11/3/11

Horrible, horrible viaje.

Tren lleno. Yo enterrada en una masa compacta de gente. No hay aire, sólo dióxido de carbono.
El pelo se me pegotea a la nuca, los codos de terceros se me clavan en las costillas. Miro mis manos; sobre ella hay miles de minúsculas gotitas brillantes.
Es sólo un día más en el tren, acompañada como siempre de:
  • El idiota que se ríe: Entra a los golpes y riéndose en el tren. Suele tener una gorrita y masca chicle. A él lo golpean, lo pisan, lo empujan... y él se ríe. Se ríe de su desgracia y de su inmundicia. Se ríe de la injusticia y del dolor. Se ríe del olor a pata, de su cara de idiota y de su mediocridad. A él le da gracia sentirse como escoria miserable en el Sarmiento. Su película favorita es Jackass y duerme en una cama de clavos a las carcajadas mientras el perro del vecino ladra y ladra.
  • El Brazo Anónimo: A pesar de estar en una masa compacta de gente de la cual es imposible caerse, El Brazo atraviesa todo el tren en busca de un caño que logre sostener a su dueño. El Brazo siempre pasa por enfrente de la cara de uno, bien pegada, cosa que uno tenga que girar levemente la cabeza para no tener sus pelitos en la nariz. El Brazo siempre termina en una axila que apesta.
  • La señora que pide que no la toquen: La Señora siempre pide que no la toquen. Sin importar que la distancia entre cuerpo y cuerpo sea de medio milímetro, la Señora insiste en que no la toquen ni un poco (no vaya a ser que le arrebaten el olor a naftalina, por una de esas casualidades...).
  • El señor que burla a la Señora que pide que no la toquen: Este señor siempre burla a la anterior señora diciéndole "ay, tiene miedo de que la violen" y busca complicidad del resto de los pasajeros, aunque nadie le da bola nunca. Al final se enoja y le dice "Si no le gusta el transporte público, viaje en auto".
  • El que putea en voz baja: Este tipo sólo está en el mundo para decir susurrando "puta madre, che", "ppffff...", "connnnncha de la lora", etc.
  • La excepción: Este personaje cambia. Es el único que nunca es igual en ningún viaje. Hoy me tocó un padre con su hijo. A pesar de estar en Merlo, en lugar de levantarse más temprano, tomarse el tren que va a Moreno, ir dos estaciones hasta Moreno y esperar que el tren vuelva hasta donde él tenía que ir, o tomar el colectivo, decidió tomar el tren normal con su niño de 4 años a upa. Cuando entró, se puso a gritarle a la gente que subía, que dejen de empujar, que no entren más porque él estaba con su niño allí. La gente obviamente entró, y cuando el pobre niño empezó a sentir la presión de los otros cuerpos en sus piernecitas, empezó a decirle que se quería bajar. El padre entonces, con voz de pobrecito le dice "bueno, bueno hijito, bueno mi amor, pasa que a la gente no le importa nada, ¿no entendés?". La respuesta que se merecía apareció en mi estómago y empezó a subir colérica a través de mi garganta, pero me la tragué, y se sintió más asqueroso que tragar vómito. Porque suponiendo que alguien le cediera el asiento, no hay manera de que pueda llegar hasta él de tanta gente que hay.
  • Mefistófeles: Así lo llamo cariñosamente. Él siempre viaja conmigo y trata de que le grite cosas a los pasajeros mencionados anteriormente. Cuando quiere salir, sube por mi estómago hasta mi garganta, me pone roja la cara y me pongo a gritar cosas a la gente que considero idiota. Casi no lo dejo salir, pero a veces sale solo. A pesar de ser mi cólera, muchas veces me hace reir al final. Estoy atrapado con él, pero siempre que sale me libera.