El otro día volvió mi hermana de Estados Unidos por unos días. Yo para llevarles algo fuí a comprar cosas a la bombonería Royal que está sobre la calle Lavalle.
Allí compré una caja de Bon O Bones, 8 paletas para mis 7 sobrinos y una bolsa de caramelos Menta-Chocolate para mí.
Viajando en el tren de vuelta a casa, sube un niño caprichoso. De más está decir que no soporto a los niños, y menos a los caprichosos. Excepto, claro, mis sobrinos a quienes les compré las paletas más grandes que encontré.
El Niño Caprichoso (o NC, como lo llamaré de ahora en adelante) comenzó a lloriquear (vale aclarar que tenía cerca de diez años y hablaba como si tuviera tres) "Aaaaaahhh, me quieo zentar! Me quieo zentar, abuelaaaaaaa, abué.. lááá!! Me duele las pienaz, ayy, ayyy miz pienaz. Ooooy, cómo me duele laz pienaz!!". Yo ni amagué a darle el asiento, se notaba que era puro capricho y no una verdadera necesidad.
"Abuela, zoz una mentidoza! Me dijizte que ibamoz a viajá zentadoz! Zoz una mentidoza! MEN-TI-DO-ZA" y la abuela se reía como si esta muestra de la pobre educación que recibe en su casa y la poca inteligencia de sus padres fuese algo gracioso, como si fuera una "cosa de chicos".
Pasaron 30 minutos y el NC no se callaba. Yo, claro, sumamente irritada.
Entonces se me ocurrió como hacer que se calle.
Saco de la bolsita que tenía en mi mano una de las 8 paletas que tenía para mis tan sólo 7 sobrinos. La levanto de manera que quede al lado de su cara, y se la queda mirando con ojos de deseo.
La guardo en mi bolso.
Saco otra más. El NC mira sorprendido. La guardo en mi bolso.
Saco dos más. El NC no puede creer lo que está viendo.
Las guardo.
Saco tres. Sin perder la vista del NC, la guardo en mi bolso.
Saco la que quedaba, y la guardo también.
El NC se queda mirando, con ojos de corderito degollado. Lo miro. Me ve. Le hago una levísima sonrisa y saco una de las paletas del bolso. El niño se ilusiona.
Le quito una pelusa y la vuelvo a guardar.
El NC se desilusiona.
Vuelvo a buscar algo en el bolso.
El niño se emociona.
Saco la caja gigante de Bon O Bones.
El niño mira atento.
La guardo.
Saco la bolsa de los caramelos.
El niño dice "abuela..."
"¿Sí?" responde ella.
"Vamoz más pada allá", y se alejan de mí.
Dormí una buena siesta después de eso.
25/6/10
22/6/10
Mundial
Así es, tal como me lo había propuesto, no he visto el partido de Argentina.
Como conté con aterioridad, en la oficina eramos tres los que habíamos decidido no mirar el partido. Lamentablemente uno de ellos cedió ante la emoción colectiva y fue a mirarlo con los otros...
Q.E.P.D.
Finalmente en la oficina terminamos siendo cuatro que no miraron el partido (hubo una quinta persona, pero no estaba mirándolo por cábala, así que no cuenta). Pusieron un proyector en la oficina para que todos lo puedan ver, y además un televisor. Casi todos estaban mirando en el proyector, que transmitía dos segundos más tarde que el televisor. Entonces escuchábamos los gritos "goooooool!" de los que estaban mirando el televisor, y al rato el masivo "GOOOOOOOOOOOOL!!!!!" de los demás.
De más está decir que al grito de "¡nos están cagando el partido!" unos casi se agarran a piñas.
El primer gol estuvo bueno, lo vivimos con un compañero de trabajo en la calle, sobre Lavalle para ser más precisa. De golpe la ciudad gritó "gguuuOOOOOOOOOOOOOOOllllllllllllllllllll!" y salieron algunas personas de los negocios, gritando, y los que estaban caminando saltaron de alegría y aplaudían ("¿a quién le aplaudían?" es la pregunta). Caminamos hasta el obelisco para ver si pasaba algo extraordinario... pero no. Lo único que llegamos a ver fue a alguien que tiró papelitos desde su balcón hacia la calle, al grito de "vamo, Argentina!!!". O sea, la persona estaba tan contenta por lo mucho que ama a su país, que decidió ensuciar la calle para demostrarlo. ¡Es un amor envidiable! Me hace dar cuenta de lo poco que amo a los Beatles, porque mi colección está sanita y ordenada... el día que realmente los ame tendré que romper todo y escupir sus discos.
Lo peor fue que más tarde ese día me enteré que el primer gol ¡fue en contra! O sea... el grito de "¡Vamos, Argentina!" tendría que haber sido reemplazado por algo más pertinente, como "¡Corea, salamín!"o algo así.
Como conté con aterioridad, en la oficina eramos tres los que habíamos decidido no mirar el partido. Lamentablemente uno de ellos cedió ante la emoción colectiva y fue a mirarlo con los otros...
Q.E.P.D.
Finalmente en la oficina terminamos siendo cuatro que no miraron el partido (hubo una quinta persona, pero no estaba mirándolo por cábala, así que no cuenta). Pusieron un proyector en la oficina para que todos lo puedan ver, y además un televisor. Casi todos estaban mirando en el proyector, que transmitía dos segundos más tarde que el televisor. Entonces escuchábamos los gritos "goooooool!" de los que estaban mirando el televisor, y al rato el masivo "GOOOOOOOOOOOOL!!!!!" de los demás.
De más está decir que al grito de "¡nos están cagando el partido!" unos casi se agarran a piñas.
El primer gol estuvo bueno, lo vivimos con un compañero de trabajo en la calle, sobre Lavalle para ser más precisa. De golpe la ciudad gritó "gguuuOOOOOOOOOOOOOOOllllllllllllllllllll!" y salieron algunas personas de los negocios, gritando, y los que estaban caminando saltaron de alegría y aplaudían ("¿a quién le aplaudían?" es la pregunta). Caminamos hasta el obelisco para ver si pasaba algo extraordinario... pero no. Lo único que llegamos a ver fue a alguien que tiró papelitos desde su balcón hacia la calle, al grito de "vamo, Argentina!!!". O sea, la persona estaba tan contenta por lo mucho que ama a su país, que decidió ensuciar la calle para demostrarlo. ¡Es un amor envidiable! Me hace dar cuenta de lo poco que amo a los Beatles, porque mi colección está sanita y ordenada... el día que realmente los ame tendré que romper todo y escupir sus discos.
Lo peor fue que más tarde ese día me enteré que el primer gol ¡fue en contra! O sea... el grito de "¡Vamos, Argentina!" tendría que haber sido reemplazado por algo más pertinente, como "¡Corea, salamín!"o algo así.
a las
7:59
15/6/10
Trenes
Si yo fuera presidente de los trenes (aunque sea el Samiento nada más) pondría muuuuchos más trenes;
Uno para la gente normal: Con tachos de basura, asientos afelpados que no estén muy cerca unos de los otros así se puede estirar las patas y viajar más cómodo.
Uno para las personas con niños y bebés: Si el niño es tranquilo y callado, puede ir en el tren normal, pero sino tiene que viajar acá. Allí los niños podrán correr, patalear, lloriquear y las únicas personas que se lo van a tener que bancar son los padres, ya que fueron ellos los que decidieron procrear.
Uno para los fumadores: En este tren no se va a poder fumar, pero van a ir los fumadores. De este modo podrán viajar todos juntos con su piel apestosa de tabaco y cuando lleguen a la estación, se podrán bajar todos prendiendo sus cigarrillos ahogándose ellos solos en su humo cancerígeno y apestoso.
Uno para las viejas charletas: Allí las viejas podrán charlar sobre lo gorda que está La Cata, lo caro que está el rosbif, lo diferente del gusto de la Coca Cola en éstas épocas, etc, etc, etc.
Uno para los que planean hacer ruidito: Exclusivo para los que tienen camperas que hacen "shik, shik", para los que van a comer cosas que hacen "crunch, crunch" y para los que van a mandar mensajes de texto con sus celulares que hacen "pup, pup" al tocar las teclas.
Uno para los que escuchan música con el celular o muy fuerte con los auriculares: Éste explota a los 30 metros.
Uno para los Beatles o cualquier persona relacionada directamente a ellos: En este tren voy a estar yo, caminando de una punta a la otra esperando verlo a Paul o a Ringo, o quizás a George Martin, a Yoko Ono o incluso a Mal Evans.
Uno para la gente normal: Con tachos de basura, asientos afelpados que no estén muy cerca unos de los otros así se puede estirar las patas y viajar más cómodo.
Uno para las personas con niños y bebés: Si el niño es tranquilo y callado, puede ir en el tren normal, pero sino tiene que viajar acá. Allí los niños podrán correr, patalear, lloriquear y las únicas personas que se lo van a tener que bancar son los padres, ya que fueron ellos los que decidieron procrear.
Uno para los fumadores: En este tren no se va a poder fumar, pero van a ir los fumadores. De este modo podrán viajar todos juntos con su piel apestosa de tabaco y cuando lleguen a la estación, se podrán bajar todos prendiendo sus cigarrillos ahogándose ellos solos en su humo cancerígeno y apestoso.
Uno para las viejas charletas: Allí las viejas podrán charlar sobre lo gorda que está La Cata, lo caro que está el rosbif, lo diferente del gusto de la Coca Cola en éstas épocas, etc, etc, etc.
Uno para los que planean hacer ruidito: Exclusivo para los que tienen camperas que hacen "shik, shik", para los que van a comer cosas que hacen "crunch, crunch" y para los que van a mandar mensajes de texto con sus celulares que hacen "pup, pup" al tocar las teclas.
Uno para los que escuchan música con el celular o muy fuerte con los auriculares: Éste explota a los 30 metros.
Uno para los Beatles o cualquier persona relacionada directamente a ellos: En este tren voy a estar yo, caminando de una punta a la otra esperando verlo a Paul o a Ringo, o quizás a George Martin, a Yoko Ono o incluso a Mal Evans.
a las
7:56
Tags:
sarmiento
5
comentarios
10/6/10
Los avivados de siempre
Se ven por todos lados (Capital, Provincia... en toda la Argentina) a muchos "avivados".
Son personas que creyéndose muy inteligentes encuentran la manera de favorecerse en los momentos dificultosos. Claro, en general la "avivada" implica algún tipo de trampa.
El otro día comenzó a venir el tren a la estación de Moreno. Todos los que teníamos que ir para el lado de Once estábamos esperando que se acercara rápido para sentarnos y/o llorar porque no pudimos hacerlo.
Y venía lento el tren, entró al andén pero iba demasiado lento. A la mitad del andén se detiene y se queda ahí unos diez minutos.
Ahí entran en la historia los avivados: como las puertas del otro lado del andén estaban abiertas, los tipos bajaron a las vías y se fueron para el lado contrario del tren (el lado en el que está el tercer riel y un alambrado. Pero claro, como la mitad del tren estaba fuera del andén, no tuvieron problemas en treparse por la escalerita del tren y sentarse en los asientos antes que todos los demás.
Todos los otros pobres infelices y/u honestos que quedamos en el andén lo mirábamos con odio y nuestra impaciencia comenzó a crecer.
Mientras esperábamos veíamos que los avivados estaban bien acomodados y comenzaban a dormirse.
El tren volvió a arrancar y lentamente se aproximó hacia el final del andén. No sólo se aproximó al final del andén, sino que siguió. Empezó a irse para el lado de Luján (el lado contrario). Todos en el andén empezamos a reirnos mientras que los avivados se despertaron de su profundo sueño al escuchar las carcajadas.
La imagen de los avivados corriendo de un lado al otro del vagón, con cara de desesperación hizo que todo valiera la pena. No podían bajar por el lado que habían entrado porque estaba el alambrado justo al lado, con alambre de púas.
Ojalá que hayan ido a parar a Mercedes.
Son personas que creyéndose muy inteligentes encuentran la manera de favorecerse en los momentos dificultosos. Claro, en general la "avivada" implica algún tipo de trampa.
El otro día comenzó a venir el tren a la estación de Moreno. Todos los que teníamos que ir para el lado de Once estábamos esperando que se acercara rápido para sentarnos y/o llorar porque no pudimos hacerlo.
Y venía lento el tren, entró al andén pero iba demasiado lento. A la mitad del andén se detiene y se queda ahí unos diez minutos.
Ahí entran en la historia los avivados: como las puertas del otro lado del andén estaban abiertas, los tipos bajaron a las vías y se fueron para el lado contrario del tren (el lado en el que está el tercer riel y un alambrado. Pero claro, como la mitad del tren estaba fuera del andén, no tuvieron problemas en treparse por la escalerita del tren y sentarse en los asientos antes que todos los demás.
Todos los otros pobres infelices y/u honestos que quedamos en el andén lo mirábamos con odio y nuestra impaciencia comenzó a crecer.
Mientras esperábamos veíamos que los avivados estaban bien acomodados y comenzaban a dormirse.
El tren volvió a arrancar y lentamente se aproximó hacia el final del andén. No sólo se aproximó al final del andén, sino que siguió. Empezó a irse para el lado de Luján (el lado contrario). Todos en el andén empezamos a reirnos mientras que los avivados se despertaron de su profundo sueño al escuchar las carcajadas.
La imagen de los avivados corriendo de un lado al otro del vagón, con cara de desesperación hizo que todo valiera la pena. No podían bajar por el lado que habían entrado porque estaba el alambrado justo al lado, con alambre de púas.
Ojalá que hayan ido a parar a Mercedes.
a las
8:00
Tags:
sarmiento
3
comentarios
7/6/10
Olores
Si meten dentro de un caño de escape excremento de perro, lo rocían con 15 o 10 perfumes diferentes, le tiran yerba mojada, sobres de té usados, pescado levemente podrido, manzanas pasadas, una naranja en estado avanzado de descomposicón y luego meten la nariz y huelen... podrán llegar a entender el olor que existe en las mañanas en microcentro.
a las
7:40
5/6/10
Alergias
Me tocó viajar en el subte con una madre capitaliense germofóbica y su pequeño hijito.
La madre le decía "Y vamos a tener que ir nomás, pero vamos rápido y venimos... vos no toques nada".
La mujer y el crío bajaron en el mismo lugar que yo y se sentaron enfrente mío en el tren.
"Sentate ahí y no toques nada por el amor de dios!". El nene se sienta y apoya sus manecitas en el asiento. "¡¡NO TOQUES NADA, POR AMOR DE DIOS!!" le dice la madre con cara de asco mientras obliga a su hijo a apoyar sus manos en sus rodillas.
El niño viaja sentado tranquilo, hasta que ve a través de la ventana un camión. "¡Mirá mami, un camión!" dice mientras toca con la punta de su dedo el vidrio de las ventana. "NO TOQUES NADA, TE DIJE... PUAJ!!" y le quita la mano al inocente infante de la ventana.
La mujer que estaba al lado mío tose y el niño la ve con cara de aterrado por un minuto y luego opta por taparse la cara con su brazo, como para evitar los gérmenes mientras la mira con cara de horror. El nene finalmente se olvida de la tos de la señora y baja su brazo. La señora vuelve a toser. El niño reacciona de la misma manera. Mientras el nene se tapa la cara, yo deseaba que me vinieran ganas de estornudar (sí, me divierte molestar a los niños pequeños). Por suerte, mi alergia al perfume se desató cuando sentí el aroma a naftalina de una vieja. "Achis!" y miro la cara del pequeño.
Nada.
"ACHÍS!!"
El crío me mira por un segundo, y vuelve a mirar a la ventana.
Pienso "Ahora la próxima me acerco más y estornudo sin taparme la boca".
Mi otro pensamiento "Loca, ¿cómo vas a hacer eso?" refutó al anterior.
Opté por dejar al niño en paz.
Llegando a la estación Castelar la mujer se levanta y el niño la sigue. Se ponen al lado de la puerta para salir. El niño al sentir que el movimiento del tren lo va a derribar, toma uno de los caños para sostenerse. "Que no toques NADA!". Ambos haciendo equilibrio para no caerse parecían bailar ante el ritmo del vaivén.
Tuve un flashback a mi infancia, de cuando en verano como no tenía pileta me metía a nadar en las zanjas que se formaban después de la lluvia. Salía negra.
Tuve otro flashback de jugar en la arena con olor a pis de gato, y luego comer galletitas y sentir el "crash crash crash" de la arena que quedaba entre mis dientes.
De jugar a cavar pozos, a tirar puflitos y atraparlos con la boca, a trepar a los árboles.
Si yo hice todo eso y salí así como soy... la madre hace muy bien en educarlo de la manera contraria.
La madre le decía "Y vamos a tener que ir nomás, pero vamos rápido y venimos... vos no toques nada".
La mujer y el crío bajaron en el mismo lugar que yo y se sentaron enfrente mío en el tren.
"Sentate ahí y no toques nada por el amor de dios!". El nene se sienta y apoya sus manecitas en el asiento. "¡¡NO TOQUES NADA, POR AMOR DE DIOS!!" le dice la madre con cara de asco mientras obliga a su hijo a apoyar sus manos en sus rodillas.
El niño viaja sentado tranquilo, hasta que ve a través de la ventana un camión. "¡Mirá mami, un camión!" dice mientras toca con la punta de su dedo el vidrio de las ventana. "NO TOQUES NADA, TE DIJE... PUAJ!!" y le quita la mano al inocente infante de la ventana.
La mujer que estaba al lado mío tose y el niño la ve con cara de aterrado por un minuto y luego opta por taparse la cara con su brazo, como para evitar los gérmenes mientras la mira con cara de horror. El nene finalmente se olvida de la tos de la señora y baja su brazo. La señora vuelve a toser. El niño reacciona de la misma manera. Mientras el nene se tapa la cara, yo deseaba que me vinieran ganas de estornudar (sí, me divierte molestar a los niños pequeños). Por suerte, mi alergia al perfume se desató cuando sentí el aroma a naftalina de una vieja. "Achis!" y miro la cara del pequeño.
Nada.
"ACHÍS!!"
El crío me mira por un segundo, y vuelve a mirar a la ventana.
Pienso "Ahora la próxima me acerco más y estornudo sin taparme la boca".
Mi otro pensamiento "Loca, ¿cómo vas a hacer eso?" refutó al anterior.
Opté por dejar al niño en paz.
Llegando a la estación Castelar la mujer se levanta y el niño la sigue. Se ponen al lado de la puerta para salir. El niño al sentir que el movimiento del tren lo va a derribar, toma uno de los caños para sostenerse. "Que no toques NADA!". Ambos haciendo equilibrio para no caerse parecían bailar ante el ritmo del vaivén.
Tuve un flashback a mi infancia, de cuando en verano como no tenía pileta me metía a nadar en las zanjas que se formaban después de la lluvia. Salía negra.
Tuve otro flashback de jugar en la arena con olor a pis de gato, y luego comer galletitas y sentir el "crash crash crash" de la arena que quedaba entre mis dientes.
De jugar a cavar pozos, a tirar puflitos y atraparlos con la boca, a trepar a los árboles.
Si yo hice todo eso y salí así como soy... la madre hace muy bien en educarlo de la manera contraria.
a las
7:32
Tags:
sarmiento
0
comentarios
2/6/10
Los mejores y los peores
En el tren Sarmiento se ven muchísimos vendedores, pedigüeños, músicos e indefinibles.
Por supuesto, todos tenemos nuestros favoritos y odiados.
En mi caso, mis favoritos son:
Vendedor
El que vende guantes de látex: Es un tipo grande, de unos 60 años. Viene con sus guantes de látex y anuncia su producto. Uno lo primero que piensa es "¿¡Para qué cuernos quiero yo un guante de látex!?" y el hombre contesta sin haber escuchado la pregunta: "Para lavar los platos, para tratar heridas, para las damas: para teñirse el cabello, para lavar al perro, para tratar con la basura". De golpe pone cara de sorpresa y dice "¿a cuánto piensan que está? En las farmacias nos cobran 6 pesos, 6 con 80... hoy se lo llevan; un paquete por dos pesos". Y si ante todo esto aún no nos sentimos con ganas de comprar guantes de látex, nos dice con cara de indignación "¡pero por favor, dos pesos nada mas! ¡Les estoy dando jamón crudo a precio de mortadela!". Un genio adelantado a su época.
Pedigüeño:
El pedigüeño casi igual a todos: Viene pidiendo dinero, que una ayudita, que por favor, que una colaboración... y termina diciendo "colaboren, tengo al perro con sida". Otro genio.
Seguimos con mis odiados (están peleados, por eso puse dos de cada uno):
Vendedor:
El que vende CDs de "música": Ya hablé de este tipo en este post, y no quiero recordarlo porque sino mi sangre comienza a hervir.
El que vende cuchillos: "Una oferta exclusiva por tener manchas de aceite" comienza anunciando. "Cuchilla de acero inoxidable". Realmente lo que dice después no tiene importancia (creo que nadie lo escucha). El tipo saca la cuchilla del empaque (una cuchilla muy grande), lo levanta con una de sus manos y golpea uno de los caños del tren con él, como para que veamos que son duros. Luego toma un boleto de tren y comienza a cortarlo con el cuchillo en finísimas tiritas, mostrándonos lo afilados que son. Como si esto no fuera suficiente, los pasajeros nos corremos lo más que podemos hacia las ventanillas y el hombre pasa entre todos sin la mas mínima expresión de preocupación por el bienestar del pasajero. Va caminando por el pasillo con el chuchillo en la mano, al mejor estilo de los asesinos seriales en películas de Hollywood, mientras se tambalea por el vaivén del tren. Por momentos parece que estuviera vendiendo en el medio de un samba.
Pedigüeño:
El que "no sabe hablar": Es un tipo de unos 23, 25 años. Siempre viene al tren y, simulándo hablar mal, dice "achac sha achasishachash". Pero claro, si no se le entendiera nada, nadie le daría dinero. Entonces este tipo encontró uno de los mejores discursos que dice más o menos así: "acachac sha achasishachash mi nombre es Juan. Achichach csau chi chunichochu chico de la calle. Ashachisha mash mashi chash cuatro hermanitos. Mashachich shac chash leche y pan. Shechincha presh chash mucho frío chash chochi shasha y llueve todo. Achash se llueve todo. Shishash colaboración.". Lo odio.
El "yo no soy como los demás": Viene diciendo que él no va a mentirnos diciendo que tiene sida, o que tiene hijos con enfermedades o que trabaja para un hogar de niños. Aclara que simplemente en ese momento se encuentra sin empleo. Pero claro, imagino que el discurso no le quedaba muy conmovedor que digamos así, entonces le agregó "tengo dos hijas chiquitas y ellas no entienden la frase 'hoy no hay' 'hoy no se puede'. Y ellas a veces no comen, ¿vió?". O sea... decís que no nos vas a decir esas cosas y nos terminás diciendo otra! En este caso prefiero a los que mienten.
Bonus track: Al grito de "diez centavos, por favor, para comer por favor. Si alguien sería tan amable de darme diez centavos que no tengo nada de nada para comer por favor." llega la vieja a la que yo llamo Diez Centavos Por Favor, Para Comer Por Favor. Siempre dice exactamente lo mismo. A veces agrega "que soy enferma". Lo que tiene de particular esta mujer (además del grito taladrante y de que tarde como 15 minutos en atravesar todo el vagón) es que va pidiendo, pidiendo (a los que le dan monedas les dice "gracias querido/a, que Dios te bendiga, que tengas mucha suerte. DIEZ CENTAVOS POR FAVOR...") y llega un momento en que se cansa, y le pide a uno de los pasajeros que se levante y le de el asiento. Una cara rota. A todo esto, se la puede ver tomándose un tetra y comiéndose un choripán en la estación de Castelar.
Imagino que mis lectores ya saben cuál es mi músico odiado
Mi músico favorito es el guitarrista de Pasajeros del Tren Rock. ¡Me encanta! Siempre toca rock clásico. Es muy lindo viajar escuchando canciones de Pink Floyd, Queen, Pappo. Un alegre cambio: de escuchar reguetón todos los días a escuchar MÚSICA. Una vez se lo dije y de malo nomás empezó a tocar una canción de dadi yanki (sí, todo lo relacionado al reguetón lo escribo mal... ¿algún problema?). Lo bueno es que estaba bromeando y no tocó más de dos notas (no que el reguetón tenga más notas...) porque yo tenía fruta en la mochila y no iba a dudar al revoleársela :P
¡A ver cuándo toca una de los Beatles!
Por supuesto, todos tenemos nuestros favoritos y odiados.
En mi caso, mis favoritos son:
Vendedor
El que vende guantes de látex: Es un tipo grande, de unos 60 años. Viene con sus guantes de látex y anuncia su producto. Uno lo primero que piensa es "¿¡Para qué cuernos quiero yo un guante de látex!?" y el hombre contesta sin haber escuchado la pregunta: "Para lavar los platos, para tratar heridas, para las damas: para teñirse el cabello, para lavar al perro, para tratar con la basura". De golpe pone cara de sorpresa y dice "¿a cuánto piensan que está? En las farmacias nos cobran 6 pesos, 6 con 80... hoy se lo llevan; un paquete por dos pesos". Y si ante todo esto aún no nos sentimos con ganas de comprar guantes de látex, nos dice con cara de indignación "¡pero por favor, dos pesos nada mas! ¡Les estoy dando jamón crudo a precio de mortadela!". Un genio adelantado a su época.
Pedigüeño:
El pedigüeño casi igual a todos: Viene pidiendo dinero, que una ayudita, que por favor, que una colaboración... y termina diciendo "colaboren, tengo al perro con sida". Otro genio.
Seguimos con mis odiados (están peleados, por eso puse dos de cada uno):
Vendedor:
El que vende CDs de "música": Ya hablé de este tipo en este post, y no quiero recordarlo porque sino mi sangre comienza a hervir.
El que vende cuchillos: "Una oferta exclusiva por tener manchas de aceite" comienza anunciando. "Cuchilla de acero inoxidable". Realmente lo que dice después no tiene importancia (creo que nadie lo escucha). El tipo saca la cuchilla del empaque (una cuchilla muy grande), lo levanta con una de sus manos y golpea uno de los caños del tren con él, como para que veamos que son duros. Luego toma un boleto de tren y comienza a cortarlo con el cuchillo en finísimas tiritas, mostrándonos lo afilados que son. Como si esto no fuera suficiente, los pasajeros nos corremos lo más que podemos hacia las ventanillas y el hombre pasa entre todos sin la mas mínima expresión de preocupación por el bienestar del pasajero. Va caminando por el pasillo con el chuchillo en la mano, al mejor estilo de los asesinos seriales en películas de Hollywood, mientras se tambalea por el vaivén del tren. Por momentos parece que estuviera vendiendo en el medio de un samba.
Pedigüeño:
El que "no sabe hablar": Es un tipo de unos 23, 25 años. Siempre viene al tren y, simulándo hablar mal, dice "achac sha achasishachash". Pero claro, si no se le entendiera nada, nadie le daría dinero. Entonces este tipo encontró uno de los mejores discursos que dice más o menos así: "acachac sha achasishachash mi nombre es Juan. Achichach csau chi chunichochu chico de la calle. Ashachisha mash mashi chash cuatro hermanitos. Mashachich shac chash leche y pan. Shechincha presh chash mucho frío chash chochi shasha y llueve todo. Achash se llueve todo. Shishash colaboración.". Lo odio.
El "yo no soy como los demás": Viene diciendo que él no va a mentirnos diciendo que tiene sida, o que tiene hijos con enfermedades o que trabaja para un hogar de niños. Aclara que simplemente en ese momento se encuentra sin empleo. Pero claro, imagino que el discurso no le quedaba muy conmovedor que digamos así, entonces le agregó "tengo dos hijas chiquitas y ellas no entienden la frase 'hoy no hay' 'hoy no se puede'. Y ellas a veces no comen, ¿vió?". O sea... decís que no nos vas a decir esas cosas y nos terminás diciendo otra! En este caso prefiero a los que mienten.
Bonus track: Al grito de "diez centavos, por favor, para comer por favor. Si alguien sería tan amable de darme diez centavos que no tengo nada de nada para comer por favor." llega la vieja a la que yo llamo Diez Centavos Por Favor, Para Comer Por Favor. Siempre dice exactamente lo mismo. A veces agrega "que soy enferma". Lo que tiene de particular esta mujer (además del grito taladrante y de que tarde como 15 minutos en atravesar todo el vagón) es que va pidiendo, pidiendo (a los que le dan monedas les dice "gracias querido/a, que Dios te bendiga, que tengas mucha suerte. DIEZ CENTAVOS POR FAVOR...") y llega un momento en que se cansa, y le pide a uno de los pasajeros que se levante y le de el asiento. Una cara rota. A todo esto, se la puede ver tomándose un tetra y comiéndose un choripán en la estación de Castelar.
Imagino que mis lectores ya saben cuál es mi músico odiado
Mi músico favorito es el guitarrista de Pasajeros del Tren Rock. ¡Me encanta! Siempre toca rock clásico. Es muy lindo viajar escuchando canciones de Pink Floyd, Queen, Pappo. Un alegre cambio: de escuchar reguetón todos los días a escuchar MÚSICA. Una vez se lo dije y de malo nomás empezó a tocar una canción de dadi yanki (sí, todo lo relacionado al reguetón lo escribo mal... ¿algún problema?). Lo bueno es que estaba bromeando y no tocó más de dos notas (no que el reguetón tenga más notas...) porque yo tenía fruta en la mochila y no iba a dudar al revoleársela :P
¡A ver cuándo toca una de los Beatles!
a las
7:56
Tags:
sarmiento
5
comentarios
Suscribirse a:
Entradas (Atom)