23/9/11

Los bloqueadores

Me resulta imposible pensar que las cosas pasan porque sí en la Ciudad. No me vengas a discutir que pasa, que es así, que hay gente idiota. No, no, no. Yo sé que hay gente idiota, pero esta gente no es idiota... sabe lo que hace.
No, no, no acepto ninguna de tus refutaciones. Ésta gente está complotada, no me vengas a embromar. Son criaturas que fueron creadas específicamente para fastidiarnos a los pobres mortales que tenemos que transitar día a día las calles de Buenos Aires.
Son Los Bloqueadores.
Cada uno de ellos tiene su misión en esta vida, y es embromarnos y tornar imposible nuestra vida en la Ciudad.
Un claro ejemplo es cuando todos los humanos vamos caminando despaciiiiito por la vereda, y adelante de todo, encabezando la manifestación, una Bloqueadora con forma de VIEJA.
Siempre hay una vieja adelante de todo, que camina despacio y nos obliga a seguirles el paso. Éste es un buen momento para tomarnos un café; un paso, nos detenemos, un sorbo. Otro paso, nos detenemos, un sorbo.
Estoy planeando aprovechar estos espacios de tiempo para depilarme; un paso, me detengo, cera. Un paso, me detengo, arranco.

Después hay muchos bloqueadores por las veredas del barrio de Once. Este barrio, para los que no lo conocen, tiene todo lo horrible de la ciudad, y nada de lo lindo.
En las veredas hay miles de puestos callejeros que venden ropa "Nikke" o "Abidas". Y allí van, los felices Bloqueadores, que detienen su marcha en seco para mirar las sombras de ojos "Reblon", y uno se los lleva por adelante.
Les empezás a decir "cheee, pero ¿cómo vas a parar así?" "¡Tené cuidado!" o los mirás con cara de "te ODIO", pero ellos no te ven ni te escuchan, cegados por los brillitos de un póster de gatitos que venden en el puesto de al lado.
También están los Bloqueadores que caminan adelante tuyo moviendo sus brazos exageradamente. Ellos cuando caminan tienen que poner los brazos en ángulo recto con respecto al cuerpo. Y después cambian; el que estaba adelante va atrás, también en ángulo recto. Y así por los siglos de los siglos.
Uno para evitar comerse una piña, trata de irlos esquivando. Y ves que entre el Bloqueador y la pared de la vereda hay un pequeño espacio por el que podés pasar. Te movés hacia la pared y aumentás la velocidad para pasarlo.
Pero no. El Bloqueador va caminando lentamente en diagonal para quedar pegadísimo a la pared, y no te queda otra que esquivar los brazasos de aquí hasta que llegues a destino.
En el colectivo también hay muchos Bloqueadores. Ellos se sientan en el asiento del pasillo, dejando libre el que está en la ventanilla, y cuando vos tratás de sentarte en el asiento disponible, ellos no se levantan y te dejan el paso, sino que sentados como están, rotan el cuerpo lentamente hasta que sus rodillas quedan mirando completamente hacia el pasillo, y vos tenés que pasar por ese pequeño espacio que te cedió, con la desagradable sensación de que mientras estás pasando, tu culo queda en la cara del Bloqueador por unos segundos.
Y después están los Bloqueadores que viajan parados, y se quedan en la puerta de salida, sosteniéndose del caño que tiene el timbre, mirándo hacia la puerta, con actitud de "ya toqué el timbre para bajarme en ésta parada". Uno a veces duda, y les pregunta "¿bajás acá? ¿tocaste el timbre?", pero los Bloqueadores de Puertas de Colectivos siempre tienen los auriculares puestos y no te escuchan. Los Bloqueadores jamás bajan del colectivo. Al final uno toca apresuradamente el timbre cuando está a tres edificios de la parada, y el colectivo pega una frenada que hace que te golpees contra todo.

Y hay un tipo más leve de Bloqueadores, pero me molestan de igual manera.
Son los Turistas que viajan en el Bus Turístico de Buenos Aires
Estuvo lloviendo. Estoy a media cuadra de mi trabajo, pero me toma un rato llegar porque las baldosas de la vereda están tan flojas, y esto significa que cualquier pisada incorrecta derivará en agua y barro en mis zapatillas. Es un juego de lógica, y a veces de azar.
Miro al piso; esta baldosa está medio inclinada, pero aquella tiene como un borde negro muy grande... esta parece normal. La piso. No pasa nada. Sigo.
Aquella está rota en el medio. Esta no, pero está demasiado inclinada. Esta tiene una burbujita saliéndole del costado. Bueno, me tiro el lance. Piso. Salta una escupida de agua negra del piso y se estrella contra mis zapatillas. No solo siento la humillación de haber perdido contra un bloque inanimado de concreto, sino que tengo una brotante indignación que explota en mi pecho y me empieza a salir por todos los orificios de la cara. Tengo ganas de gritar. En ese momento, justo en ese, veo el Bus de mierda lleno de turistas felices que me están mirando con ojos maravillados (ellos miran todo con ojos maravillados). Un señor de adelante de todo, con anteojos de sol, gorra, remera a rayas y bermudas está filmando el estúpido recorrido del estúpido bus. Yo, todavía en posición de caminata detenida, los miro con desprecio. El bus se va y siguen viendo la maravillosa ciudad llena de luces.
Yo sigo caminando y sigo viendo la detestable ciudad llena de caca de perro y baldosas flojas.

8/9/11

Bichos

En el tren hay un tipo de bicho muy temible del que uno debe cuidarse constantemente.
En general, hay bastantes tipos de bichos: hormigas, mosquitos, arañas y cumbieros. Pero este bicho es aún peor.
Hablo de las sanguijuelas.
Las sanguijuelas son un tipo de bicho que tiene forma de persona y cuyo único propósito en la vida es alimentarse de la comodidad de los pasajeros.
A veces cuesta reconocerlos, y uno advierte su presencia cuando ya es demasiado tarde.

La sanguijuela entra al tren y parece un pasajero más, pero muestra la hilacha cuando se acomoda; en lugar de agarrarse del pasamanos normalmente, una sanguijuela se agarra de uno de los asientos, colocando su mano en el medio del respaldo (fig 1).
Figura 1: Sanguijuela comenzando su labor
Si la víctima no se da cuenta de su presencia, la sanguijuela comenza a mover sus piernas hacia el lado de la ventanilla, hasta ocupar todo el espacio (fig 2).
Figura 2: Sanguijuela exitosa
Los síntomas de la víctima suelen ser: incomodidad, dolor en las piernas y glúteos, calambres y vómitos.
La mejor manera de evitar estos problemas es notar la presencia de la sanguijuela lo antes posible y ofrecer resistencia con las piernas, para que no pueda entrar a su espacio.
En caso de no poder hacerlo, se recomienda abrir fuego.

1/9/11

Historias de colectivos

En los colectivos suceden historias casi todos los días.
Pero como son tan pequeñas, no podía hacer un post decente de cada una de ellas, así que comenzaré a unirlas todas para hacer un post cada tanto de estas pequeñas historias.

¡Seño...!
Había estado lloviendo toda la mañana. Salgo del trabajo y ya no llovía, pero estaba nublado. Voy a esperar el colectivo a la parada y veo que todos los idiotas que lo estaban esperando, en lugar de estar en la parada original, estaban bajo los tinglados de los edificios para protegerse de la lluvia invisible.
Me pongo en fila. Veo que otra persona se pone en la parada original, así que le llamo la atención y le digo "están haciendo fila acá" (nótese como los culpo a los otros).
Una vieja que estaba adelante mío me mira como agradeciéndome. Le sonrío.
Al rato otra persona se pone en la parada original. Hago lo mismo que antes. La vieja también. Le sonrío.
Una chica va y hace fila en la parada original. Me harto y no le digo nada.
La vieja se da vuelta, la señala a la chica y me dice... no se entiende bien escrito, así que hagamos así señor lector: ahora es usted la vieja. Ponga la boca con forma de "O" y diga "¡Se coló!".
Le faltó decirme "Señooo..!"

Deducción
Nos subimos al colectivo, y normalmente le toma 2 minutos llegar a la Avenida 9 de Julio. Ese día fue diferente; estuvo como 15 minutos para hacer lo mismo.
Mientras comienza a cruzarla, y todos nos preguntábamos qué cuernos estaba pasando, en medio de la avenida vemos un camión de bomberos y un taxi todo chamuscado. Una señora de los primeros asientos lo mira con muchísimo detenimiento.
Al rato nos explica "Parece que se incendió un taxi".
¡Bravo, señora! ¡Ahora cuéntenos qué pasa si unimos los colores amarillo y azul!

Ratas inmundas
Cuando los trenes se incendiaron como conté en aquel post, llegué a Liniers sin saber como hacer para llegar a mi trabajo de ahí. Preguntando por todos lados, llegué a encontrar un colectivo. Una chica que estaba esperando el mismo, me preguntó si sabía qué había pasado.
Nos hicimos amigas casuales y estuvimos hablando mientras esperábamos el colectivo, y durante el viaje también.
Casi cuando está llegando a su parada, le suena el teléfono. Le responde al interlocutor de manera muy desagradable, como si fuese su enemigo. Cuando corta me dice:
-Ajjj... mi novio... es un pesado, ¿vos estás de novia?-
-Sí-
(buscando complicidad)-¿No son unas ratas inmundas?-
-Ehmm... no... por lo menos el mío no...-
-Ah, es que yo estoy hace mucho ya-
-Yo estoy hace 5 años y te aseguro que fueron los mejores de mi vida-
-Ah... pasa que yo estoy hace 7- y se baja.

Ya fue. Cancelo el casamiento, ahora me parece maravilloso pero dentro de dos años pensaré que es una "rata inmunda".


Busqué "rata inmunda" en Google y me apareció esta foto:
Rata inmunda

Yo tampoco querría estar de novia con ese chico.

Yo relaciono a mi novio más bien con esta sensación:





Interesante
Casi siempre me quejo porque estando en la Ciudad nunca me pasa nada interesante. Pero nunca. No veo a famosos, ni accidentes de auto, ni personas desmayándose, ni nada de lo que se ve en la tele.
Venía meditando estas cuestiones en el colectivo, medio dormida: "¿por qué nunca me pasa nada interesante...? bbzbzzzzz... por... por qué...? bbzzzzz nunca nada zzz bizarro o loco bbbbzzzzzzzzzzzzzz....".
Me despierta un golpe, y el colectivo gira muy dramáticamente.
¡Chocamos!
¡¡Y YO NO LO VIIIIIIIIIIIIII!!