En el tren Sarmiento se ven muchísimos vendedores, pedigüeños, músicos e indefinibles.
Por supuesto, todos tenemos nuestros favoritos y odiados.
En mi caso, mis favoritos son:
Vendedor
El que vende guantes de látex: Es un tipo grande, de unos 60 años. Viene con sus guantes de látex y anuncia su producto. Uno lo primero que piensa es "¿¡Para qué cuernos quiero yo un guante de látex!?" y el hombre contesta sin haber escuchado la pregunta: "Para lavar los platos, para tratar heridas, para las damas: para teñirse el cabello, para lavar al perro, para tratar con la basura". De golpe pone cara de sorpresa y dice "¿a cuánto piensan que está? En las farmacias nos cobran 6 pesos, 6 con 80... hoy se lo llevan; un paquete por dos pesos". Y si ante todo esto aún no nos sentimos con ganas de comprar guantes de látex, nos dice con cara de indignación "¡pero por favor, dos pesos nada mas! ¡Les estoy dando jamón crudo a precio de mortadela!". Un genio adelantado a su época.
Pedigüeño:
El pedigüeño casi igual a todos: Viene pidiendo dinero, que una ayudita, que por favor, que una colaboración... y termina diciendo "colaboren, tengo al perro con sida". Otro genio.
Seguimos con mis odiados (están peleados, por eso puse dos de cada uno):
Vendedor:
El que vende CDs de "música": Ya hablé de este tipo en este post, y no quiero recordarlo porque sino mi sangre comienza a hervir.
El que vende cuchillos: "Una oferta exclusiva por tener manchas de aceite" comienza anunciando. "Cuchilla de acero inoxidable". Realmente lo que dice después no tiene importancia (creo que nadie lo escucha). El tipo saca la cuchilla del empaque (una cuchilla muy grande), lo levanta con una de sus manos y golpea uno de los caños del tren con él, como para que veamos que son duros. Luego toma un boleto de tren y comienza a cortarlo con el cuchillo en finísimas tiritas, mostrándonos lo afilados que son. Como si esto no fuera suficiente, los pasajeros nos corremos lo más que podemos hacia las ventanillas y el hombre pasa entre todos sin la mas mínima expresión de preocupación por el bienestar del pasajero. Va caminando por el pasillo con el chuchillo en la mano, al mejor estilo de los asesinos seriales en películas de Hollywood, mientras se tambalea por el vaivén del tren. Por momentos parece que estuviera vendiendo en el medio de un samba.
Pedigüeño:
El que "no sabe hablar": Es un tipo de unos 23, 25 años. Siempre viene al tren y, simulándo hablar mal, dice "achac sha achasishachash". Pero claro, si no se le entendiera nada, nadie le daría dinero. Entonces este tipo encontró uno de los mejores discursos que dice más o menos así: "acachac sha achasishachash mi nombre es Juan. Achichach csau chi chunichochu chico de la calle. Ashachisha mash mashi chash cuatro hermanitos. Mashachich shac chash leche y pan. Shechincha presh chash mucho frío chash chochi shasha y llueve todo. Achash se llueve todo. Shishash colaboración.". Lo odio.
El "yo no soy como los demás": Viene diciendo que él no va a mentirnos diciendo que tiene sida, o que tiene hijos con enfermedades o que trabaja para un hogar de niños. Aclara que simplemente en ese momento se encuentra sin empleo. Pero claro, imagino que el discurso no le quedaba muy conmovedor que digamos así, entonces le agregó "tengo dos hijas chiquitas y ellas no entienden la frase 'hoy no hay' 'hoy no se puede'. Y ellas a veces no comen, ¿vió?". O sea... decís que no nos vas a decir esas cosas y nos terminás diciendo otra! En este caso prefiero a los que mienten.
Bonus track: Al grito de "diez centavos, por favor, para comer por favor. Si alguien sería tan amable de darme diez centavos que no tengo nada de nada para comer por favor." llega la vieja a la que yo llamo Diez Centavos Por Favor, Para Comer Por Favor. Siempre dice exactamente lo mismo. A veces agrega "que soy enferma". Lo que tiene de particular esta mujer (además del grito taladrante y de que tarde como 15 minutos en atravesar todo el vagón) es que va pidiendo, pidiendo (a los que le dan monedas les dice "gracias querido/a, que Dios te bendiga, que tengas mucha suerte. DIEZ CENTAVOS POR FAVOR...") y llega un momento en que se cansa, y le pide a uno de los pasajeros que se levante y le de el asiento. Una cara rota. A todo esto, se la puede ver tomándose un tetra y comiéndose un choripán en la estación de Castelar.
Imagino que mis lectores ya saben cuál es mi músico odiado
Mi músico favorito es el guitarrista de Pasajeros del Tren Rock. ¡Me encanta! Siempre toca rock clásico. Es muy lindo viajar escuchando canciones de Pink Floyd, Queen, Pappo. Un alegre cambio: de escuchar reguetón todos los días a escuchar MÚSICA. Una vez se lo dije y de malo nomás empezó a tocar una canción de dadi yanki (sí, todo lo relacionado al reguetón lo escribo mal... ¿algún problema?). Lo bueno es que estaba bromeando y no tocó más de dos notas (no que el reguetón tenga más notas...) porque yo tenía fruta en la mochila y no iba a dudar al revoleársela :P
¡A ver cuándo toca una de los Beatles!
5 comentarios:
te olvisaste de dos importantes! uno es el viejo que toca el acordeón y el otro es el ciego q pasa silbando siempre la misma melodia sacudiendo su latita de monedas que siempre tiene pocas monedas...
ursula conce
no pasa mas el que vende relojes "con cinco funciones: da la hora, los minutos, los segundos, el dia y el mes"??
Es tema para un siguiente post, Patri :)
Uh, el ciego que dice Úrsula es infumable! El preferido de mi marido es Gustavo, el epiléptico que siempre dice "a mí nadie me manda, yo pido para mí" y solia contar la historia de sus crisis de morón a ciudadela (después se avivó y empezó a hacerla más corta)
Nuri148: Ese hace como un rap "una monedita... una monedita por favor... una monedita... una monedita y disculpas por las veces que le pido... una monedita..."
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