23/2/11

Cuestiones subperráneas

Yéndo en subte hacia Plaza Miserere, pasó algo. Cuando me enteré qué era, casi me muero.
En Lima, el tren para y no arranca. La gente empieza a enfadarse conforme iban pasando los minutos.
Por supuesto, lo que hace la gente primero cuando algo así sucede, es bajarse del tren. Yo me quedé adentro contando los chistidos de indignación de la gente.
Llegué a 15, cuando noto que toda la gente está yendo hacia la cabina del conductor, y miran con cara de orto las vías. Yo no me iba a poner a cabecear para ver que pasaba, ya que trato de conservar algo de dignidad, así que me quedé con la duda.
Pasaron unos minutos más, y unos policías van hacia la cabina del conductor. Tenía un poco de curiosidad, pero no iba a dejar que me gane. La gente seguía chistando enojada.
De golpe veo que los policías vuelven, riéndose con un perro a upa.
El mundo de repente se detiene por completo y lo único que se mueve en ese momento son los policías con el perro.
El perro, a upa panza para arriba mira desde su comodidad a los pasajeros, con una sonrisa de perro demostrando que éste era su momento de gloria.
Nuestros ojos se cruzaron, el perro me sonrió y se fue alejando despacito de mí, pero no le quité los ojos de encima en ningún momento, hasta que lo perdí de vista.
Acto seguido, giro la cabeza dirigiéndo mi mirada a un punto arbitrario del vagón, con los ojos bien abiertos y una sonrisa dura, tratando de aguantarme el "AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHH!!!" y la risa. ¡¡Qué felicidad me dió!! ¡¡Sólo podía pensar en el perro, sonriendo, con su pancita pelada y gorda a upa!! ¡¡El perro quería jugar, quería jugaaaar!!
Los ojos me empezaron a llorar de tanta emoción contenida, pero la gente estaba toda con cara de orto, y me miraban.
Yo quería bailar tregua y bailar catala, pero ese vagón estaba lleno de famas que me observaban como si yo fuera un perro que se tiró a correr a las vías del subte.
Y pensar que yo no quise salir del vagón para no tener nada en común los animales de las personas.


PD: ¡¡El perro quería jugar, quería jugaaar!! ^^

15/2/11

Medio piquete

Hoy, el tren venía normalito hasta que llegó a Castelar. Para los que no saben, Castelar es la 5ta estación del tren, desde Moreno.
En fin, para, sube toda la gente y se escucha desde los parlantes "el servicio de plataforma número uno se encuentra cancelado". La plataforma uno era donde estaba nuestro tren, y toda la gente se baja.
Yo me quedo en la puerta, esperando una explicación.

Al parecer hubo un accidente en una estación, entonces los trenes llegaban sólo hasta Liniers. Ahora... entonces, si Liniers está mucho después que Castelar... ¿por qué cancelaron el tren que estaba en Castelar?

O sea, como hubo un accidente mucho más adelante, las mentes brillantes de TBA (Trenes de Buenos Aires) pensaron que había que cancelar uno de los trenes (¿?) y hacer que la gente espere el tren que viene lleno desde Moreno después, y ahí se suben y llegan hasta Liniers (¿?).
¡¡Si el tren andaba, no tenía el más mínimo sentido cancelarlo!!
La gente que había salido del tren, volvió a entrar, y yo les decía "no salgan, quedémonos acá, si nos quedamos todos juntos no les va a quedar otra que llevar este tren hasta Liniers", y todos decían "sí, sí, sí".
Hasta que el tren amagó a volver a Moreno, entonces todos los idiotas se bajaron, dejándome a mí sola en el vagón junto a otras 5 personas que tampoco querían bajar.
El tren empieza a irse hacia los galpones que hay en Castelar (que es donde les hacen mantenimiento y los limpian), pero no llegó a entrar.
Viene un chabón de TBA, y mientras nos mira con cara de orto nos dice de la manera más despectiva "si van a esperar que este tren arranque, van a estar 4 horas acá", y nos indicaba que nos vayamos al primer vagón, que ahí íbamos a poder bajar.
Sin muchas ganas, voy hacia la salida. Cuando llego al primer vagón, veo que está lleno de gente gritando "¡¡no nos vamos a bajar, no nos vamos a bajar!!", y tratában de convencer a los débiles que estaban bajando de que se quedaran, diciendo cosas como "tenemos que estar todos unidos", "no nos pueden hacer esto" y cosas así.
Los de TBA estaban abajo, mirándonos, señalándonos y riéndose de nosotros. Mi indignación se sentía como una bola en mi garganta. Tenía ganas de bajar y de agarrarlos a piñas.
La gente le gritaba a uno de TBA "eeeh, gordo lechón!" y se mataban todos de la risa. A pesar de que nos estaban tratando como un pedazo de mierda, todos tenían el mejor humor posible, y aplaudían, cantaban, y hasta llamában a Crónica TV muertos de la risa. Casi todas eran mujeres.
Yo quería participar, y reirme y relajarme, pero me era muy difícil sintiendo la indignación que sentía.
Luego de media hora así, de gritos, de varios "gordo lechón!!", de llamados a la radio y a la televisión, y de que viniera la policía, llegó un conductor, abrió la puerta de la cabina y nos dijo "ahí sale", y todos estallaron en gritos y aplausos por la alegría.
A los 10 minutos, el tren arrancó, llegó a la estación Castelar, y allí subieron todas las personas a las que habían hecho bajar, mientras todos los que nos habíamos quedado juntos, estábamos muy cómodos y satisfechos sentados en nuestros asientos de preferencia.
El tren llegó a Once.

¿Vieron? La gente unida le gana a los hijos de puta.

7/2/11

Semáforos

Los peatones de Buenos Aires caminan por la fuerza que les otorga la adrenalina de cruzar el semáforo en rojo.
Uno siempre ve por las veredas, a una persona que va caminando despacito, tranquilita, y cuando llega al semáforo en rojo se pone nerviosa, comienza a mirar cualquier huequito que quede entre los autos para poder cruzar al otro lado sin tener que esperar a que cambie a verde.
Cuando encuentran un hueco, corren hacia la otra vereda, y siguen caminando rapidito rapidito hasta que la energía semaforrojística se desvanece, y tienen que volver a alimentarse en la próxima esquina.
Lo peor es que los semáforos tratan de evitar este problema, ya que su función en la vida es obligar a la gente a comportarse según sus propias ganas. Primero, aprendieron a hablar, porque los ciegos se aprovechaban de su ceguera para hacer caso omiso a las brillantes luces. Entonces los semáforos comenzaron a hacer sonidos "cuiii, cuiii, cuiiii, cuiiii".
Pero no funcionó mucho.
Entonces, en su reunión de consorcio, los semáforos se vistieron con otra pantallita indicada sólo para hacer la cuenta regresiva hasta que el semáforo vuelva a ponerse en rojo.
A la gente tampoco le importó.
Luego de varias reuniones, discusiones y peleas a muerte, los semáforos decidieron de una vez por todas, que tendrían que tener otra pantalla que escribiera con letras gigantes y rojas la frase "NO CRUCE", y se sintieron satisfechos.
Los semáforos ahora tienen mucho más trabajo, con sus cuentas regresivas, sus "cui cui cui", y sus "NO CRUCE", pero la gente sigue evitándolos.

Los semáforos se reúnen en secreto, sino les sugeriría que se agreguen una pantalla que diga "OJO" y que tenga un brazo mecánico que golpee a los humanos. ¿Cómo vamos a ignorarlos así? Después de todo, ellos son la raza superior.

1/2/11

Fin de mis vacaciones

Luego de 15 días en el Paraíso (cualquier lugar que no sea el Sarmiento ni Capital), he vuelto al Infierno (el Sarmiento y Capital).

Maldita sea.