26/12/10

Milagros de Navidad

Ya cerca de las fiestas, elegí un regalo muy bonito en internet para uno de mis familiares. Tenía que ir hasta Palermo a buscarlo.
Mi tarjeta Monedero (que es la que se usa para viajar en algunas lineas de colectivo y en todas las de subte), estaba sin crédito, así que tenía que pasar por la ventanilla del subte y recargarla. El problema es que yo no tenía nada de dinero encima.
Conté las monedas, tomé el colectivo, y fui hasta Palermo decidida a sacar dinero del cajero automático una vez que llegara allí.
Luego de un viaje largo y caluroso, en el que me tocó sentarme en un asiento que estaba muy cerca del de adelante (esto significa que tenía las rodillas cerca de la cabeza, más o menos), llegué a Palermo. El primer cajero automático con el que me topé no tenía dinero. Pero claro, las 3 personas que entraron antes que yo no me lo adviritieron antes de que entrara como una estúpida y me fuera con la misma cara de decepción que ellos.
El segundo cajero, que estaba a unas cuadras, estaba cerrado.
El tercer cajero que estaba cerca del segundo, tenía un cartel gigante rojo que decía "la sucursal permanecerá momentáneamente cerrada", y al costado, otro cartel gigante "NO ENTREGA EFECTIVO".
El guardia de seguridad nos informa que toda la red Banelco estaría fuera de servicio durante media hora. La gente se fue.
Yo me quedé sentada esperando esa media hora, ya que si no sacaba dinero no iba a poder volver a casa.
Pasaron 20 minutos. No puedo empezar a decirles la cantidad de gente que venía, y trataba de abrir la puerta, a pesar de que habían ¡dos carteles gigantes indicando que el cajero estaba fuera de servicio!
Como yo era la que estaba en la puerta, me autonombré encargada de anunciar las malas noticias:

"Toda la red Banelco está cerrada por media hora"

"Toda la red Banelco está cerrada por media hora"

"Toda la red Banelco está cerrada por media hora"

"Toda la red Banelco está cerrada"

"Toda la red Banelco está cerrada"

"Toda la red Banelco está cerrada"

"Está cerrado"

"Está cerrado"

"Está cerrado"

"Ta cerrado"

"Ta cerrado"

"Ta cerrado"

"Cerrado"

"Cerrado"

"Cerrado"

"..." (eso es lo que decía mientras señalaba el cartel gigante rojo)

"..."

"..."

"-" (eso es lo que decía mientras miraba para otro lado y seguía escuchando el programa de Dolina en mi MP3)

En eso viene una chica con una camisa blanca. Cuando saca su tarjeta, me da cosa, y le digo:

-No, está cerrado, toda la red Banelco cierra por media hora supuestamente-
-Uh... ¿el cajero de allá enfrente también?-
-Sí, vengo de ahí, ese también...-
-Qué bajón... ¿y ahora que hago...?-
-Sí, un re bajón, yo también... yo vivo en Moreno y no me puedo volver hasta que se solucione esto porque no tengo un mango encima...- (con cara de resignada)
-Uh....... bueno... ¡gracias!-
-De nada, chau!-

Mientras escucho una historia de piratas muy interesante desde mi MP3, espero unos minutos más.
La chica de la camisa blanca vuelve:

-¡Hola! ¿Sabés qué? Me quedé pensando...-
-Sí...-
-¿Cuánto te hace falta para volverte a tu casa?-
-Sss... eeehhh... mmm...-
La chica saca 10 pesos y me los ofrece
-¡No! ¡Te re agradezco, pero no! ¡Muchas gracias!-
-Dale, sí-
-No, de verdad, gracias, muchas muchas gracias pe...-
-Si esto no se soluciona no vas a poder volver a tu casa- (y me deja los 10 pesos sobre la mochila)
-Ay... no sé... no sé como podría llegar a pagártelo...-
-No hay problema, chau- (y se va)
-¡¡Gracias gracias gracias!!-

Y me levanté del piso con un calorcito en el pecho, volví caminando como flotando en el aire y una sonrisa. La ví alejándose por otra calle; allí iba, la dulzura viste camisa blanca.
Caminé unas cuadras, y el segundo banco por el que pasé estaba abriendo. Traté de localizar al ángel para devolverle el dinero, pero no la encontré. Retiré plata del cajero, y me fui a tomar el colectivo.
Viajé en el 57 muy bien, muy cómoda y con muchísima alegría y fe en la humanidad.

A la mitad del viaje me dí cuenta que saqué el dinero y me fui, dejando la tarjeta de débito en el cajero, y sin haber cerrado sesión.
 Es por eso que la gente no hace cosas buenas por mí, porque me pongo contenta y me vuelvo idiota.



PD: Gracias a la ayuda de mi amiga Ursula, la tarjeta de débito pudo ser bloqueada en seguida (¿segundo milagro?)

PD2: También, me ayudó a enterarme que nadie había extraído nada con mi tarjeta.
Y quizás ese fue el tercer milagro.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

no te diste cuenta que ella era él no? casi nadie lo nota.

Sofi Mai dijo...

es así , todavía queda gente buena en este mundo :)

me encanta cuando pasan esas cosas que nos devuelven la fe en la humanidad y entonces vamos por la calle sonriendo , desentonando con todo el mundo , como decía mafalda :)

imaginate si alguien encontraba tu tarjeta y encima te la devolvía !! ese sí que era un milagro de navidad jaja


besooo señorita , espero que hayas pasado muy bien estas fiestas y que año nuevo sea aún mejor !!

Leonel Javier Ciliberto dijo...

A veces pasa. La gente buena abunda. Me niego a creer que toda la gente es mala. Tal vez algunos son estúpidos, pero no malos. Y no me refiero a los estúpidos a los que hace referencia Dolina, sino a los verdaderos ignorantes.

Me encanta leerte. Saludos.

Nuri148 dijo...

Acá en Europa el cajero te devuelve primero la tarjeta (pitando, encima) y recién cuando la sacaste te da la plata. Imposible olvidársela!

Sil dijo...

Acá en Japón, igual a lo que comentó Nuri148, el cajero te da la tarjeta y el recibo primero. Y, además de pitar, te habla (como tooooodas las máquinas de Japón!) y te dice que tomes cuidado de no olvidarte, jaja!
Lo mismo después de que te da la plata (por las dudas, viste?)