28/4/10

Muy pueblerina para ciertas cosas...

Casi todos los días paso enfrente del Richmond (la confitería a la que fue el cronopio a tomar café con tostadas al salir del Luna Park y notar que su reloj atrasaba) y lo miro desde afuera con todas las ganas de entrar y pedir un café (con medialunas, porque las tostadas no me gustan mucho...).

Pero siento que soy demasiado pueblerina. Creo que voy a entrar y voy a hacer algo equivocado, por no ser Capitaliense. Si llegan a venir a darme la cuenta y me dan una de esas libretitas en las que hay que poner el dinero, yo voy a tener muchas dudas de cómo hacerlo, si el dinero va doblado o estirado, si tengo que sacar la cuenta o dejarla, si tengo que dejarlo sobre la mesa o dárselo...
Tengo miedo de sentarme en la mesa del señor Enrique, o de los Marinos Oplicados, o de otro grupo o individuo que sólo conozcan los Richmondienses.
Tengo miedo que sepan que voy por el cronopio y me echen.
Pero más miedo tengo de algún día encajar, y ser oficialmente capitaliense.

12/4/10

Clásicos Capitalienses

Trabajando dos meses y medio en Capital, aún no he visto ningún clásico capitaliense como se ve en la tele. Y con esto me refiero a marchas piqueteras, famosos caminando por las calles, accidentes automovilísticos, ni nada de todas esas cosas que la tele nos muestra como si pasaran cada diez minutos.
El otro día bajé del subte en Carlos Pellegrini, como siempre. Salgo por la misma salida de siempre (a espaldas del obelisco) y camino tranquila por Lavalle, donde disfruto la tranquilidad matutina que existe en las calles peatonales.
Llego al trabajo temprano, como siempre, y me pongo a revisar cosas en Internet. Y claro, trabajando en una oficina, DEBO revisar las noticias.

ULTIMO MOMENTO: UN HOMBRE AMENAZA CON SUICIDARSE TIRÁNDOSE DE UN EDIFICIO ENFRENTE DEL OBELISCO.

¡Pasé por enfrente y no lo ví! ¡Había una grúa, bomberos y policías tratando de calmar al potencial suicida! ¡La Carlos Pellegrini estaba cortada!

No puedo dejar de pensar que quizás habían famosos repartiendo sus millones de dólares, y yo por tratar de aislarme de la ciudad me lo perdí.


Podría haberme comprado caramelos con todo ese dinero...

7/4/10

El Tipo Que Corre

He visto, viajando en el tren, subte y colectivo, que existen varios personajes infaltables en cada travesía.
A uno de ellos me gusta llamarlo "El Tipo Que Corre".

El Tipo Que Corre puede ser hombre o mujer, alto o bajo, gordo o vendedor de pochoclos, pero se lo reconoce facilmente al observarlo no tan detenidamente.
Entre un mar de gente (o tres gatos locos), El Tipo Que Corre siente que su vida se aleja y comienza a Correr. Según él, Corre para alcanzar el tren, el colectivo o subte que está por tomar (aunque subsodichos medios de transportes no estén en la estación aún, o todavía no estén por salir). Dudo mucho que estas sean sus intensiones, ya que en general El Tipo Que Corre siempre alcanza el medio de transporte mucho antes de que éste inicie su recorrido.
He de aclarar que El Tipo Que Corre no siempre logra sentarse para viajar cómodo. Es más, El Tipo Que Corre en general es conformista y se queda parado en el primer vagón en el que subió, siendo que quizás un par de vagones más adelante hay asientos como para toda la comunidad de Etiopía.
Lo más interesante de El Tipo Que Corre, es que parece tener cierta comunicación extrasensorial con otros Tipos Que Corren; en cuanto un Tipo Que Corre empieza a Correr, todos los otros Tipos Que Corren lo siguen, Corriendo con su característica cara de preocupación.
Luego, viajan todos parados sintiendo pena por sus patéticas vidas (o esa es la cara que ponen, aunque sea).

Trato de imaginarme, sin dificultad, el nacimiento de un Tipo Que Corre. Debe ser un parto fácil para la madre.
La mujer se acuesta, y el niño sale Corriendo de su vientre, luego se queda sentado junto a otros Niños Que Corren, todos sucios porque no se dan cuenta que más adelante hay una enfermera limpiando a todos los Niños (Que Corren o No). Entonces se sientan a fumar como si estuviesen en el furgón del tren y hablan de sus patéticas vidas aún no empezadas.

1/4/10

Llamado a la reflexión

Lamento no haber actualizado hace tanto, pero es que el mal humor me sobrepasó estas últimas semanas.
Ayer tuve otra experiencia de porquería en el tren Sarmiento.
Todos en el tren sabemos que estamos todos cansados, y que todos nos levantamos temprano.
Cuando llega el tren al andén, empujamos a todos sólo para sentarnos.

Ahora... ¿No hay límites? Ya de por sí todos entran en el tren antes de que salgan los pasajeros que tienen que bajar y empujan y lastiman a otras personas. Pero lamentablemente esto no es lo peor que hacen... no es la primera vez que haya visto que golpean a un bebé que está en los brazos de su mamá, o que empujan a la madre tanto que el bebé parece caerse. Yo, indignada, trato de hacer de escudo al bebé mientras grito "¡Hay un bebé, hijos de puta!".
Ayer no sólo golpearon a un bebé, sino que nadie paró hasta que una nena se cayó entre el tren y el andén. Digo mal, porque no pararon cuando la nena se cayó, a pesar de que ella estaba a los gritos. No les importó, ellos pasaban igual cuando veían un lugar entre la madre, dos personas más y yo que estabamos tratando de levantar a la nena.
Perdí la cordura. Hice mal y grité cosas como "¡HIJOS DE PUTA, ES UNA NENA!", "¡SOMOS PERSONAS, NO ANIMALES!", "¡POR UN ASIENTO DE MIERDA MIREN LO QUE HACEN!", lo cual estuvo mal porque la nena ya estaba nerviosa de por sí, y no necesitaba mis gritos.


¿A esto hemos llegado? ¿A lastimar a criaturas para sentarnos? El viaje dura una hora, ¿jamás hemos estado parados una hora? Y si es así, ¿por estar sentados una hora vale la pena lastimar a aquellos que se supone debemos proteger?
¿Hasta cuándo le vamos a echar la culpa a los otros? Que se viaja para el traste, que están todas las calles sucias, que hay baches en las avenidas, que las veredas tienen baldosas flojas... es culpa de nosotros.
Vos, que tirás un papelito en la calle porque "todos tiran los papeles en la calle, ¿qué diferencia va a hacer un papel más?" no te das cuenta que todos piensan lo mismo.
"¿Qué diferencia va a hacer que yo empuje? Todos empujan, los otros fueron los que lastimaron al bebé" no, vos también, porque aceptás formar parte de eso.

Al parecer nadie se da cuenta de que el país que tenemos (que llamamos todos "de mierda"), es el país que merecemos (porque somos gente "de mierda"). Una persona que se "aviva", que hace algo mal porque los otros lo hacen, merece el país que tenemos, lleno de corrupción. Somos lo peor de lo peor: aquellos que obran mal, que lastiman a esta sociedad... pero no lo admiten.