qué elocuencia, señora!-
-Maleducada de mierda!-
-No, usted observe. Mis hijos no están enfrente mío, y yo no la estoy amenazando. Sus hijos sí están enfrente suyo, y usted sí me está amenazando-
(me hace un gesto de "¡andá!" con la mano)
-Lo mismo le digo, señora (le hago el mismo gesto)
Unos segundos de silencio
-Loca de mierda-
-¡¡Ya está, la discusión terminó, mujer!! ¿es que acaso no sabés terminar una discusión? CALLATE-
-¿¿Y QUIEN SOS VOS PARA DECIRME QUE ME CALLE??-
-La misma que es usted para decirme a mí que me calle-
-Mirá, pendeja de mierda, tenés que lavarte la boca antes de hablar con personas más grandes que vos!-
-O sea, con viejas-
(la cara de la mina se transforma) -¡¡VOS TENÉS QUE VOLVER A NACER!!-
-¿Sí? ¿Cómo se hace?-
-¿¿SABES LO QUE TENÉS QUE HACER??-
-A ver, ¿qué?-
-¡Tenés que ir y decirle a la PUTA y REPUTÍSIMA madre que te parió, a esa PUTA de mierda que te vuelva a educar!-
-Ok, yo le digo "mami, doña Pepita de Moreno me dijo que sos una puta y que me vuelvas a educar"-
-¡¡Sí, decile!!-
-Sí, le voy a decir. Lo voy a filmar y lo voy a subir a youtube así usted lo ve y se queda tranquila.-
-Seee.... seeee...-
-Listo- (y me doy vuelta)
-¿¿Sabés que sos??-
-A ver... ¿ahora qué?-
-¿¿¿Sabés que sos???-
-¿Qué, a ver, qué soy?-
-SOS UNA....!!!- (Pensando una súper palabra que me deje seca)-
-¿Sí?-
-SOS UNAAAA..!!!- (Sigue pensando)
-¿Ajá...? La escucho, ¿qué soy?-
-Sos una... MALPARIDA!!!!-
-(Fingiendo horror) OOOOOHHH!!!-
-ESO SOS, SOS UNA MALPARIDA!!!-
-¿Sabe qué? Tiene razón, soy una malparida, porque nací por cesárea. Soy tan malparida, que ni pude ser parida-
-(indignada) JAAAA!! JAAA!! QUE GRACIOSA!!-
-Gracias, señora, gracias-
-Si no estuvieramos en el tren, ya te hubiera bajado todos los dientes-
-¿Ve? ¿ve como es? Usted me quiere amedrentar amenazándome físicamente porque sabe que con la palabra no me puede intimidar, porque sólo conoce dos palabras "callate" y "mal parida" y fíjese que en todo este tiempo yo jamás la insulté, en cambio usted a mí sí, y eso le demusestra que usted no tiene vocabulario.-
-Sí, claro, por eso los tratás de drogones a los chicos- (acota la otra)
-¿¿Y yo CUANDO les dije drogones a los chicos??-
-Al principio, vos les dijistes drogones!!-
-Yo jamás les dije esa palabra, para empezar porque "drogón" ni siquiera es una palabra.
-¡¡Sí, vos les dijistes eso, después te olvidastes!!-
-Sí, es que de las cosas que jamás dije me suelo olvidar. Como que me gustaría pasar las vacaciones en la luna... que me gusta comer queso agrio...-
-¿Tanto te molesta que hayan escrito?-
-Sí, tanto me molesta-
-Bueno, escribieron.... ¿y qué? ¡Borralo vos!-
-Oh, entiendo como funciona su lógica: "vos mataste a mi marido!" "¿y qué? ¡Andá a la cárcel vos!" "¡¡Esos hombres le robaron a esa muchacha!!" "¿y qué? ¡Devolvele la plata vos!"
-Bueno, si te molesta que escriban o que ensucien, andate a vivir a otro país!!!!!! ESTO ES AR-GEN-TI-NA (dice de nuevo la primera vieja. El viejo del principio que ya me venía haciendo gestos de "dejala, es una loca" abrió los ojos y me miró indignado como diciéndome "¡¡decile algo!!")
-AaaaaAAaaah, claro! ¿escucharon todos? Los que quieran vivir en una sociedad justa, en las que todos nos respetemos y funcionemos como seres humanos decentes y dignos, se tienen que ir a otro país en lugar de luchar porque las cosas cambien. Porque la mierda de la sociedad no es la gente, es la TIERRA... ¡vámonos todos a Japón!-
(como la conversación se estaba tornando demasiado violenta por parte de la mina, me bajé en Paso del Rey en lugar de bajarme en Moreno. Mientras espero que el tren frene, la vieja sigue).
-Que pendeja de mierda... dejala, dejala que debe ser una drogadicta (se dicen entre ellas)-
-Bueno, gracias señora, hacía mucho que no tenía una pelea tan divertida en el tren-
-Callaaate... seguro que vos callejeás y te pagan por eso-
-Seee... a eso de las 7.30, 8 de la mañana me encuentra en cualquier callejón, señora, sí...-
(entre ellas)- nooo, que va a tener hijos ésta, si es una drogadicta, si es una callejera, es una puta, ¿que va a tener hijos?-
(mientras se abre la puerta le digo)- No, señora, no puedo tener hijos porque vendí mi útero para comprar ¡¡¡¡DROGASSSSSSS!!!!-
Y me bajé a las carcajadas.
Toda mi vida fui con la amabilidad por todos lados, siempre correcta, siempre "por favor, gracias y permiso", por UNA VEZ en la vida estuvo bueno decir realmente lo que quería decir, y me desahogué completamente. Siento que me descargué una mochila pesadísima, y ojalá que no vuelva a pasar.
Sí, tengo algo de miedo de que esté loca de verdad, se acuerde de mi cara y me pegue un palazo cuando esté durmiendo en el tren.
Pero ¿quién me quita lo bailado?
a las
10:25
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24/9/10
Patmaternidad
Pienso que los seres humanos deberíamos ser estériles por defecto. Deberíamos venir de fábrica sin la posibilidad de tener hijos.
Luego de un extensísimo proceso burocrático, se nos debería conceder la posibilidad de tener la fertilidad, válido por 1 o por 2 veces, depende nuestro pedido.
El proceso burocrático consistiría en, además de papeles, una serie pruebas extremas. Si la prueba se falla, la fertilidad no se le concede y no puede volver a hacer el pedido hasta dentro de cierta cantidad de tiempo, dependiendo de cómo le fue en la prueba: se le da a la persona un muñeco realista con forma de bebé y se lo sube a un colectivo.
Por todos lados hay inspectores mirando todos sus movimientos;
Estas pruebas son realmente importantes. Además de ver casi todos los días a niños malcriados, veo a padres irresponsables que atentan contra la seguridad de sus hijos.
Suben con un bebé en brazos y se quedan esperando que les den el asiento. He sido testigo de una mujer que cayó al suelo con una criatura de dos o tres meses, por una frenada repentina del colectivo. La mujer lloraba y decía "¡¡es culpa de ustedes, porque no me dieron el asiento!!".
NO. ES CULPA TUYA. Es culpa tuya por no creer que la vida de tu hijo vale una confrontación con un desconocido.
También ví a mujeres embarazadas poniéndose junto a toda la gente que está por subir al tren, y luego se queda porque la empujan. ¿No vale la vida de tu hijo esperar unos momentos, subirte después del malón y reclamar el asiento correspondiente?
Me pasó de ver también a padres idiotas que apenas el tren está llegando a la estación, se levantan y hacen equilibrio con su crío en brazos. Una vez, el tren pegó una fuerte frenada para detenerse y unos casi se caen con un bebé recién nacido en brazos. Se miraron y se rieron. ¡¡NO ES GRACIOSO!! ¡LA CABEZA DE TU BEBÉ TIENE LA RESISTENCIA DE UNA PELOTA DE PLAYA! ¡PODRÍA MORIRSE! ¿Es graciosa la posibilidad de ver la masa encefálica de tu hijo chorreada por el tren? No los entiendo...
Seguría contando de qué se tratan las siguientes pruebas, pero tanto pensar en idiotas y en niños hizo que me doliera la cabeza.
Luego de un extensísimo proceso burocrático, se nos debería conceder la posibilidad de tener la fertilidad, válido por 1 o por 2 veces, depende nuestro pedido.
El proceso burocrático consistiría en, además de papeles, una serie pruebas extremas. Si la prueba se falla, la fertilidad no se le concede y no puede volver a hacer el pedido hasta dentro de cierta cantidad de tiempo, dependiendo de cómo le fue en la prueba: se le da a la persona un muñeco realista con forma de bebé y se lo sube a un colectivo.
Por todos lados hay inspectores mirando todos sus movimientos;
- Si la persona se queda parada, no hay hijo por un año.
- Si la persona se queda parada con cara de idiota, no hay hijo por 6 años.
- Si la persona se queda parada con cara de "pobrecita", no hay hijo por 3 vidas.
- Si la persona reclama un asiento aleatorio, no hay hijo por 6 meses.
- Si la persona reclama el asiento reservado, pasa a la segunda prueba.
- Si la persona se levanta inmediatamente, no hay hijo por un año
- Si la persona se levanta apenas el tren se detiene, no hay hijo por tres años.
- Si la persona se levanta luego de que el tren se ha detenido completamente, pasa a la tercera prueba.
- Si la persona le dice "bueno, vamos", no hay hijo por 3 meses.
- Si la persona le dice "CALLATE!!!!!!" no hay hijo por 6 meses.
- Si la persona le compra algo para que coma y se calle, no hay hijo por un año.
- Si la persona le dice con autoridad que se calle, y el niño intimidado le hace caso, pasa a la cuarta prueba.
Estas pruebas son realmente importantes. Además de ver casi todos los días a niños malcriados, veo a padres irresponsables que atentan contra la seguridad de sus hijos.
Suben con un bebé en brazos y se quedan esperando que les den el asiento. He sido testigo de una mujer que cayó al suelo con una criatura de dos o tres meses, por una frenada repentina del colectivo. La mujer lloraba y decía "¡¡es culpa de ustedes, porque no me dieron el asiento!!".
NO. ES CULPA TUYA. Es culpa tuya por no creer que la vida de tu hijo vale una confrontación con un desconocido.
También ví a mujeres embarazadas poniéndose junto a toda la gente que está por subir al tren, y luego se queda porque la empujan. ¿No vale la vida de tu hijo esperar unos momentos, subirte después del malón y reclamar el asiento correspondiente?
Me pasó de ver también a padres idiotas que apenas el tren está llegando a la estación, se levantan y hacen equilibrio con su crío en brazos. Una vez, el tren pegó una fuerte frenada para detenerse y unos casi se caen con un bebé recién nacido en brazos. Se miraron y se rieron. ¡¡NO ES GRACIOSO!! ¡LA CABEZA DE TU BEBÉ TIENE LA RESISTENCIA DE UNA PELOTA DE PLAYA! ¡PODRÍA MORIRSE! ¿Es graciosa la posibilidad de ver la masa encefálica de tu hijo chorreada por el tren? No los entiendo...
Seguría contando de qué se tratan las siguientes pruebas, pero tanto pensar en idiotas y en niños hizo que me doliera la cabeza.
a las
9:47
17/9/10
De cómo ser felíz en Capital en 10 simples pasos
1) Ver un auto estacionado bloqueando una rampa para discapacitados.
2) Ver una grúa acercarse a subsodicho auto.
3) Ver como se llevan el auto.
4) Ver al dueño del auto gritando "¡¡NOOOO, NOOOOO, MI AUTO, MI AUTOOOO!!" con una bolsa de media lunas recién compradas en la mano.
5) Ver como la grúa se va igual.
6) Ver al dueño tirando las medialunas al piso y corriendo detrás de la grúa gritando "¡¡¡NOOOO, NOOOOOO!!!".
7) Ver como el que maneja la grúa se detiene a hablar con el dueño del auto, quien dice cosas como "pero fue un segundo nada más", "pero lo dejé un ratito" y "voy a llegar tarde al laburo".
8) Ver como se llevan el auto igual.
9) Ver al dueño del auto gritando "HIJOS DE PUTAAAAAAAAAAAA!!" mientras llora de la bronca.
10) Ver como a veces sí hay justicia y un desinteresado de los demás obtiene su merecido.
2) Ver una grúa acercarse a subsodicho auto.
3) Ver como se llevan el auto.
4) Ver al dueño del auto gritando "¡¡NOOOO, NOOOOO, MI AUTO, MI AUTOOOO!!" con una bolsa de media lunas recién compradas en la mano.
5) Ver como la grúa se va igual.
6) Ver al dueño tirando las medialunas al piso y corriendo detrás de la grúa gritando "¡¡¡NOOOO, NOOOOOO!!!".
7) Ver como el que maneja la grúa se detiene a hablar con el dueño del auto, quien dice cosas como "pero fue un segundo nada más", "pero lo dejé un ratito" y "voy a llegar tarde al laburo".
8) Ver como se llevan el auto igual.
9) Ver al dueño del auto gritando "HIJOS DE PUTAAAAAAAAAAAA!!" mientras llora de la bronca.
10) Ver como a veces sí hay justicia y un desinteresado de los demás obtiene su merecido.
a las
8:14
13/9/10
El subte
Para llegar a mi trabajo tomo un colectivo, el tren y un subte.
Por eso, al comparar, me dí cuenta que el subte es el medio de transporte más extraño de Buenos Aires.
Entrar a una estación de subte es como atravesar una suerte de barrera espacio-temporal.
Todos entran corriendo muy apurados, como si la vida se les estuviera escapando. Bajan las escaleras corriendo desesperados y apenas escuchan un zumbido, creen que es el subte y corren más rápido aún. Atropellan a otras personas, bebés, perros y manicuros.
Olvidan como suenan las cosas y cómo darse cuenta de dónde vienen los sonidos.
Si escuchan un auto o un camión que pasó por la avenida que está arriba; creen que es el subte.
Si escuchan el subte que va para el otro lado; creen que es el subte que ellos esperan.
Si mientras llegan al andén escuchan "puuuup", puertas que se cierran y un subte que acelera; creen que el subte acaba de llegar y corren.
Es increible, pero mientras se espera que llegue el tren, todos tienen mentalidad de ovejas. Esto cambia cuando el subte llega y la mentalidad de todos los pasajeros cambia de oveja a abeja; todos corren hacia las puertas. El subte que va desacelerando lentamente se ve acompañado de un menjunje de gente que camina a la par de las puertas. Luego de un confuso episodio, los que tenían que salir salen y los que tenían que entrar, entran. Pero no es tan simple. No, no, no. Aquí es cuando vemos que la mentalidad cambia nuevamente; de abeja a gato. Los gatos pueden maullar, llorar y rasguñar la puerta que quieren que se abra. Pueden estar horas maullando para entrar. Pero cuando uno les abre, se quedan quietos, como si no quisieran entrar. Luego de unos segundos de vacilación, entran tranquilos y despaciiito. Los que tienen que entrar al subte, de golpe se olvidan de lo apurados que estaban, y entran al vagón con cara de drogado en recuperación, despacito y con calma, como si no hubiera gente esperando para entrar antes de que las puertas se cierren de prepo.
Dentro del subte puede suceder que esté tan lleno de gente, que nadie se pueda acomodar en ningún lado; es un mar de gente, y mientras uno tiene que estar atento a que ninguna mano no deseada entre en nuestros bolsillos, a que nadie nos toque más de lo necesario, y a poder respirar lo suficiente como para poder mantener la conciencia, tenemos que soportar el brazo de algún bobo en el medio de nuestra cara, que trata de sostenerse de cualquier cosa que parezca segura, sin darse cuenta que es una masa compacta de personas y no podíamos caernos aunque quisiéramos.
Siempre hay uno que no está acostumbrado a viajar, y uno puede reconocerlo porque tiene cara de sufrimiento, cada tanto cierra los ojos como si estuviera agonizando. Además, cuando mucha gente baja en una estación, este personaje suspira aliviado y se acomoda tranquilo, sin darse cuenta que están por subir dos veces la cantidad de pasajeros que acaba de bajar.
Una cosa que jamás voy a entender dentro del subte, es el porqué la gente de golpe parece interesada en si bajamos o no. Aunque el subte no esté tan lleno, el que quiere bajar empieza en la anterior estación a preguntarle a todos "¿baja?", "¿baja en la que viene?", "¿bajás?", "¿baja?". Yo siempre trato de tener puestos los auriculares para este momento (aunque no esté escuchando nada de música), así la gente cree que no les contesto porque no los escucho, y no porque no quiero responderles a su pregunta estúpida. En 8 meses que viajo todos los días en subte, jamás pregunté si "¿baja?" y nunca me pasé de estación. Si se abre la puerta y la persona que está enfrente tuyo no sale, le pedís permiso y salís, no es la gran cosa...
"¿Bajás?" me pregunta una señora. Hola!!! Estoy de espaldas a la puerta, más o menos lejos y estoy mirando un cartel de publicidad de Telefónica! ¿Parece que voy a bajar, señora?
¿Por qué en el subte se pierde la capacidad de razonar?
Finalmente salimos de la estación y la gente se vuelve a transformar en lo que era: un oficinista, un obrero, una mina que pasa caminando...
Yo no puedo evitar quedarme junto a la entrada a la estación a reflexionar sobre las mutaciones observadas.
Dan miedo.
Por eso, al comparar, me dí cuenta que el subte es el medio de transporte más extraño de Buenos Aires.
Entrar a una estación de subte es como atravesar una suerte de barrera espacio-temporal.
Todos entran corriendo muy apurados, como si la vida se les estuviera escapando. Bajan las escaleras corriendo desesperados y apenas escuchan un zumbido, creen que es el subte y corren más rápido aún. Atropellan a otras personas, bebés, perros y manicuros.
Olvidan como suenan las cosas y cómo darse cuenta de dónde vienen los sonidos.
Si escuchan un auto o un camión que pasó por la avenida que está arriba; creen que es el subte.
Si escuchan el subte que va para el otro lado; creen que es el subte que ellos esperan.
Si mientras llegan al andén escuchan "puuuup", puertas que se cierran y un subte que acelera; creen que el subte acaba de llegar y corren.
Es increible, pero mientras se espera que llegue el tren, todos tienen mentalidad de ovejas. Esto cambia cuando el subte llega y la mentalidad de todos los pasajeros cambia de oveja a abeja; todos corren hacia las puertas. El subte que va desacelerando lentamente se ve acompañado de un menjunje de gente que camina a la par de las puertas. Luego de un confuso episodio, los que tenían que salir salen y los que tenían que entrar, entran. Pero no es tan simple. No, no, no. Aquí es cuando vemos que la mentalidad cambia nuevamente; de abeja a gato. Los gatos pueden maullar, llorar y rasguñar la puerta que quieren que se abra. Pueden estar horas maullando para entrar. Pero cuando uno les abre, se quedan quietos, como si no quisieran entrar. Luego de unos segundos de vacilación, entran tranquilos y despaciiito. Los que tienen que entrar al subte, de golpe se olvidan de lo apurados que estaban, y entran al vagón con cara de drogado en recuperación, despacito y con calma, como si no hubiera gente esperando para entrar antes de que las puertas se cierren de prepo.
Dentro del subte puede suceder que esté tan lleno de gente, que nadie se pueda acomodar en ningún lado; es un mar de gente, y mientras uno tiene que estar atento a que ninguna mano no deseada entre en nuestros bolsillos, a que nadie nos toque más de lo necesario, y a poder respirar lo suficiente como para poder mantener la conciencia, tenemos que soportar el brazo de algún bobo en el medio de nuestra cara, que trata de sostenerse de cualquier cosa que parezca segura, sin darse cuenta que es una masa compacta de personas y no podíamos caernos aunque quisiéramos.
Siempre hay uno que no está acostumbrado a viajar, y uno puede reconocerlo porque tiene cara de sufrimiento, cada tanto cierra los ojos como si estuviera agonizando. Además, cuando mucha gente baja en una estación, este personaje suspira aliviado y se acomoda tranquilo, sin darse cuenta que están por subir dos veces la cantidad de pasajeros que acaba de bajar.
Una cosa que jamás voy a entender dentro del subte, es el porqué la gente de golpe parece interesada en si bajamos o no. Aunque el subte no esté tan lleno, el que quiere bajar empieza en la anterior estación a preguntarle a todos "¿baja?", "¿baja en la que viene?", "¿bajás?", "¿baja?". Yo siempre trato de tener puestos los auriculares para este momento (aunque no esté escuchando nada de música), así la gente cree que no les contesto porque no los escucho, y no porque no quiero responderles a su pregunta estúpida. En 8 meses que viajo todos los días en subte, jamás pregunté si "¿baja?" y nunca me pasé de estación. Si se abre la puerta y la persona que está enfrente tuyo no sale, le pedís permiso y salís, no es la gran cosa...
"¿Bajás?" me pregunta una señora. Hola!!! Estoy de espaldas a la puerta, más o menos lejos y estoy mirando un cartel de publicidad de Telefónica! ¿Parece que voy a bajar, señora?
¿Por qué en el subte se pierde la capacidad de razonar?
Finalmente salimos de la estación y la gente se vuelve a transformar en lo que era: un oficinista, un obrero, una mina que pasa caminando...
Yo no puedo evitar quedarme junto a la entrada a la estación a reflexionar sobre las mutaciones observadas.
Dan miedo.
a las
9:07
7/9/10
Dinero
Creo firmemente que los capitalienses deberían ganar hasta 3 veces más que los pueblerinos.
No sé como puede ser que a un diputado no se le ocurrió presentar el proyecto.
Antes de que los pueblerinos empiecen a protestar, explico: en Capital sale todo hasta 3 veces más caro, así que ¿cómo no van a ganar hasta 3 veces más dinero?
Para que me entiendan: el otro día fui a comprar unas pastillas Yapa, las cuales en Moreno salen 25 centavos. ¡Estaban a 50 centavos!
Las galletitas Frutigran salen 5,50... ¡En Moreno salen 4,40!
Igualmente el problema es en Once.
Para ir a comprar a la estación de Once primero hay que levantar las manos y rogar por nuestras vidas.
$1,50 un paquete de Yapas, $9 un paquete de Frutigran, $3 por un paquete de chicles Topline.
Ante la situación de verse obligado a pasar por en frente de un kiosco de la estación Once, tome los siguientes recaudos:
No sé como puede ser que a un diputado no se le ocurrió presentar el proyecto.
Antes de que los pueblerinos empiecen a protestar, explico: en Capital sale todo hasta 3 veces más caro, así que ¿cómo no van a ganar hasta 3 veces más dinero?
Para que me entiendan: el otro día fui a comprar unas pastillas Yapa, las cuales en Moreno salen 25 centavos. ¡Estaban a 50 centavos!
Las galletitas Frutigran salen 5,50... ¡En Moreno salen 4,40!
Igualmente el problema es en Once.
Para ir a comprar a la estación de Once primero hay que levantar las manos y rogar por nuestras vidas.
$1,50 un paquete de Yapas, $9 un paquete de Frutigran, $3 por un paquete de chicles Topline.
Ante la situación de verse obligado a pasar por en frente de un kiosco de la estación Once, tome los siguientes recaudos:
- Mantener la calma
- No mire al kiosquero a los ojos
- No pague dándoles el dinero en la mano; tirelo más o menos lejos, así usted puede alejarse corriendo cuando el asaltante va a buscarlo.
- En caso de disparos, tírese al piso boca abajo y espere a que se detengan.
- Ante la necesidad de comprar la Coca-Cola de 600ml a $8, realice la denuncia correspondiente luego de saciar su sed.
a las
9:00
1/9/10
Oh, dios..
En el Sarmiento (sí, ya sé, siempre hablo del Sarmiento y este blog debería llamarse "Relatos de una pueblerina en el Sarmiento", pero ¡no puedo evitar escribir sobre estas cosas!).
Como decía, en el Sarmiento siempre pasan diferentes personas vendiendo, o pidiendo dinero. Cada uno tiene un discurso diferente aunque en general se copian pequeñas frasecitas como "Sí, señora, señoro", "Para compartir, para gustar en el viaje" o incluso "5 centavos son una fortuna para mí".
Sin embargo hay un tipo que es diferente a todos. Es un tipo que va contando que él solía vender en el tren, pero que luego de enfermarse no pudo hacerlo más, y que por esa razón ahora se dedica a pedir. Hace analogías con una calesita que representa la vida, aunque nunca se le entiende el sentido, porque empieza a decir "y la vida es como una calesita, nosotros estamos arriba de ella, y podemos estudiar. Porque es como una gran vidriera llena de guardapolvos blancos, en la que nosotros miramos a nuestros hijos y nietos. Y en esta calesita estamos todos, entonces imagínese la calesita y a todos sus hijos, nietos, sobrinos. Siempre hay que estudiar"... ¿¿Y la calesita que tiene que ver??
En fin, no critico en mensaje que quiere darnos; estudiar, nunca rendirse ni bajar los brazos, aprender y enfrentar las adversidades. Muy bien, muy lindo, además es un tipo bastante simpático.
Lo malo es que en un punto del discurso dice algo como "porque yo sé que Dios ya ha hecho conmigo todo lo que quería".
Me horrorizo al escuchar esto y luego verlo: el hombre estaba en una silla de ruedas, apenas puede mover los brazos y habla con dificultad. Cuenta que solía ser una persona sin problemas físicos, pero luego de que "Dios hiciera todo lo que quería con él" quedó así.
¡Rayos! No pude más que imaginarme a Dios como una máquina de succionar personas; las mastica y las escupe en silla de ruedas.
¿No sería mejor decir algo como "cumplí todos mis propósitos en la vida", o "Tengo que agradecerle a Dios dejarme ser quien fui y quien soy" o algo más positivo?
Gente, algo que aprendí en el Sarmiento: ojo con Dios, que le agarra la loca y te manda una embolia que te deja vegetal.
Como decía, en el Sarmiento siempre pasan diferentes personas vendiendo, o pidiendo dinero. Cada uno tiene un discurso diferente aunque en general se copian pequeñas frasecitas como "Sí, señora, señoro", "Para compartir, para gustar en el viaje" o incluso "5 centavos son una fortuna para mí".
Sin embargo hay un tipo que es diferente a todos. Es un tipo que va contando que él solía vender en el tren, pero que luego de enfermarse no pudo hacerlo más, y que por esa razón ahora se dedica a pedir. Hace analogías con una calesita que representa la vida, aunque nunca se le entiende el sentido, porque empieza a decir "y la vida es como una calesita, nosotros estamos arriba de ella, y podemos estudiar. Porque es como una gran vidriera llena de guardapolvos blancos, en la que nosotros miramos a nuestros hijos y nietos. Y en esta calesita estamos todos, entonces imagínese la calesita y a todos sus hijos, nietos, sobrinos. Siempre hay que estudiar"... ¿¿Y la calesita que tiene que ver??
En fin, no critico en mensaje que quiere darnos; estudiar, nunca rendirse ni bajar los brazos, aprender y enfrentar las adversidades. Muy bien, muy lindo, además es un tipo bastante simpático.
Lo malo es que en un punto del discurso dice algo como "porque yo sé que Dios ya ha hecho conmigo todo lo que quería".
Me horrorizo al escuchar esto y luego verlo: el hombre estaba en una silla de ruedas, apenas puede mover los brazos y habla con dificultad. Cuenta que solía ser una persona sin problemas físicos, pero luego de que "Dios hiciera todo lo que quería con él" quedó así.
¡Rayos! No pude más que imaginarme a Dios como una máquina de succionar personas; las mastica y las escupe en silla de ruedas.
¿No sería mejor decir algo como "cumplí todos mis propósitos en la vida", o "Tengo que agradecerle a Dios dejarme ser quien fui y quien soy" o algo más positivo?
Gente, algo que aprendí en el Sarmiento: ojo con Dios, que le agarra la loca y te manda una embolia que te deja vegetal.
a las
9:47
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17/8/10
Falta de huevos
Descubrí cuál es mi problema acá en Capital y también en el Sarmiento; no tengo huevos.
Sí, lisa y llanamente y sin querer sonar guaranga, ese es mi problema; me faltan huevos.
Si llevara en la mochila... no sé... dos docenas de huevos, las cosas serían diferentes.
Auto que se estaciona bloqueando rampas para discapacitados: huevazo en el parabrisas.
Oficinista apurado que me empuja para pasar: huevazo en el maletincito.
Imaginen:
Entro a un kiosco de microcentro. Al ver al empleado le digo "hola". Ante su ausente respuesta, repito "HOLA". Al darme cuenta que no es sordo sino maleducado, espero a pagarle, abro la mochila, saco un huevo, se lo tiro en el medio de la cara, le doy las gracias y me marcho como una duquesa con mi paquete de Beldent.
Estoy en el tren, tranquila, cuando de golpe un idiota que escucha cumbia con su celular se sienta cerca mío: me levanto lentamente y con seriedad me acerco al subsodicho sujeto, con gran serenidad tomo el celular, lo abro, le saco la batería, aplasto un huevo en los conectores, pongo la batería nuevamente, lo cierro y antes de que el dueño me grite algo, le meto un huevo en la boca. Vuelvo a mi asiento, ahora ocupado por una señora paqueta, la miro por un segundo, abro mi mochila, saco un huevo, la señora dice "no, dejá, dejá" y me devuelve el asiento.
Voy caminando por Corrientes, dos turistas se me acercan y me preguntan con dificultad si les saco una foto, mientras sonríen. Les digo que sí, los hago posar y antes de disparar la foto, bajo la cámara, me acerco, y ante la cara de confusión de los turistas abro la mochila, saco un huevo y se los doy suavemente para que pose con ellos. Los japoneses sonríen y sale una bella foto de los tres, que luego me reenvían a mi correo electrónico.
Podría comprar los huevos y llevarlos en la mochila. Podría descubrir las situaciones que ameritan un huevo.
Podría, pero no tengo agallas.
Sí, lisa y llanamente y sin querer sonar guaranga, ese es mi problema; me faltan huevos.
Si llevara en la mochila... no sé... dos docenas de huevos, las cosas serían diferentes.
Auto que se estaciona bloqueando rampas para discapacitados: huevazo en el parabrisas.
Oficinista apurado que me empuja para pasar: huevazo en el maletincito.
Imaginen:
Entro a un kiosco de microcentro. Al ver al empleado le digo "hola". Ante su ausente respuesta, repito "HOLA". Al darme cuenta que no es sordo sino maleducado, espero a pagarle, abro la mochila, saco un huevo, se lo tiro en el medio de la cara, le doy las gracias y me marcho como una duquesa con mi paquete de Beldent.
Estoy en el tren, tranquila, cuando de golpe un idiota que escucha cumbia con su celular se sienta cerca mío: me levanto lentamente y con seriedad me acerco al subsodicho sujeto, con gran serenidad tomo el celular, lo abro, le saco la batería, aplasto un huevo en los conectores, pongo la batería nuevamente, lo cierro y antes de que el dueño me grite algo, le meto un huevo en la boca. Vuelvo a mi asiento, ahora ocupado por una señora paqueta, la miro por un segundo, abro mi mochila, saco un huevo, la señora dice "no, dejá, dejá" y me devuelve el asiento.
Voy caminando por Corrientes, dos turistas se me acercan y me preguntan con dificultad si les saco una foto, mientras sonríen. Les digo que sí, los hago posar y antes de disparar la foto, bajo la cámara, me acerco, y ante la cara de confusión de los turistas abro la mochila, saco un huevo y se los doy suavemente para que pose con ellos. Los japoneses sonríen y sale una bella foto de los tres, que luego me reenvían a mi correo electrónico.
Podría comprar los huevos y llevarlos en la mochila. Podría descubrir las situaciones que ameritan un huevo.
Podría, pero no tengo agallas.
a las
13:27
10/8/10
Sarmiento vs Ganado
Es muy común escuchar a la gente diciendo "¡pero acá se viaja como ganado!" haciendo referencia a la cantidad de gente que viaja parada (y apretada) en el tren Sarmiento.
Es una frase muy común y no está muy lejos de la realidad.
Es una frase muy común y no está muy lejos de la realidad.
- Las vacas viajan paradas, en el Sarmiento también (a excepción de algunas personas afortunadas que logran sentarse).
- Las vacas viajan todas juntas y a nadie le importa lo que las vacas piensen o sientan en ese momento, en el Sarmiento las personas viajan todas juntas y a nadie de la empresa le preocupa si nos descomponemos o estamos llegando tarde a nuestros trabajos.
- Cuando una vaca corre hacia el camión, todas corren hacia él también, de tal manera y con tanta bestialidad, que se les tiene que poner un corralito para que vayan una por una, en el Sarmiento cuando un idiota corre hacia adentro del tren, todos los idiotas también lo hacen, sólo que nadie les pone un corralito para pasar de a uno, porque la gente de TBA sabe que la manada de gente no pasaría de a uno lentamente, sino que saltarían el corralito, empujarían al que está pasando, pasarían por entre las rejas o cualquier otra cosa que implique adelantarse al otro y tener una historia de viveza para contarle a los amigos.
- A las vacas nadie les dice a donde van, como así a los pasajeros nadie les dice si el tren va sólo a Castelar o si llega hasta Moreno.
- Las vacas apestan, los pasajeros también lo hacen, a cigarrillo, a transpiración o a perro. Y si deciden ponerse perfume o desodorante, se echan todo el pote, igualmente apestoso y uno tiene que viajar inhalando los hedores putrefactos de un perfume diseñado para viejas que comen helado de naftalina.
- Las vacas defecan y orinan en el lugar donde viajan sin importales quién resulte afectado, y así se puede ver que en los pisos de los camiones hay una mezcla inmunda de todos los desechos orgánicos de todas las vacas del camión. En el tren los excrementos son el reguetón, la cumbia y el rock barato. La gente defeca estas heces auditivas desde los parlantes de sus celulares y se puede escuchar una hedionda mezcla de Callejeros con ritmo de cumbia mientras que dadi llanqui hace los coros.
- Las vacas van rumiando, los pasajeros van tomando mate.
- Las vacas dicen "mú", los pasajeros dicen "che, que frío" o "che, que calor".
- Y si bien las vacas son sacrificadas al final del viaje, a los pasajeros muchas veces no nos faltan ganas de sacrificarnos o sacrificar a alguien.
a las
7:48
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8/8/10
Desdichada pueblerina
-Hola Mechi, buen día, ¿Cómo viajaste?-
-Mal-
-Ah, ¿cómo va el laburo?-
----------------------------------------
-Hola Mechi, buen día, ¿Cómo viajaste?-
-Bien-
-¿Por qué? ¿qué pasó?-
-Tomé el 57-
-Ah.-
-Mal-
-Ah, ¿cómo va el laburo?-
----------------------------------------
-Hola Mechi, buen día, ¿Cómo viajaste?-
-Bien-
-¿Por qué? ¿qué pasó?-
-Tomé el 57-
-Ah.-
a las
7:39
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6/8/10
Basura
En Provincia suelen haber espacios reservados para la basura. Y con esto quiero decir que hay esquinas de terrenos baldíos en los que los vecinos deciden dejar sus desechos del hogar, y cada tanto ciertas cosas que no usan mas, como sillones, monitores, o los restos mortales de sus mascotas.
Claro, cada tanto aparece algo que, como bien dice la frase, "basura de unos, tesoro de otros", pero sucede muy rara vez.En general la gente de Provincia se aferra a su chatarra.
En Capital no es así, la basura casi-servible está en todas las esquinas de la Ciudad. Pero no porque la gente sea desinteresada y tire todo lo que pasó de moda; sino que está lleno de hoteles, oficinas multinacionales y demases empresas a las que les sobra el dinero y se manejan como se hace en EEUU; si hay algo mejor, se tira.
En Moreno si llego a ver un armario bueno, que sólo tiene saltada la pintura o roto un cajón, lo único que tengo que hacer es levantarlo o arrastrarlo como mucho 40 cuadras hasta mi casa. Sí, es un trabajo arduo, pero cuando uno es basurero, uno es basurero.
Microcentro es como un paraíso para los basureros; en las puertas de los hoteles suelen haber tantas cosas que a cualquier Almabasuril como yo llenan de regocijo. Un capitaliense promedio puede pasar al lado de cosas que deslumbrarían a cualquier Almabasuril sin siquiera mirarlo. Algún que otro capitaliense atento chusmea los tesoros sin detener su marcha y sacia de esta manera su poca sed de basura casi-servible. Y no hablo de basura en bolsas... no, no... hablo de cosas tan maravillosas como pizarrones casi nuevos, tablas de madera que podrían servir para algo algún día, muebles que se arreglan con un retapizado y varios clavos.
El otro día encontré un pequeño placard con estantes y cajones que estaba medio desclavado, una caja fuerte que tenía la puerta abierta, un sillón de computadora que no tenía nada y una pequeña cajonerita. Todo tirado en la esquina de un hotel.
Era temprano a la mañana, mis ojos se abrieron completamente y pronuncié un "aaaaaaa!!!!!!" reprimido y "para adentro". Comencé a frotarme las manos y a secarme la baba frente al gran tesoro mientras me preguntaba "¿por dónde empiezo?". Pero luego un bichito lleno de patas adentro mío llamado "lógica" me dijo que realmente no podía hacer nada, que no tenía dónde llevarlo en Capital, que vivo lejos y que nunca iba a poder llevarlo a Moreno.
Le dije "bueno, levanto lo que puedo, lo llevo a la oficina, lo dejo ahí---" y al toque me imaginé llevando un placard roto adentro del edificio, cruzar arrastrándolo a través del hall todo lustrado e impecable, pasándolo por el molinete de entrada, empujándolo dentro del ascensor y pasando mi mano a traves del agujero arreglable del placard para apretar el botón de mi piso... no, no tenía lógica. Peor cuando empecé a imaginarme la situación dentro del tren, yo con la silla, el placard y la cajonera entre los asientos y la caja fuerte en la tarima para poner bolsos, la gente diciéndome que vaya al furgón y yo contestando que no, porque ahí fuman y que odio el cigarrillo.
Ninguna situación tenía sentido.
Les deseé lo mejor y los abandoné. Cuando pasé de vuelta ya no estaban.
Es duro ser pueblerino en Capital.
Claro, cada tanto aparece algo que, como bien dice la frase, "basura de unos, tesoro de otros", pero sucede muy rara vez.En general la gente de Provincia se aferra a su chatarra.
En Capital no es así, la basura casi-servible está en todas las esquinas de la Ciudad. Pero no porque la gente sea desinteresada y tire todo lo que pasó de moda; sino que está lleno de hoteles, oficinas multinacionales y demases empresas a las que les sobra el dinero y se manejan como se hace en EEUU; si hay algo mejor, se tira.
En Moreno si llego a ver un armario bueno, que sólo tiene saltada la pintura o roto un cajón, lo único que tengo que hacer es levantarlo o arrastrarlo como mucho 40 cuadras hasta mi casa. Sí, es un trabajo arduo, pero cuando uno es basurero, uno es basurero.
Microcentro es como un paraíso para los basureros; en las puertas de los hoteles suelen haber tantas cosas que a cualquier Almabasuril como yo llenan de regocijo. Un capitaliense promedio puede pasar al lado de cosas que deslumbrarían a cualquier Almabasuril sin siquiera mirarlo. Algún que otro capitaliense atento chusmea los tesoros sin detener su marcha y sacia de esta manera su poca sed de basura casi-servible. Y no hablo de basura en bolsas... no, no... hablo de cosas tan maravillosas como pizarrones casi nuevos, tablas de madera que podrían servir para algo algún día, muebles que se arreglan con un retapizado y varios clavos.
El otro día encontré un pequeño placard con estantes y cajones que estaba medio desclavado, una caja fuerte que tenía la puerta abierta, un sillón de computadora que no tenía nada y una pequeña cajonerita. Todo tirado en la esquina de un hotel.
Era temprano a la mañana, mis ojos se abrieron completamente y pronuncié un "aaaaaaa!!!!!!" reprimido y "para adentro". Comencé a frotarme las manos y a secarme la baba frente al gran tesoro mientras me preguntaba "¿por dónde empiezo?". Pero luego un bichito lleno de patas adentro mío llamado "lógica" me dijo que realmente no podía hacer nada, que no tenía dónde llevarlo en Capital, que vivo lejos y que nunca iba a poder llevarlo a Moreno.
Le dije "bueno, levanto lo que puedo, lo llevo a la oficina, lo dejo ahí---" y al toque me imaginé llevando un placard roto adentro del edificio, cruzar arrastrándolo a través del hall todo lustrado e impecable, pasándolo por el molinete de entrada, empujándolo dentro del ascensor y pasando mi mano a traves del agujero arreglable del placard para apretar el botón de mi piso... no, no tenía lógica. Peor cuando empecé a imaginarme la situación dentro del tren, yo con la silla, el placard y la cajonera entre los asientos y la caja fuerte en la tarima para poner bolsos, la gente diciéndome que vaya al furgón y yo contestando que no, porque ahí fuman y que odio el cigarrillo.
Ninguna situación tenía sentido.
Les deseé lo mejor y los abandoné. Cuando pasé de vuelta ya no estaban.
Es duro ser pueblerino en Capital.
a las
7:57
2/8/10
Teorías
He notado que la gente tiene tendencias a crear teorías sobre todo lo que lo rodea.
No hablo de grandes científicos pensando sobre el mundo y lo desconocido, hablo de un tipo que vive en Ituzaingó con su madre y que piensa sobre por qué ese viejo guarda botellas en su bolso.
Siempre sus teorías tienen rasgos de tragedia, de dolor y de angustia.
Hace unos años, murió una concejal de Moreno. La Municipalidad entonces, colgó en el la puerta del Palacio una enorme corona de flores en homenaje a la difunta concejal. Pasé con el colectivo por la puerta, y una señora al ver las flores dijo "¿Y eso?", "No sé" le contesta otra señora. A la primera se le ilumina el cerebro y dice "¡¡Aaaah!! ¿Sabés que debe ser? Porque murió Sandro" (Sandro había muerto dos días atrás). "Ah, claro" dijo la otra vieja, y se sintieron conformes. Estoy segura que cuando llegaron a la casa le contaron a la familia "¿Sabés que en el Palacio Municipal colgaron una corona de flores por la muerte de Sandro?".
El otro día iba en el tren medio dormida y me despiertan los bocinazos del tren y una frenada abrupta. Abrí los ojos y llegué a ver a una vieja que cruzaba el paso a nivel distraída. No vió al tren que se acercaba, la gente le gritó pero ella estaba tan distraída que no los escuchó. Un hombre la agarró de los hombros y la detuvo. Si ella hubiera cruzado dos segundos después, la hubiera atropellado.
La señora se quedó shockeada y algo confundida.
Todo pasó en unos segundos, y alguien dentro del tren gritó "¡uy, agarró a alguien!". Todos los pasajeros con cara de preocupación y diciendo "¡¡OH, NO!!" se voltearon a la ventana mirando debajo de las ruedas, para observar el tan esperado cadáver destrozado.
Claro, que no había atropellado a nadie, y la gente tardó un poco en ver que la potencial víctima fue la señora, pero que no le pasó nada.
Luego de que los guardias de seguridad de TBA y la gente que pasaba por ahí comprobaran que la mujer estaba bien, el tren prosiguió la marcha (la culminación de esta comprobación fue un chino que pasó por ahí y al ver que todos estaban alrededor de la vieja paró, la miró de arriba a abajo y siguió caminando algo decepcionado por no haber visto la ausencia de algún miembro, o alguna viscera colgando de su abdomen).
Un hombre dentro del tren entonces dijo su teoría; "se ve que se quiso suicidar". Todos los pasajeros aceptaron esta teoría como propia mientras ponían cara de tristeza y empatía con la pobre suicida señora. Yo largué una carcajada, y todos me miraron con cara de "¿cómo te vas a reír de una pobre señora suicida?". Me dieron ganas de decirles: "¡¡YOOOOOO me quiero suicidar!!".
No hablo de grandes científicos pensando sobre el mundo y lo desconocido, hablo de un tipo que vive en Ituzaingó con su madre y que piensa sobre por qué ese viejo guarda botellas en su bolso.
Siempre sus teorías tienen rasgos de tragedia, de dolor y de angustia.
Hace unos años, murió una concejal de Moreno. La Municipalidad entonces, colgó en el la puerta del Palacio una enorme corona de flores en homenaje a la difunta concejal. Pasé con el colectivo por la puerta, y una señora al ver las flores dijo "¿Y eso?", "No sé" le contesta otra señora. A la primera se le ilumina el cerebro y dice "¡¡Aaaah!! ¿Sabés que debe ser? Porque murió Sandro" (Sandro había muerto dos días atrás). "Ah, claro" dijo la otra vieja, y se sintieron conformes. Estoy segura que cuando llegaron a la casa le contaron a la familia "¿Sabés que en el Palacio Municipal colgaron una corona de flores por la muerte de Sandro?".
El otro día iba en el tren medio dormida y me despiertan los bocinazos del tren y una frenada abrupta. Abrí los ojos y llegué a ver a una vieja que cruzaba el paso a nivel distraída. No vió al tren que se acercaba, la gente le gritó pero ella estaba tan distraída que no los escuchó. Un hombre la agarró de los hombros y la detuvo. Si ella hubiera cruzado dos segundos después, la hubiera atropellado.
La señora se quedó shockeada y algo confundida.
Todo pasó en unos segundos, y alguien dentro del tren gritó "¡uy, agarró a alguien!". Todos los pasajeros con cara de preocupación y diciendo "¡¡OH, NO!!" se voltearon a la ventana mirando debajo de las ruedas, para observar el tan esperado cadáver destrozado.
Claro, que no había atropellado a nadie, y la gente tardó un poco en ver que la potencial víctima fue la señora, pero que no le pasó nada.
Luego de que los guardias de seguridad de TBA y la gente que pasaba por ahí comprobaran que la mujer estaba bien, el tren prosiguió la marcha (la culminación de esta comprobación fue un chino que pasó por ahí y al ver que todos estaban alrededor de la vieja paró, la miró de arriba a abajo y siguió caminando algo decepcionado por no haber visto la ausencia de algún miembro, o alguna viscera colgando de su abdomen).
Un hombre dentro del tren entonces dijo su teoría; "se ve que se quiso suicidar". Todos los pasajeros aceptaron esta teoría como propia mientras ponían cara de tristeza y empatía con la pobre suicida señora. Yo largué una carcajada, y todos me miraron con cara de "¿cómo te vas a reír de una pobre señora suicida?". Me dieron ganas de decirles: "¡¡YOOOOOO me quiero suicidar!!".
a las
7:37
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27/7/10
Breve
Las Señoritas Capitalienses (y aquellas pueblerinas que tratan de imitarlas) son muy prácticas. A ellas les entra todo lo que necesitan para el día (e incluso la semana) en una pequeña carterita que llevarán colgando de su hombro.
Llevan todo, absolutamente todo en una carterita mínima; la pincita de depilar, el espejito, el delineador, el corrector de ojeras, el Angel Face, la lima de uñas, el celular, la billetera, la tarjeta de crédito, la de débito, un saquito por si baja la temperatura, los guantes, una revista por si se aburren, caramelos de menta, la constitución, etc, etc, etc. en una pequeña carterita...
...y en una bolsa.
Las capitalienses llevan todo siempre en una cartera Y en una bolsa (en general es una bolsa linda y nueva, de alguna tienda de ropa) y luego se jactan de que todo lo que necesitan está en esa pequeña carterilla.
Pero usted ya sabe, señor lector... ¡Son unas mentirosas!
Llevan todo, absolutamente todo en una carterita mínima; la pincita de depilar, el espejito, el delineador, el corrector de ojeras, el Angel Face, la lima de uñas, el celular, la billetera, la tarjeta de crédito, la de débito, un saquito por si baja la temperatura, los guantes, una revista por si se aburren, caramelos de menta, la constitución, etc, etc, etc. en una pequeña carterita...
...y en una bolsa.
Las capitalienses llevan todo siempre en una cartera Y en una bolsa (en general es una bolsa linda y nueva, de alguna tienda de ropa) y luego se jactan de que todo lo que necesitan está en esa pequeña carterilla.
Pero usted ya sabe, señor lector... ¡Son unas mentirosas!
a las
7:53
20/7/10
Pueblerina vs Ciudad
Al parecer todos alrededor mío se preocuparon por mí cuando escribí esta entrada: Ojo, no voy a hacer nada de lo que digo que quisiera hacer, y claramente estoy jugando con la exageración. Mi manera de descargarlo es justamente escribirlo, de esta manera las cosas salen de mi sistema y puedo seguir.
Dicho esto, la entrada original:
Estando todos los días en la ciudad me doy cuenta de algo; no sirvo para ella.
Es todo tan grande, hay tanta gente, que siento que debería volver a casa y quedarme allí encerrada mirando la tele y comiendo Doritos con Tholem con mi novio para siempre.
Estando en el subte, con gente corriendo de un lado para otro, siento que es demasiado para mi humilde alma. Deseo ser una ermitaña y coleccionar piedras de colores. Deseo estar viviendo en el campo, o en la costa con sólo el sonido del mar.
Siento todos los días que la ciudad me sobrepasa.
Y no, no es que yo, la probrecilla pueblerina se siente un venado entre leones, o un rinoceronte bebé entre una manada fuera de control.
Siento lo contrario.
Siento ganas de agarrar un lanzallamas y destrozar a todos los que estén a mi alrededor.
Siento ganas de decapitar con un hacha oxidada a todos aquellos que escuchan cumbia con el celular, hablan a los gritos por teléfonos o tienen hijos malcriados.
Siento una fuerza feroz que nace en mí, sed de sangre y deseos viscerales de gritar "¡¡muerte a los salvajes!!" mientras descargo toda mi ametralladora en:
Y hay más, pero la futura úlcera está buscándose un lugar estratégico en mi estómago, así que mejor paro y concentrémonos en cosas más tiernas...
Dicho esto, la entrada original:
Estando todos los días en la ciudad me doy cuenta de algo; no sirvo para ella.
Es todo tan grande, hay tanta gente, que siento que debería volver a casa y quedarme allí encerrada mirando la tele y comiendo Doritos con Tholem con mi novio para siempre.
Estando en el subte, con gente corriendo de un lado para otro, siento que es demasiado para mi humilde alma. Deseo ser una ermitaña y coleccionar piedras de colores. Deseo estar viviendo en el campo, o en la costa con sólo el sonido del mar.
Siento todos los días que la ciudad me sobrepasa.
Y no, no es que yo, la probrecilla pueblerina se siente un venado entre leones, o un rinoceronte bebé entre una manada fuera de control.
Siento lo contrario.
Siento ganas de agarrar un lanzallamas y destrozar a todos los que estén a mi alrededor.
Siento ganas de decapitar con un hacha oxidada a todos aquellos que escuchan cumbia con el celular, hablan a los gritos por teléfonos o tienen hijos malcriados.
Siento una fuerza feroz que nace en mí, sed de sangre y deseos viscerales de gritar "¡¡muerte a los salvajes!!" mientras descargo toda mi ametralladora en:
- Aquellos que reciben mensajes de texto cada dos segundos y tienen un ringtone exageradamente chillón (PONELO EN VIBRADOR, MALDITA SEA!!!)
- Los que para que los escuchen una manga de desconocidos gritan opiniones estúpidas y medicres sobre cualquier tema controversial creyéndose inteligentes y sagaces y lo único que hacen es repetir lo que escucharon en la tele o lo que dijo su prima La Pochola.
- Los que a su vez gritan chistes estúpidos y mediocres para que todo mundo los escuche (en mi trabajo tengo un compañero que hace eso, y lo anterior también. Desde el día uno que tengo ganas de extirparle un pulmón y dárselo a los perros. Imagino que morirá en la intervención quirúrgica, ya que no poseo conocimientos médicos como para poder hacerlo sin matarlo).
- Los adolescentes que aún creen que son especiales y diferentes a todos los demás, y andan abrazados y diciendo "aaaah reeeeeeeee" después de cada chiste sobre "la Pepita" que hagan ("La Pepita" es la amiga que está ausente, siempre hay una amiga que está ausente y a ella le sacan el cuero).
- Las madres que para calmar a sus bebés sacan en el medio del tren, subte o avenida una gigante teta llena de estrías.
- Los que no saben para donde ir en el subte cuando está todo llenísimo de gente y se quedan en el medio de todos, parados mientras miran los carteles que dicen "COMBINACIÓN CON LINEA C PARA ALLÁ --->" como si estuvieran escritos en arameo, y caminan dos pasos, paran, se dan vuelta, caminan dos pasos para atrás, paran, se dan vuelta. (¡¡¡Esperá en un costado a que salga toda la gente y te fijás tranquilo!!!).
- Los idiotas que toman mate en todos lados y se chorrean, chorrean a otros y detienen la marcha de golpe para cebarse mientras los que venían detrás de él se chocan todos. (Entiendo que te guste el mate, maldita sea, pero esperá a estar tranquilo para tomarlo!! O comprate uno de esos mates automáticos que no se ceban así no le hinchás las bolas a nadie!! No es algo que tenés que estar tomando constantemente porque te morís, no es insulina por amor de dios!!).
- Los que van paseando tranquilos y despacito, parando para señalar cosas que les llama la atención por pleno microcentro en hora pico.
- Los idiotas que en el tren preguntan a cada rato a alguien "¿Por dónde andamos?" o miran atentamente en cada estación a ver si ven un cartel que les diga qué estación es, a pesar de que bajan ¡en la última estación! (¿¿¿Tan difícil es relajarte y esperar a llegar a la última estación??? ¿¿Es que acaso sos tan idiota que no te vas a dar cuenta que el tren está parado hace diez minutos y que se bajaron todos los pasajeros?? ¿Es eso? ¿Es una completa inseguridad de tu inteligencia?).
- Las minas que pasean con su novio por Capital o viajan juntos en el tren y está todo el tiempo retándolo por todo: "no agarres eso", "¿por qué miraste para allá?", "¡callate!", "no seas bobo", "¡cortala!" (si tu novio te molesta tanto ¿¿¿¿para que diantres seguís llamándolo tu novio???? ¿¿¿Ni siquiera te interesa lo suficiente como para no humillarlo enfrente de todos??? ¿¿Es tan porquería que no merece ni tu respeto??)
- Los que nos dicen piropos carentes de originalidad como "hola herrrrmosa" aún cuando tenemos 6 kilos de ropa puesta, gorro, y la cara tapada hasta arriba de la nariz por la bufanda. (¿¿¿Como cuernos sabés si somos hermosas o no si no nos ves??? Ojalá que puedas ver la cara de orto que te pongo).
- Los chabones que se creen Superman y tratan de abrir las puertas del tren con las manos a pesar de que lo que las mantiene cerradas es un potente sistema neumático. A su vez tratan de cerrarlas pegándoles patadas y tratan de disimular su cara victoriosa cuando abren las puertas del Subte A, que son de apertura manual.
Y hay más, pero la futura úlcera está buscándose un lugar estratégico en mi estómago, así que mejor paro y concentrémonos en cosas más tiernas...
a las
14:14
8/7/10
Limpieza vidrialense
Caminando por la calle como todos los días, veo unos tres hombres limpiando vidrios. Me quedé un rato parada con la boca abierta de sorpresa mirándolos limpiar.
Estaban en un séptimo piso limpiando los vidrios colgados en arneses. Nunca había visto unos, y llenó de regocijo mi humilde alma pueblerina.
Me quedé así hasta que un chorro de espuma que cayó de las alturas sobre mi cabeza me hizo recordar que tenía que ir a trabajar, y que es mejor que me vaya antes de que en lugar de un chorro de espuma, caiga un tipo de 70 kilos.
Luego de varias veces de verlos en diferentes edificios, no pude evitar tratar de imaginarme cómo serían vistos desde el lado de adentro. En la oficina miraba la ventana, creando en mi mente la imagen de los tipos limpiando.
Pregunté a mis compañeros con disimulo: "che, ¿acá los vidrios los limpian los tipos que cuelgan de arneses?" a lo que uno me responde con desinterés "sí". Y mi alma volvió a llenarse de regocijo.
Hasta que llegó el día: observé que de la ventana colgaban unas sogas, y esperé a ver con emoción a los tipitos colgados, limpiando con cara de orto el vidrio. Esperé, esperé, esperé... y de golpe aparecieron.
¡Me agarró una felicidad tan grande que quise compartilo con alguien! Le dije a un compañero "¡mirá, están los tipos colgados!". Mi compañero los miró, me sonrió y me dijo "jaja, sí" y siguió trabajando como si nada.
-¡Pero mirálos, están colgando!-
-Ajám...-
Nadie los miraba, todos trabajaban como si fuese algo normal, mientras yo no quería trabajar y quería bailar tregua y bailar catala.
Traté de calmarme para no quedar como una estúpida (aunque creo que ya era tarde) y seguí trabajando mientras pispeaba cada tanto a los mágicos hombrecillos limpiadores.
Hasta que me enteré que la empresa se llama "Vidriolimp". Ya está, ¿qué clase de admiración puedo sentir por una empresa que se llama así?
Estaban en un séptimo piso limpiando los vidrios colgados en arneses. Nunca había visto unos, y llenó de regocijo mi humilde alma pueblerina.
Me quedé así hasta que un chorro de espuma que cayó de las alturas sobre mi cabeza me hizo recordar que tenía que ir a trabajar, y que es mejor que me vaya antes de que en lugar de un chorro de espuma, caiga un tipo de 70 kilos.
Luego de varias veces de verlos en diferentes edificios, no pude evitar tratar de imaginarme cómo serían vistos desde el lado de adentro. En la oficina miraba la ventana, creando en mi mente la imagen de los tipos limpiando.
Pregunté a mis compañeros con disimulo: "che, ¿acá los vidrios los limpian los tipos que cuelgan de arneses?" a lo que uno me responde con desinterés "sí". Y mi alma volvió a llenarse de regocijo.
Hasta que llegó el día: observé que de la ventana colgaban unas sogas, y esperé a ver con emoción a los tipitos colgados, limpiando con cara de orto el vidrio. Esperé, esperé, esperé... y de golpe aparecieron.
¡Me agarró una felicidad tan grande que quise compartilo con alguien! Le dije a un compañero "¡mirá, están los tipos colgados!". Mi compañero los miró, me sonrió y me dijo "jaja, sí" y siguió trabajando como si nada.
-¡Pero mirálos, están colgando!-
-Ajám...-
Nadie los miraba, todos trabajaban como si fuese algo normal, mientras yo no quería trabajar y quería bailar tregua y bailar catala.
Traté de calmarme para no quedar como una estúpida (aunque creo que ya era tarde) y seguí trabajando mientras pispeaba cada tanto a los mágicos hombrecillos limpiadores.
Hasta que me enteré que la empresa se llama "Vidriolimp". Ya está, ¿qué clase de admiración puedo sentir por una empresa que se llama así?
a las
8:51
1/7/10
Lo más bizarro
Lejos, creo que ví lo más bizarro que ví en mi vida. Y creo que ví lo más bizarro que cualquier persona haya visto en el tren Sarmiento.
La historia más bizarra que tuve hasta ahora fue la de una mujer que se sentó enfrente mío y sacaba cada 1 o 2 minutos un frasco de Nescafé y escupía dentro de él. El frasco estaba 3/4 llenos de saliva.
Pero el otro día ví algo que superó todo. Me tuve que sentar en el medio furgón (para los que no saben, el furgón es un vagón del tren en el que no hay asientos, que estaba destinado a las personas con bicicletas o con bolsos o valijas grandes. La gente fue modificando eso hasta que actualmente es un vagón destinado a las personas con bicicletas, a las que quieren fumar adentro del tren, beber alcohol, fumar marihuana y hasta incluso inhalar cocaína o fumar paco. El medio furgón justamente es un vagón que la mitad es normal, y la otra mitad es furgón).
Como decía, no tuve más remedio que sentarme en el medio furgón, y mientras miraba lo desagradable de la situación, entra un hombre con largas prendas negras y un sombrero también negro, medio a escondidas. Se puso al fondo del furgón, escondido contra una de las paredes del vagón. Miró hacia atrás y me dí cuenta que se trataba de un rabino ortodoxo. Así, con los rulitos, la barba larga y todo.
Sacó de una bolsa algo que empezó a engullir con desesperación. Miré con curiosidad, tratando de ver qué estaba comiendo. Pensé "que gracioso sería que estuviera comiendo un sandwich de jamón". Me reí sola pensando en lo cómica que sería esa situación.
"¡Eh! ¡Eso es un pebete! ¡¡¡Es un pebete de jamón y queso!!! ¡¡¡EL RABINO ESTÁ COMIENDO UN PEBETE DE JAMÓN Y QUESO!!!". No lo podía creer. Se veía claramente que ese pebete tenía jamón y queso. No sólo los judíos no pueden comer jamón, ¡sino que además no pueden mezclar queso con carne!
El rabino comía de espaldas a todos como si no hubiera mañana. Terminó de comer, y ¡sacó otro! Se lo devoró con muchísimas ganas, mientras miraba de reojo a los demás.
Yo estaba sumamente sorprendida y creo que nadie más lo vio.
Finalmente el rabino bajó en Floresta y allí terminó el momento más bizarro que presencié en el tren.
La historia más bizarra que tuve hasta ahora fue la de una mujer que se sentó enfrente mío y sacaba cada 1 o 2 minutos un frasco de Nescafé y escupía dentro de él. El frasco estaba 3/4 llenos de saliva.
Pero el otro día ví algo que superó todo. Me tuve que sentar en el medio furgón (para los que no saben, el furgón es un vagón del tren en el que no hay asientos, que estaba destinado a las personas con bicicletas o con bolsos o valijas grandes. La gente fue modificando eso hasta que actualmente es un vagón destinado a las personas con bicicletas, a las que quieren fumar adentro del tren, beber alcohol, fumar marihuana y hasta incluso inhalar cocaína o fumar paco. El medio furgón justamente es un vagón que la mitad es normal, y la otra mitad es furgón).
Como decía, no tuve más remedio que sentarme en el medio furgón, y mientras miraba lo desagradable de la situación, entra un hombre con largas prendas negras y un sombrero también negro, medio a escondidas. Se puso al fondo del furgón, escondido contra una de las paredes del vagón. Miró hacia atrás y me dí cuenta que se trataba de un rabino ortodoxo. Así, con los rulitos, la barba larga y todo.
Sacó de una bolsa algo que empezó a engullir con desesperación. Miré con curiosidad, tratando de ver qué estaba comiendo. Pensé "que gracioso sería que estuviera comiendo un sandwich de jamón". Me reí sola pensando en lo cómica que sería esa situación.
"¡Eh! ¡Eso es un pebete! ¡¡¡Es un pebete de jamón y queso!!! ¡¡¡EL RABINO ESTÁ COMIENDO UN PEBETE DE JAMÓN Y QUESO!!!". No lo podía creer. Se veía claramente que ese pebete tenía jamón y queso. No sólo los judíos no pueden comer jamón, ¡sino que además no pueden mezclar queso con carne!
El rabino comía de espaldas a todos como si no hubiera mañana. Terminó de comer, y ¡sacó otro! Se lo devoró con muchísimas ganas, mientras miraba de reojo a los demás.
Yo estaba sumamente sorprendida y creo que nadie más lo vio.
Finalmente el rabino bajó en Floresta y allí terminó el momento más bizarro que presencié en el tren.
a las
7:53
25/6/10
Problemas infantiles en época de consumismo
El otro día volvió mi hermana de Estados Unidos por unos días. Yo para llevarles algo fuí a comprar cosas a la bombonería Royal que está sobre la calle Lavalle.
Allí compré una caja de Bon O Bones, 8 paletas para mis 7 sobrinos y una bolsa de caramelos Menta-Chocolate para mí.
Viajando en el tren de vuelta a casa, sube un niño caprichoso. De más está decir que no soporto a los niños, y menos a los caprichosos. Excepto, claro, mis sobrinos a quienes les compré las paletas más grandes que encontré.
El Niño Caprichoso (o NC, como lo llamaré de ahora en adelante) comenzó a lloriquear (vale aclarar que tenía cerca de diez años y hablaba como si tuviera tres) "Aaaaaahhh, me quieo zentar! Me quieo zentar, abuelaaaaaaa, abué.. lááá!! Me duele las pienaz, ayy, ayyy miz pienaz. Ooooy, cómo me duele laz pienaz!!". Yo ni amagué a darle el asiento, se notaba que era puro capricho y no una verdadera necesidad.
"Abuela, zoz una mentidoza! Me dijizte que ibamoz a viajá zentadoz! Zoz una mentidoza! MEN-TI-DO-ZA" y la abuela se reía como si esta muestra de la pobre educación que recibe en su casa y la poca inteligencia de sus padres fuese algo gracioso, como si fuera una "cosa de chicos".
Pasaron 30 minutos y el NC no se callaba. Yo, claro, sumamente irritada.
Entonces se me ocurrió como hacer que se calle.
Saco de la bolsita que tenía en mi mano una de las 8 paletas que tenía para mis tan sólo 7 sobrinos. La levanto de manera que quede al lado de su cara, y se la queda mirando con ojos de deseo.
La guardo en mi bolso.
Saco otra más. El NC mira sorprendido. La guardo en mi bolso.
Saco dos más. El NC no puede creer lo que está viendo.
Las guardo.
Saco tres. Sin perder la vista del NC, la guardo en mi bolso.
Saco la que quedaba, y la guardo también.
El NC se queda mirando, con ojos de corderito degollado. Lo miro. Me ve. Le hago una levísima sonrisa y saco una de las paletas del bolso. El niño se ilusiona.
Le quito una pelusa y la vuelvo a guardar.
El NC se desilusiona.
Vuelvo a buscar algo en el bolso.
El niño se emociona.
Saco la caja gigante de Bon O Bones.
El niño mira atento.
La guardo.
Saco la bolsa de los caramelos.
El niño dice "abuela..."
"¿Sí?" responde ella.
"Vamoz más pada allá", y se alejan de mí.
Dormí una buena siesta después de eso.
Allí compré una caja de Bon O Bones, 8 paletas para mis 7 sobrinos y una bolsa de caramelos Menta-Chocolate para mí.
Viajando en el tren de vuelta a casa, sube un niño caprichoso. De más está decir que no soporto a los niños, y menos a los caprichosos. Excepto, claro, mis sobrinos a quienes les compré las paletas más grandes que encontré.
El Niño Caprichoso (o NC, como lo llamaré de ahora en adelante) comenzó a lloriquear (vale aclarar que tenía cerca de diez años y hablaba como si tuviera tres) "Aaaaaahhh, me quieo zentar! Me quieo zentar, abuelaaaaaaa, abué.. lááá!! Me duele las pienaz, ayy, ayyy miz pienaz. Ooooy, cómo me duele laz pienaz!!". Yo ni amagué a darle el asiento, se notaba que era puro capricho y no una verdadera necesidad.
"Abuela, zoz una mentidoza! Me dijizte que ibamoz a viajá zentadoz! Zoz una mentidoza! MEN-TI-DO-ZA" y la abuela se reía como si esta muestra de la pobre educación que recibe en su casa y la poca inteligencia de sus padres fuese algo gracioso, como si fuera una "cosa de chicos".
Pasaron 30 minutos y el NC no se callaba. Yo, claro, sumamente irritada.
Entonces se me ocurrió como hacer que se calle.
Saco de la bolsita que tenía en mi mano una de las 8 paletas que tenía para mis tan sólo 7 sobrinos. La levanto de manera que quede al lado de su cara, y se la queda mirando con ojos de deseo.
La guardo en mi bolso.
Saco otra más. El NC mira sorprendido. La guardo en mi bolso.
Saco dos más. El NC no puede creer lo que está viendo.
Las guardo.
Saco tres. Sin perder la vista del NC, la guardo en mi bolso.
Saco la que quedaba, y la guardo también.
El NC se queda mirando, con ojos de corderito degollado. Lo miro. Me ve. Le hago una levísima sonrisa y saco una de las paletas del bolso. El niño se ilusiona.
Le quito una pelusa y la vuelvo a guardar.
El NC se desilusiona.
Vuelvo a buscar algo en el bolso.
El niño se emociona.
Saco la caja gigante de Bon O Bones.
El niño mira atento.
La guardo.
Saco la bolsa de los caramelos.
El niño dice "abuela..."
"¿Sí?" responde ella.
"Vamoz más pada allá", y se alejan de mí.
Dormí una buena siesta después de eso.
a las
7:56
22/6/10
Mundial
Así es, tal como me lo había propuesto, no he visto el partido de Argentina.
Como conté con aterioridad, en la oficina eramos tres los que habíamos decidido no mirar el partido. Lamentablemente uno de ellos cedió ante la emoción colectiva y fue a mirarlo con los otros...
Q.E.P.D.
Finalmente en la oficina terminamos siendo cuatro que no miraron el partido (hubo una quinta persona, pero no estaba mirándolo por cábala, así que no cuenta). Pusieron un proyector en la oficina para que todos lo puedan ver, y además un televisor. Casi todos estaban mirando en el proyector, que transmitía dos segundos más tarde que el televisor. Entonces escuchábamos los gritos "goooooool!" de los que estaban mirando el televisor, y al rato el masivo "GOOOOOOOOOOOOL!!!!!" de los demás.
De más está decir que al grito de "¡nos están cagando el partido!" unos casi se agarran a piñas.
El primer gol estuvo bueno, lo vivimos con un compañero de trabajo en la calle, sobre Lavalle para ser más precisa. De golpe la ciudad gritó "gguuuOOOOOOOOOOOOOOOllllllllllllllllllll!" y salieron algunas personas de los negocios, gritando, y los que estaban caminando saltaron de alegría y aplaudían ("¿a quién le aplaudían?" es la pregunta). Caminamos hasta el obelisco para ver si pasaba algo extraordinario... pero no. Lo único que llegamos a ver fue a alguien que tiró papelitos desde su balcón hacia la calle, al grito de "vamo, Argentina!!!". O sea, la persona estaba tan contenta por lo mucho que ama a su país, que decidió ensuciar la calle para demostrarlo. ¡Es un amor envidiable! Me hace dar cuenta de lo poco que amo a los Beatles, porque mi colección está sanita y ordenada... el día que realmente los ame tendré que romper todo y escupir sus discos.
Lo peor fue que más tarde ese día me enteré que el primer gol ¡fue en contra! O sea... el grito de "¡Vamos, Argentina!" tendría que haber sido reemplazado por algo más pertinente, como "¡Corea, salamín!"o algo así.
Como conté con aterioridad, en la oficina eramos tres los que habíamos decidido no mirar el partido. Lamentablemente uno de ellos cedió ante la emoción colectiva y fue a mirarlo con los otros...
Q.E.P.D.
Finalmente en la oficina terminamos siendo cuatro que no miraron el partido (hubo una quinta persona, pero no estaba mirándolo por cábala, así que no cuenta). Pusieron un proyector en la oficina para que todos lo puedan ver, y además un televisor. Casi todos estaban mirando en el proyector, que transmitía dos segundos más tarde que el televisor. Entonces escuchábamos los gritos "goooooool!" de los que estaban mirando el televisor, y al rato el masivo "GOOOOOOOOOOOOL!!!!!" de los demás.
De más está decir que al grito de "¡nos están cagando el partido!" unos casi se agarran a piñas.
El primer gol estuvo bueno, lo vivimos con un compañero de trabajo en la calle, sobre Lavalle para ser más precisa. De golpe la ciudad gritó "gguuuOOOOOOOOOOOOOOOllllllllllllllllllll!" y salieron algunas personas de los negocios, gritando, y los que estaban caminando saltaron de alegría y aplaudían ("¿a quién le aplaudían?" es la pregunta). Caminamos hasta el obelisco para ver si pasaba algo extraordinario... pero no. Lo único que llegamos a ver fue a alguien que tiró papelitos desde su balcón hacia la calle, al grito de "vamo, Argentina!!!". O sea, la persona estaba tan contenta por lo mucho que ama a su país, que decidió ensuciar la calle para demostrarlo. ¡Es un amor envidiable! Me hace dar cuenta de lo poco que amo a los Beatles, porque mi colección está sanita y ordenada... el día que realmente los ame tendré que romper todo y escupir sus discos.
Lo peor fue que más tarde ese día me enteré que el primer gol ¡fue en contra! O sea... el grito de "¡Vamos, Argentina!" tendría que haber sido reemplazado por algo más pertinente, como "¡Corea, salamín!"o algo así.
a las
7:59
15/6/10
Trenes
Si yo fuera presidente de los trenes (aunque sea el Samiento nada más) pondría muuuuchos más trenes;
Uno para la gente normal: Con tachos de basura, asientos afelpados que no estén muy cerca unos de los otros así se puede estirar las patas y viajar más cómodo.
Uno para las personas con niños y bebés: Si el niño es tranquilo y callado, puede ir en el tren normal, pero sino tiene que viajar acá. Allí los niños podrán correr, patalear, lloriquear y las únicas personas que se lo van a tener que bancar son los padres, ya que fueron ellos los que decidieron procrear.
Uno para los fumadores: En este tren no se va a poder fumar, pero van a ir los fumadores. De este modo podrán viajar todos juntos con su piel apestosa de tabaco y cuando lleguen a la estación, se podrán bajar todos prendiendo sus cigarrillos ahogándose ellos solos en su humo cancerígeno y apestoso.
Uno para las viejas charletas: Allí las viejas podrán charlar sobre lo gorda que está La Cata, lo caro que está el rosbif, lo diferente del gusto de la Coca Cola en éstas épocas, etc, etc, etc.
Uno para los que planean hacer ruidito: Exclusivo para los que tienen camperas que hacen "shik, shik", para los que van a comer cosas que hacen "crunch, crunch" y para los que van a mandar mensajes de texto con sus celulares que hacen "pup, pup" al tocar las teclas.
Uno para los que escuchan música con el celular o muy fuerte con los auriculares: Éste explota a los 30 metros.
Uno para los Beatles o cualquier persona relacionada directamente a ellos: En este tren voy a estar yo, caminando de una punta a la otra esperando verlo a Paul o a Ringo, o quizás a George Martin, a Yoko Ono o incluso a Mal Evans.
Uno para la gente normal: Con tachos de basura, asientos afelpados que no estén muy cerca unos de los otros así se puede estirar las patas y viajar más cómodo.
Uno para las personas con niños y bebés: Si el niño es tranquilo y callado, puede ir en el tren normal, pero sino tiene que viajar acá. Allí los niños podrán correr, patalear, lloriquear y las únicas personas que se lo van a tener que bancar son los padres, ya que fueron ellos los que decidieron procrear.
Uno para los fumadores: En este tren no se va a poder fumar, pero van a ir los fumadores. De este modo podrán viajar todos juntos con su piel apestosa de tabaco y cuando lleguen a la estación, se podrán bajar todos prendiendo sus cigarrillos ahogándose ellos solos en su humo cancerígeno y apestoso.
Uno para las viejas charletas: Allí las viejas podrán charlar sobre lo gorda que está La Cata, lo caro que está el rosbif, lo diferente del gusto de la Coca Cola en éstas épocas, etc, etc, etc.
Uno para los que planean hacer ruidito: Exclusivo para los que tienen camperas que hacen "shik, shik", para los que van a comer cosas que hacen "crunch, crunch" y para los que van a mandar mensajes de texto con sus celulares que hacen "pup, pup" al tocar las teclas.
Uno para los que escuchan música con el celular o muy fuerte con los auriculares: Éste explota a los 30 metros.
Uno para los Beatles o cualquier persona relacionada directamente a ellos: En este tren voy a estar yo, caminando de una punta a la otra esperando verlo a Paul o a Ringo, o quizás a George Martin, a Yoko Ono o incluso a Mal Evans.
a las
7:56
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10/6/10
Los avivados de siempre
Se ven por todos lados (Capital, Provincia... en toda la Argentina) a muchos "avivados".
Son personas que creyéndose muy inteligentes encuentran la manera de favorecerse en los momentos dificultosos. Claro, en general la "avivada" implica algún tipo de trampa.
El otro día comenzó a venir el tren a la estación de Moreno. Todos los que teníamos que ir para el lado de Once estábamos esperando que se acercara rápido para sentarnos y/o llorar porque no pudimos hacerlo.
Y venía lento el tren, entró al andén pero iba demasiado lento. A la mitad del andén se detiene y se queda ahí unos diez minutos.
Ahí entran en la historia los avivados: como las puertas del otro lado del andén estaban abiertas, los tipos bajaron a las vías y se fueron para el lado contrario del tren (el lado en el que está el tercer riel y un alambrado. Pero claro, como la mitad del tren estaba fuera del andén, no tuvieron problemas en treparse por la escalerita del tren y sentarse en los asientos antes que todos los demás.
Todos los otros pobres infelices y/u honestos que quedamos en el andén lo mirábamos con odio y nuestra impaciencia comenzó a crecer.
Mientras esperábamos veíamos que los avivados estaban bien acomodados y comenzaban a dormirse.
El tren volvió a arrancar y lentamente se aproximó hacia el final del andén. No sólo se aproximó al final del andén, sino que siguió. Empezó a irse para el lado de Luján (el lado contrario). Todos en el andén empezamos a reirnos mientras que los avivados se despertaron de su profundo sueño al escuchar las carcajadas.
La imagen de los avivados corriendo de un lado al otro del vagón, con cara de desesperación hizo que todo valiera la pena. No podían bajar por el lado que habían entrado porque estaba el alambrado justo al lado, con alambre de púas.
Ojalá que hayan ido a parar a Mercedes.
Son personas que creyéndose muy inteligentes encuentran la manera de favorecerse en los momentos dificultosos. Claro, en general la "avivada" implica algún tipo de trampa.
El otro día comenzó a venir el tren a la estación de Moreno. Todos los que teníamos que ir para el lado de Once estábamos esperando que se acercara rápido para sentarnos y/o llorar porque no pudimos hacerlo.
Y venía lento el tren, entró al andén pero iba demasiado lento. A la mitad del andén se detiene y se queda ahí unos diez minutos.
Ahí entran en la historia los avivados: como las puertas del otro lado del andén estaban abiertas, los tipos bajaron a las vías y se fueron para el lado contrario del tren (el lado en el que está el tercer riel y un alambrado. Pero claro, como la mitad del tren estaba fuera del andén, no tuvieron problemas en treparse por la escalerita del tren y sentarse en los asientos antes que todos los demás.
Todos los otros pobres infelices y/u honestos que quedamos en el andén lo mirábamos con odio y nuestra impaciencia comenzó a crecer.
Mientras esperábamos veíamos que los avivados estaban bien acomodados y comenzaban a dormirse.
El tren volvió a arrancar y lentamente se aproximó hacia el final del andén. No sólo se aproximó al final del andén, sino que siguió. Empezó a irse para el lado de Luján (el lado contrario). Todos en el andén empezamos a reirnos mientras que los avivados se despertaron de su profundo sueño al escuchar las carcajadas.
La imagen de los avivados corriendo de un lado al otro del vagón, con cara de desesperación hizo que todo valiera la pena. No podían bajar por el lado que habían entrado porque estaba el alambrado justo al lado, con alambre de púas.
Ojalá que hayan ido a parar a Mercedes.
a las
8:00
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7/6/10
Olores
Si meten dentro de un caño de escape excremento de perro, lo rocían con 15 o 10 perfumes diferentes, le tiran yerba mojada, sobres de té usados, pescado levemente podrido, manzanas pasadas, una naranja en estado avanzado de descomposicón y luego meten la nariz y huelen... podrán llegar a entender el olor que existe en las mañanas en microcentro.
a las
7:40
5/6/10
Alergias
Me tocó viajar en el subte con una madre capitaliense germofóbica y su pequeño hijito.
La madre le decía "Y vamos a tener que ir nomás, pero vamos rápido y venimos... vos no toques nada".
La mujer y el crío bajaron en el mismo lugar que yo y se sentaron enfrente mío en el tren.
"Sentate ahí y no toques nada por el amor de dios!". El nene se sienta y apoya sus manecitas en el asiento. "¡¡NO TOQUES NADA, POR AMOR DE DIOS!!" le dice la madre con cara de asco mientras obliga a su hijo a apoyar sus manos en sus rodillas.
El niño viaja sentado tranquilo, hasta que ve a través de la ventana un camión. "¡Mirá mami, un camión!" dice mientras toca con la punta de su dedo el vidrio de las ventana. "NO TOQUES NADA, TE DIJE... PUAJ!!" y le quita la mano al inocente infante de la ventana.
La mujer que estaba al lado mío tose y el niño la ve con cara de aterrado por un minuto y luego opta por taparse la cara con su brazo, como para evitar los gérmenes mientras la mira con cara de horror. El nene finalmente se olvida de la tos de la señora y baja su brazo. La señora vuelve a toser. El niño reacciona de la misma manera. Mientras el nene se tapa la cara, yo deseaba que me vinieran ganas de estornudar (sí, me divierte molestar a los niños pequeños). Por suerte, mi alergia al perfume se desató cuando sentí el aroma a naftalina de una vieja. "Achis!" y miro la cara del pequeño.
Nada.
"ACHÍS!!"
El crío me mira por un segundo, y vuelve a mirar a la ventana.
Pienso "Ahora la próxima me acerco más y estornudo sin taparme la boca".
Mi otro pensamiento "Loca, ¿cómo vas a hacer eso?" refutó al anterior.
Opté por dejar al niño en paz.
Llegando a la estación Castelar la mujer se levanta y el niño la sigue. Se ponen al lado de la puerta para salir. El niño al sentir que el movimiento del tren lo va a derribar, toma uno de los caños para sostenerse. "Que no toques NADA!". Ambos haciendo equilibrio para no caerse parecían bailar ante el ritmo del vaivén.
Tuve un flashback a mi infancia, de cuando en verano como no tenía pileta me metía a nadar en las zanjas que se formaban después de la lluvia. Salía negra.
Tuve otro flashback de jugar en la arena con olor a pis de gato, y luego comer galletitas y sentir el "crash crash crash" de la arena que quedaba entre mis dientes.
De jugar a cavar pozos, a tirar puflitos y atraparlos con la boca, a trepar a los árboles.
Si yo hice todo eso y salí así como soy... la madre hace muy bien en educarlo de la manera contraria.
La madre le decía "Y vamos a tener que ir nomás, pero vamos rápido y venimos... vos no toques nada".
La mujer y el crío bajaron en el mismo lugar que yo y se sentaron enfrente mío en el tren.
"Sentate ahí y no toques nada por el amor de dios!". El nene se sienta y apoya sus manecitas en el asiento. "¡¡NO TOQUES NADA, POR AMOR DE DIOS!!" le dice la madre con cara de asco mientras obliga a su hijo a apoyar sus manos en sus rodillas.
El niño viaja sentado tranquilo, hasta que ve a través de la ventana un camión. "¡Mirá mami, un camión!" dice mientras toca con la punta de su dedo el vidrio de las ventana. "NO TOQUES NADA, TE DIJE... PUAJ!!" y le quita la mano al inocente infante de la ventana.
La mujer que estaba al lado mío tose y el niño la ve con cara de aterrado por un minuto y luego opta por taparse la cara con su brazo, como para evitar los gérmenes mientras la mira con cara de horror. El nene finalmente se olvida de la tos de la señora y baja su brazo. La señora vuelve a toser. El niño reacciona de la misma manera. Mientras el nene se tapa la cara, yo deseaba que me vinieran ganas de estornudar (sí, me divierte molestar a los niños pequeños). Por suerte, mi alergia al perfume se desató cuando sentí el aroma a naftalina de una vieja. "Achis!" y miro la cara del pequeño.
Nada.
"ACHÍS!!"
El crío me mira por un segundo, y vuelve a mirar a la ventana.
Pienso "Ahora la próxima me acerco más y estornudo sin taparme la boca".
Mi otro pensamiento "Loca, ¿cómo vas a hacer eso?" refutó al anterior.
Opté por dejar al niño en paz.
Llegando a la estación Castelar la mujer se levanta y el niño la sigue. Se ponen al lado de la puerta para salir. El niño al sentir que el movimiento del tren lo va a derribar, toma uno de los caños para sostenerse. "Que no toques NADA!". Ambos haciendo equilibrio para no caerse parecían bailar ante el ritmo del vaivén.
Tuve un flashback a mi infancia, de cuando en verano como no tenía pileta me metía a nadar en las zanjas que se formaban después de la lluvia. Salía negra.
Tuve otro flashback de jugar en la arena con olor a pis de gato, y luego comer galletitas y sentir el "crash crash crash" de la arena que quedaba entre mis dientes.
De jugar a cavar pozos, a tirar puflitos y atraparlos con la boca, a trepar a los árboles.
Si yo hice todo eso y salí así como soy... la madre hace muy bien en educarlo de la manera contraria.
a las
7:32
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2/6/10
Los mejores y los peores
En el tren Sarmiento se ven muchísimos vendedores, pedigüeños, músicos e indefinibles.
Por supuesto, todos tenemos nuestros favoritos y odiados.
En mi caso, mis favoritos son:
Vendedor
El que vende guantes de látex: Es un tipo grande, de unos 60 años. Viene con sus guantes de látex y anuncia su producto. Uno lo primero que piensa es "¿¡Para qué cuernos quiero yo un guante de látex!?" y el hombre contesta sin haber escuchado la pregunta: "Para lavar los platos, para tratar heridas, para las damas: para teñirse el cabello, para lavar al perro, para tratar con la basura". De golpe pone cara de sorpresa y dice "¿a cuánto piensan que está? En las farmacias nos cobran 6 pesos, 6 con 80... hoy se lo llevan; un paquete por dos pesos". Y si ante todo esto aún no nos sentimos con ganas de comprar guantes de látex, nos dice con cara de indignación "¡pero por favor, dos pesos nada mas! ¡Les estoy dando jamón crudo a precio de mortadela!". Un genio adelantado a su época.
Pedigüeño:
El pedigüeño casi igual a todos: Viene pidiendo dinero, que una ayudita, que por favor, que una colaboración... y termina diciendo "colaboren, tengo al perro con sida". Otro genio.
Seguimos con mis odiados (están peleados, por eso puse dos de cada uno):
Vendedor:
El que vende CDs de "música": Ya hablé de este tipo en este post, y no quiero recordarlo porque sino mi sangre comienza a hervir.
El que vende cuchillos: "Una oferta exclusiva por tener manchas de aceite" comienza anunciando. "Cuchilla de acero inoxidable". Realmente lo que dice después no tiene importancia (creo que nadie lo escucha). El tipo saca la cuchilla del empaque (una cuchilla muy grande), lo levanta con una de sus manos y golpea uno de los caños del tren con él, como para que veamos que son duros. Luego toma un boleto de tren y comienza a cortarlo con el cuchillo en finísimas tiritas, mostrándonos lo afilados que son. Como si esto no fuera suficiente, los pasajeros nos corremos lo más que podemos hacia las ventanillas y el hombre pasa entre todos sin la mas mínima expresión de preocupación por el bienestar del pasajero. Va caminando por el pasillo con el chuchillo en la mano, al mejor estilo de los asesinos seriales en películas de Hollywood, mientras se tambalea por el vaivén del tren. Por momentos parece que estuviera vendiendo en el medio de un samba.
Pedigüeño:
El que "no sabe hablar": Es un tipo de unos 23, 25 años. Siempre viene al tren y, simulándo hablar mal, dice "achac sha achasishachash". Pero claro, si no se le entendiera nada, nadie le daría dinero. Entonces este tipo encontró uno de los mejores discursos que dice más o menos así: "acachac sha achasishachash mi nombre es Juan. Achichach csau chi chunichochu chico de la calle. Ashachisha mash mashi chash cuatro hermanitos. Mashachich shac chash leche y pan. Shechincha presh chash mucho frío chash chochi shasha y llueve todo. Achash se llueve todo. Shishash colaboración.". Lo odio.
El "yo no soy como los demás": Viene diciendo que él no va a mentirnos diciendo que tiene sida, o que tiene hijos con enfermedades o que trabaja para un hogar de niños. Aclara que simplemente en ese momento se encuentra sin empleo. Pero claro, imagino que el discurso no le quedaba muy conmovedor que digamos así, entonces le agregó "tengo dos hijas chiquitas y ellas no entienden la frase 'hoy no hay' 'hoy no se puede'. Y ellas a veces no comen, ¿vió?". O sea... decís que no nos vas a decir esas cosas y nos terminás diciendo otra! En este caso prefiero a los que mienten.
Bonus track: Al grito de "diez centavos, por favor, para comer por favor. Si alguien sería tan amable de darme diez centavos que no tengo nada de nada para comer por favor." llega la vieja a la que yo llamo Diez Centavos Por Favor, Para Comer Por Favor. Siempre dice exactamente lo mismo. A veces agrega "que soy enferma". Lo que tiene de particular esta mujer (además del grito taladrante y de que tarde como 15 minutos en atravesar todo el vagón) es que va pidiendo, pidiendo (a los que le dan monedas les dice "gracias querido/a, que Dios te bendiga, que tengas mucha suerte. DIEZ CENTAVOS POR FAVOR...") y llega un momento en que se cansa, y le pide a uno de los pasajeros que se levante y le de el asiento. Una cara rota. A todo esto, se la puede ver tomándose un tetra y comiéndose un choripán en la estación de Castelar.
Imagino que mis lectores ya saben cuál es mi músico odiado
Mi músico favorito es el guitarrista de Pasajeros del Tren Rock. ¡Me encanta! Siempre toca rock clásico. Es muy lindo viajar escuchando canciones de Pink Floyd, Queen, Pappo. Un alegre cambio: de escuchar reguetón todos los días a escuchar MÚSICA. Una vez se lo dije y de malo nomás empezó a tocar una canción de dadi yanki (sí, todo lo relacionado al reguetón lo escribo mal... ¿algún problema?). Lo bueno es que estaba bromeando y no tocó más de dos notas (no que el reguetón tenga más notas...) porque yo tenía fruta en la mochila y no iba a dudar al revoleársela :P
¡A ver cuándo toca una de los Beatles!
Por supuesto, todos tenemos nuestros favoritos y odiados.
En mi caso, mis favoritos son:
Vendedor
El que vende guantes de látex: Es un tipo grande, de unos 60 años. Viene con sus guantes de látex y anuncia su producto. Uno lo primero que piensa es "¿¡Para qué cuernos quiero yo un guante de látex!?" y el hombre contesta sin haber escuchado la pregunta: "Para lavar los platos, para tratar heridas, para las damas: para teñirse el cabello, para lavar al perro, para tratar con la basura". De golpe pone cara de sorpresa y dice "¿a cuánto piensan que está? En las farmacias nos cobran 6 pesos, 6 con 80... hoy se lo llevan; un paquete por dos pesos". Y si ante todo esto aún no nos sentimos con ganas de comprar guantes de látex, nos dice con cara de indignación "¡pero por favor, dos pesos nada mas! ¡Les estoy dando jamón crudo a precio de mortadela!". Un genio adelantado a su época.
Pedigüeño:
El pedigüeño casi igual a todos: Viene pidiendo dinero, que una ayudita, que por favor, que una colaboración... y termina diciendo "colaboren, tengo al perro con sida". Otro genio.
Seguimos con mis odiados (están peleados, por eso puse dos de cada uno):
Vendedor:
El que vende CDs de "música": Ya hablé de este tipo en este post, y no quiero recordarlo porque sino mi sangre comienza a hervir.
El que vende cuchillos: "Una oferta exclusiva por tener manchas de aceite" comienza anunciando. "Cuchilla de acero inoxidable". Realmente lo que dice después no tiene importancia (creo que nadie lo escucha). El tipo saca la cuchilla del empaque (una cuchilla muy grande), lo levanta con una de sus manos y golpea uno de los caños del tren con él, como para que veamos que son duros. Luego toma un boleto de tren y comienza a cortarlo con el cuchillo en finísimas tiritas, mostrándonos lo afilados que son. Como si esto no fuera suficiente, los pasajeros nos corremos lo más que podemos hacia las ventanillas y el hombre pasa entre todos sin la mas mínima expresión de preocupación por el bienestar del pasajero. Va caminando por el pasillo con el chuchillo en la mano, al mejor estilo de los asesinos seriales en películas de Hollywood, mientras se tambalea por el vaivén del tren. Por momentos parece que estuviera vendiendo en el medio de un samba.
Pedigüeño:
El que "no sabe hablar": Es un tipo de unos 23, 25 años. Siempre viene al tren y, simulándo hablar mal, dice "achac sha achasishachash". Pero claro, si no se le entendiera nada, nadie le daría dinero. Entonces este tipo encontró uno de los mejores discursos que dice más o menos así: "acachac sha achasishachash mi nombre es Juan. Achichach csau chi chunichochu chico de la calle. Ashachisha mash mashi chash cuatro hermanitos. Mashachich shac chash leche y pan. Shechincha presh chash mucho frío chash chochi shasha y llueve todo. Achash se llueve todo. Shishash colaboración.". Lo odio.
El "yo no soy como los demás": Viene diciendo que él no va a mentirnos diciendo que tiene sida, o que tiene hijos con enfermedades o que trabaja para un hogar de niños. Aclara que simplemente en ese momento se encuentra sin empleo. Pero claro, imagino que el discurso no le quedaba muy conmovedor que digamos así, entonces le agregó "tengo dos hijas chiquitas y ellas no entienden la frase 'hoy no hay' 'hoy no se puede'. Y ellas a veces no comen, ¿vió?". O sea... decís que no nos vas a decir esas cosas y nos terminás diciendo otra! En este caso prefiero a los que mienten.
Bonus track: Al grito de "diez centavos, por favor, para comer por favor. Si alguien sería tan amable de darme diez centavos que no tengo nada de nada para comer por favor." llega la vieja a la que yo llamo Diez Centavos Por Favor, Para Comer Por Favor. Siempre dice exactamente lo mismo. A veces agrega "que soy enferma". Lo que tiene de particular esta mujer (además del grito taladrante y de que tarde como 15 minutos en atravesar todo el vagón) es que va pidiendo, pidiendo (a los que le dan monedas les dice "gracias querido/a, que Dios te bendiga, que tengas mucha suerte. DIEZ CENTAVOS POR FAVOR...") y llega un momento en que se cansa, y le pide a uno de los pasajeros que se levante y le de el asiento. Una cara rota. A todo esto, se la puede ver tomándose un tetra y comiéndose un choripán en la estación de Castelar.
Imagino que mis lectores ya saben cuál es mi músico odiado
Mi músico favorito es el guitarrista de Pasajeros del Tren Rock. ¡Me encanta! Siempre toca rock clásico. Es muy lindo viajar escuchando canciones de Pink Floyd, Queen, Pappo. Un alegre cambio: de escuchar reguetón todos los días a escuchar MÚSICA. Una vez se lo dije y de malo nomás empezó a tocar una canción de dadi yanki (sí, todo lo relacionado al reguetón lo escribo mal... ¿algún problema?). Lo bueno es que estaba bromeando y no tocó más de dos notas (no que el reguetón tenga más notas...) porque yo tenía fruta en la mochila y no iba a dudar al revoleársela :P
¡A ver cuándo toca una de los Beatles!
a las
7:56
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27/5/10
Festejos del bicentenario
Hace ya varias semanas que se vienen organizando los festejos por el bicentenario de la Revolución de Mayo.
Realmente me soprendió muchísimo la ignorancia de la gente (o sea, de la gente no tanto... sino de los que hicieron campañas, colgaron carteles y armaron propagandas). Por todos lados veía carteles con mensajes como "Felices 200 años de la independencia!!". O sea... el 25 de Mayo es la fecha en la que se organizó el primer gobierno patrio. La independencia ocurrió el 9 de Julio, 6 años despues, en 1816.
En fin...
Realmente yo no fui a los festejos. Tuve que decidir entre ir a un par de cuadras de donde trabajo siempre pero llenísimo de gente y viajar peor de lo que lo hago todos los días, o quedarme en casa con mi novio todo el finde. ¡Qué dilema!
Tenía ganas de ir el 25 porque pensé que sería una fiesta más especial, pero el 24 vimos la impresionante presentación que hicieron para la reapertura del Colón. La verdad es que me encantó. Estaba en casa y tenía ganas de aplaudir. Una proyección excelente, me dejó sin palabras y me emocionó.
Claro, que la cagaron cuando terminó y mostraron a los primeros invitados: Jorge Rial y Ricardo Fort. Sentí vergüenza, sentí asco y lástima. Que los primeros testigos de algo tan hermoso sean los símbolos de la decadencia.
La gente se quejó de que estuviera Susana Giménez, Mirtha Legrand... pero admitamos que son parte de nuestra cultura y que tienen una trayectoria de décadas en nuestro país. Sí, tendrán sus estupideces, sí, nos avergonzarán en más de una ocasión... pero ellas rellenan un espacio que en toda cultura occidental existe.
Bueno, realmente no quiero seguir hablando de la vergüenza que sentí por ese momento de pertenecer a este país y del odio que sentí por permitir que algún argentino sienta eso.
Pero creo que lo que más me hartó fueron las quejas de la gente "uy, pero la guita que se gastó!", "uy, pero la de gente que había!", "uy, pero que quilombo armaron!", "uy, pero que festejo más hipócrita!" o sea... si nadie hubiera festejado nada hubieran dicho "pero que barbaridad no se festeja nada!", "pero en este país a nadie le importa nada!", "pero es que el problema de este país es que a nadie le importa la historia!".
Si no lo hubieran hecho gratis y hubieran cobrado $2 para recuperar el dinero hubieran dicho "ay, como si no tuviera guita el gobierno como para pagarlo!", "pero qué barbaridad! cobrarnos a nosotros, los argentinos, por festejar????", "no, pero están todos locos en este país", o el clásico "es una VER-GÜENZA!".
Para no decir una mala palabra, voy a reemplazarla por la palabra "Cachorrito".
NO HAY CACHORRITO QUE LES VENGA BIEN!!
Personalmente pienso que hicieron muy bien en festejar. Sé que probablemente la mitad de la gente festejaba por el mundial en secreto, pero a veces es lindo ver a toda la gente unida y felíz (como pasó el día de la nieve, fue hermoso). Siento algo de pena por no haber ido, pero tengo fe de que dentro de 6 iré a festejar la independencia.
Lamentablemente lo único que ví de los festejos fue la basura del día siguiente. Una pena.
Realmente me soprendió muchísimo la ignorancia de la gente (o sea, de la gente no tanto... sino de los que hicieron campañas, colgaron carteles y armaron propagandas). Por todos lados veía carteles con mensajes como "Felices 200 años de la independencia!!". O sea... el 25 de Mayo es la fecha en la que se organizó el primer gobierno patrio. La independencia ocurrió el 9 de Julio, 6 años despues, en 1816.
En fin...
Realmente yo no fui a los festejos. Tuve que decidir entre ir a un par de cuadras de donde trabajo siempre pero llenísimo de gente y viajar peor de lo que lo hago todos los días, o quedarme en casa con mi novio todo el finde. ¡Qué dilema!
Tenía ganas de ir el 25 porque pensé que sería una fiesta más especial, pero el 24 vimos la impresionante presentación que hicieron para la reapertura del Colón. La verdad es que me encantó. Estaba en casa y tenía ganas de aplaudir. Una proyección excelente, me dejó sin palabras y me emocionó.
Claro, que la cagaron cuando terminó y mostraron a los primeros invitados: Jorge Rial y Ricardo Fort. Sentí vergüenza, sentí asco y lástima. Que los primeros testigos de algo tan hermoso sean los símbolos de la decadencia.
La gente se quejó de que estuviera Susana Giménez, Mirtha Legrand... pero admitamos que son parte de nuestra cultura y que tienen una trayectoria de décadas en nuestro país. Sí, tendrán sus estupideces, sí, nos avergonzarán en más de una ocasión... pero ellas rellenan un espacio que en toda cultura occidental existe.
Bueno, realmente no quiero seguir hablando de la vergüenza que sentí por ese momento de pertenecer a este país y del odio que sentí por permitir que algún argentino sienta eso.
Pero creo que lo que más me hartó fueron las quejas de la gente "uy, pero la guita que se gastó!", "uy, pero la de gente que había!", "uy, pero que quilombo armaron!", "uy, pero que festejo más hipócrita!" o sea... si nadie hubiera festejado nada hubieran dicho "pero que barbaridad no se festeja nada!", "pero en este país a nadie le importa nada!", "pero es que el problema de este país es que a nadie le importa la historia!".
Si no lo hubieran hecho gratis y hubieran cobrado $2 para recuperar el dinero hubieran dicho "ay, como si no tuviera guita el gobierno como para pagarlo!", "pero qué barbaridad! cobrarnos a nosotros, los argentinos, por festejar????", "no, pero están todos locos en este país", o el clásico "es una VER-GÜENZA!".
Para no decir una mala palabra, voy a reemplazarla por la palabra "Cachorrito".
NO HAY CACHORRITO QUE LES VENGA BIEN!!
Personalmente pienso que hicieron muy bien en festejar. Sé que probablemente la mitad de la gente festejaba por el mundial en secreto, pero a veces es lindo ver a toda la gente unida y felíz (como pasó el día de la nieve, fue hermoso). Siento algo de pena por no haber ido, pero tengo fe de que dentro de 6 iré a festejar la independencia.
Lamentablemente lo único que ví de los festejos fue la basura del día siguiente. Una pena.
a las
8:38
17/5/10
A ver qué pasa este año...
Tres.
Somos tres personas hasta ahora en toda la oficina.
Mientras que muchos exigen que se pongan televisores durante el mundial con los partidos de Argentina, somos tres los que comenzamos un pacto para NO verlos.
Yo tengo un problema con esto. Todos los años del mundial elijo no ver los partidos (por varias razones, para empezar no me gusta el fútbol, seguido de que odio que todos se obsesionen con algo así, y claro está... la hipocresía de los que cambian de pensamiento cada cuatro años, primero es 'este país es una mierda y en cuanto pueda me voy a España' y durante el mundial es 'VAMOS ARGENTINA, CARAJOOOOOOOOO!!!'... simplemente nauseabundo). En fin, como decía, todos los años del mundial me propongo no ver ningún partido y no participar del circo hipócrita. Pero eventualmente, me gana. La fiebre del mundial se me termina contagiando y hasta termino viendo partidos de China vs Pakistán.
Me emocioné cuando ganó Italia el último mundial.
Pero este año, he decidido no mirarlo. ¿La diferencia? Este año tengo compañía. Somos tres en toda la oficina y vamos a bordar, cantar canciones y tomar jugo de naranja.
Dios, dame fuerzas para no contagiarme.
Somos tres personas hasta ahora en toda la oficina.
Mientras que muchos exigen que se pongan televisores durante el mundial con los partidos de Argentina, somos tres los que comenzamos un pacto para NO verlos.
Yo tengo un problema con esto. Todos los años del mundial elijo no ver los partidos (por varias razones, para empezar no me gusta el fútbol, seguido de que odio que todos se obsesionen con algo así, y claro está... la hipocresía de los que cambian de pensamiento cada cuatro años, primero es 'este país es una mierda y en cuanto pueda me voy a España' y durante el mundial es 'VAMOS ARGENTINA, CARAJOOOOOOOOO!!!'... simplemente nauseabundo). En fin, como decía, todos los años del mundial me propongo no ver ningún partido y no participar del circo hipócrita. Pero eventualmente, me gana. La fiebre del mundial se me termina contagiando y hasta termino viendo partidos de China vs Pakistán.
Me emocioné cuando ganó Italia el último mundial.
Pero este año, he decidido no mirarlo. ¿La diferencia? Este año tengo compañía. Somos tres en toda la oficina y vamos a bordar, cantar canciones y tomar jugo de naranja.
Dios, dame fuerzas para no contagiarme.
a las
8:23
12/5/10
Televisores
En Capital hay televisores donde no deben haber. En el subte, por ejemplo. Hay varios televisores en el andén, pasando cosas como; publicidades (incluyendo información sobre reguetoneros y cómo hacen para pudrirle la cabeza a los idotas), información de lo "genial que es el subte", trucos de magia a los que nunca les pude ver el final porque el subte siempre viene antes, y etcéteras (nunca música clásica o información relevante de nuestro país o del mundo).
También hay una pantalla gigante en la estación de tren de Once; cuando uno llega a la estación ve como todo brillante y con colores cambiantes, para luego darse cuenta que detrás de uno hay una mega pantalla pasando cosas irrelevantes.
También se ve en las calles ciertas pantallas con publicidad. Es algo perturbador.
El otro día, voy al laburo como siempre, entro al ascensor y mientras aprieto el botón veo que la pared está iluminada y de colores cambiantes. Me doy vuelta y observo con desagrado que hay un televisor colgado en la esquina del ascensor, justo al lado de la puerta. Me quedé mirándolo con los ojos desorbitados. El edificio tiene 7 pisos. Más de un minuto no está nadie en ese ascensor.
Cuando estoy esperando el ascensor para bajar, de golpe se abren las puertas y ve toda la gente mirando hacia la esquina en la que el televisor se encuentra, les pregunto "¿sube o baja?". Todos están como hipnotizados mirando el televisor, con los ojos bien abiertos. "¿Sube o baja?" repito. Mientras se cierra la puerta, veo que uno de los que está dentro del ascensor comienza a despertarse de su estado. Con los ojos iguales de abiertos, gira su cabeza hacia mí y dice "eeeh...." mientras la puerta se cierra.
Bajo por las escaleras.
También hay una pantalla gigante en la estación de tren de Once; cuando uno llega a la estación ve como todo brillante y con colores cambiantes, para luego darse cuenta que detrás de uno hay una mega pantalla pasando cosas irrelevantes.
También se ve en las calles ciertas pantallas con publicidad. Es algo perturbador.
El otro día, voy al laburo como siempre, entro al ascensor y mientras aprieto el botón veo que la pared está iluminada y de colores cambiantes. Me doy vuelta y observo con desagrado que hay un televisor colgado en la esquina del ascensor, justo al lado de la puerta. Me quedé mirándolo con los ojos desorbitados. El edificio tiene 7 pisos. Más de un minuto no está nadie en ese ascensor.
Cuando estoy esperando el ascensor para bajar, de golpe se abren las puertas y ve toda la gente mirando hacia la esquina en la que el televisor se encuentra, les pregunto "¿sube o baja?". Todos están como hipnotizados mirando el televisor, con los ojos bien abiertos. "¿Sube o baja?" repito. Mientras se cierra la puerta, veo que uno de los que está dentro del ascensor comienza a despertarse de su estado. Con los ojos iguales de abiertos, gira su cabeza hacia mí y dice "eeeh...." mientras la puerta se cierra.
Bajo por las escaleras.
a las
7:55
10/5/10
Conversaciones
Mucha gente conversa en el tren, o en el subte. Gente que se conoce del mismo tren, por una conversación improvisada. En general hablan de lo mal que se viaja, de lo enfermos que están o de lo mucho que trabajan por la poca plata que ganan.
Realmente a mí no me agrada hablar con gente que no conozco, pero la otra vez me puse a analizar cómo sería una conversación en la que yo participara.
Un tipo: -Qué mal se viaja...-
Mechicabota: -Sí, la verdad que sí-
U T: -Cada vez peor-
Mechi: -Sí, y cada vez más incómodos los trenes nuevos-
U T:-Sí, tal cual... es un desastre-
Mechi:-Sí, nos tratan como si no trabajáramos-
U T:-Eso... eso es exáctamente lo que digo. Yo me levanto todos los días, entro al primer trabajo, construyo casas... estoy 8 horas, después vuelvo a casa, como, me baño y me cambio, y voy al otro trabajo; soy vigilante en una fábrica. Hago el turno de noche y vuelvo a las 5 de la mañana. Voy a casa, duermo unas 3 horas y me vuelvo al primer laburo.- (no es algo inventado, un hombre de verdad contó eso en el tren y se quedó dormido mientras hablaba)
Mechi:-Guau... que trabajo... pobre-
U T:-Sí, y bué... que va a hacer, las cosas son así para casi todos-
Mechi:-Y sí... es muy duro el tema del laburo acá en Argentina-
U T:-Sí, es un esfuerzo muy grande-
Mechi:-Exacto, y muchos no saben lo que es trabajar duro-
U T:-Eso es lo que siempre digo, no hay valor por el trabajo duro, por el trabajo manual... ahora todo es con máquinas-
Mechi:-Sí, cada vez más automatizado, y nosotros los trabajadores quedamos en segundo plano-
U T:--Sí, es lo que siempre digo ¿y vos a qué te dedicás?-
Mechi:-Testeo videojuegos-
U T:-Ah.-
Realmente a mí no me agrada hablar con gente que no conozco, pero la otra vez me puse a analizar cómo sería una conversación en la que yo participara.
Un tipo: -Qué mal se viaja...-
Mechicabota: -Sí, la verdad que sí-
U T: -Cada vez peor-
Mechi: -Sí, y cada vez más incómodos los trenes nuevos-
U T:-Sí, tal cual... es un desastre-
Mechi:-Sí, nos tratan como si no trabajáramos-
U T:-Eso... eso es exáctamente lo que digo. Yo me levanto todos los días, entro al primer trabajo, construyo casas... estoy 8 horas, después vuelvo a casa, como, me baño y me cambio, y voy al otro trabajo; soy vigilante en una fábrica. Hago el turno de noche y vuelvo a las 5 de la mañana. Voy a casa, duermo unas 3 horas y me vuelvo al primer laburo.- (no es algo inventado, un hombre de verdad contó eso en el tren y se quedó dormido mientras hablaba)
Mechi:-Guau... que trabajo... pobre-
U T:-Sí, y bué... que va a hacer, las cosas son así para casi todos-
Mechi:-Y sí... es muy duro el tema del laburo acá en Argentina-
U T:-Sí, es un esfuerzo muy grande-
Mechi:-Exacto, y muchos no saben lo que es trabajar duro-
U T:-Eso es lo que siempre digo, no hay valor por el trabajo duro, por el trabajo manual... ahora todo es con máquinas-
Mechi:-Sí, cada vez más automatizado, y nosotros los trabajadores quedamos en segundo plano-
U T:--Sí, es lo que siempre digo ¿y vos a qué te dedicás?-
Mechi:-Testeo videojuegos-
U T:-Ah.-
a las
7:41
4/5/10
A partir de este momento las emisoras participantes continúan con la difusión de sus respectivos programas
El blog estuvo cerrado unos días a causa de ciertas malinterpretaciones hechas hacia el mismo.
El tema ya fue correspondientemente hablado con quien tenía que ser hablado, y luego di el tema por cerrado tratando de recordar que las letras son frías, por ello no se pueden escribir tonos de voz y algunos comentarios pueden ser fácilmente malinterpretados.
Pero luego de dar por terminado el tema, una tercera persona firmando como "anónimo" comenzó a insultar como si el ofendido hubiera sido él/ella (mi teoría es que se debe a la ausencia de reales problemas y un gran complejo de inferioridad que le lleva a buscar los problemas donde no los hay... aunque no descarto que se deba a la falta de sexo).
Cuestionó mi título de "pueblerina";
La idea que va detrás de esta palabra es indicar que no vivo en la ciudad. Quiero aclarar para los poco hablados, que "pueblerina" no es lo mismo que "campesina".
Ela anónimo ("ela" porque no sé si es "él" o "ella") dejó en claro que se sintió ofendide (otra vez, la falta de sexo en Anónimo trae sus consecuencias) por las cosas que escribí sobre los que viven en Capital, aunque yo realmente no dije nada malo de ellos, sino que sólo quise mostrar las diferencias entre personas que viven en lugares diferentes. Aunque yo hablara mal sobre ellos, Anónimo debería tratar de buscar su sentido del humor. Gracias a dios, yo siendo mujer, me puedo reír todavía con Two and a Half Men sin sentirme ofendida por sus chistes ultra sexistas y machistas. Gracias a dios siento suficiente confianza en mí como para no sentirme molesta por chistes basados en estereotipos.
Si realmente Anónimo es capitaliense y tiene esa mentalidad cuadrada, voy a empezar a pensar que los estereotipos son reales... ¡y a pesar de que tengo muchos amigos, conocidos y familiares que viven en la Ciudad!
Además, vale la pena mencionar la estupidez de Anónimo, que basó su opinión en un sólo post que escribí en lugar de leer otros en los que expreso mi admiración hacia los que habitan en la Ciudad.
Lo único que puedo decirle a Anónimo es que siempre puede pagarle a alguien para que solucione sus problemas, se encuentran en cualquier lado y aunque a muchos les resulta inconcebible pagarle a una de estas personas para que lo libere de esas urgencias que le tapan el cerebro y no los deja pensar, yo creo que es una buena solución, muy efectiva y de la que salen más de uno satisfechos. Estoy hablando claramente de un ENORRRRRRME y GIGAAAAANTE psicólogo.
El tema ya fue correspondientemente hablado con quien tenía que ser hablado, y luego di el tema por cerrado tratando de recordar que las letras son frías, por ello no se pueden escribir tonos de voz y algunos comentarios pueden ser fácilmente malinterpretados.
Pero luego de dar por terminado el tema, una tercera persona firmando como "anónimo" comenzó a insultar como si el ofendido hubiera sido él/ella (mi teoría es que se debe a la ausencia de reales problemas y un gran complejo de inferioridad que le lleva a buscar los problemas donde no los hay... aunque no descarto que se deba a la falta de sexo).
Cuestionó mi título de "pueblerina";
pueblo.
pueblerino, na.
campesino, na.
Ela anónimo ("ela" porque no sé si es "él" o "ella") dejó en claro que se sintió ofendide (otra vez, la falta de sexo en Anónimo trae sus consecuencias) por las cosas que escribí sobre los que viven en Capital, aunque yo realmente no dije nada malo de ellos, sino que sólo quise mostrar las diferencias entre personas que viven en lugares diferentes. Aunque yo hablara mal sobre ellos, Anónimo debería tratar de buscar su sentido del humor. Gracias a dios, yo siendo mujer, me puedo reír todavía con Two and a Half Men sin sentirme ofendida por sus chistes ultra sexistas y machistas. Gracias a dios siento suficiente confianza en mí como para no sentirme molesta por chistes basados en estereotipos.
Si realmente Anónimo es capitaliense y tiene esa mentalidad cuadrada, voy a empezar a pensar que los estereotipos son reales... ¡y a pesar de que tengo muchos amigos, conocidos y familiares que viven en la Ciudad!
Además, vale la pena mencionar la estupidez de Anónimo, que basó su opinión en un sólo post que escribí en lugar de leer otros en los que expreso mi admiración hacia los que habitan en la Ciudad.
Lo único que puedo decirle a Anónimo es que siempre puede pagarle a alguien para que solucione sus problemas, se encuentran en cualquier lado y aunque a muchos les resulta inconcebible pagarle a una de estas personas para que lo libere de esas urgencias que le tapan el cerebro y no los deja pensar, yo creo que es una buena solución, muy efectiva y de la que salen más de uno satisfechos. Estoy hablando claramente de un ENORRRRRRME y GIGAAAAANTE psicólogo.
a las
7:50
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