Hay entre los capitalienses (y los que trabajan en Capital, como la pueblerina que escribe) ciertas conductas que, como bien dice el título, son inexplicables.
Luego de estar un tiempo en Capital, estas conductas de pronto cobran sentido.
Conducta:
En Capital todos hablan de una muy fea manera, casi fascista, de cualquier persona que parezca cumbiera
Explicación:
Luego de vivir varias veces la falta de respeto, escupitajos, malas contestaciones, música a todo volumen en todos lados, robos, etc, producidos por gente de similares características... se hace inevitable odiar a los que tienen éstas características, por más que sean personas educadas y trabajadoras.
Conducta:
En los transportes de Capital, todos se paran enfrente de las puertas varios minutos antes de su parada.
Explicación:
En Capital, cualquier excusa es buena para estar cerca de una puerta. En Capital todos aman a las puertas.
Conducta:
Yendo a Capital, los pasajeros del tren incendian los vagones por un retraso en el horario normal.
Explicación:
Los retrasos ocurren casi todos los días, la gente viaja como ganado, cada nuevo tren que se fabrica tiene asientos más incómodos y duros que el anterior. Como dice mi padre: "lo extraño es que no incendien los vagones todos los días".
Conducta:
En Capital todos usan audífonos con el volumen muy muy alto, tanto que sin tener los audífonos puestos, una persona puede escuchar exactamente lo que el reproductor de MP3 de la otra persona está reproduciendo.
Explicación:
Inevitablemente van a quedar algo sordos, genial para no tener que estar escuchando los frenazos, gritos, bocinazos y cumbia que resuenan incansablemente en Capital.
Conducta:
En Capital, la gente no se agacha cuando una paloma pasa volando cerca de su cabeza.
Explicación:
Si una persona se agachara cada vez que una paloma vuela cerca de su cabeza, viviría agachada.
Conducta:
En Capital todos tienen cara de traste.
Explicación:
Trabajan y/o viven en Capital.
1 comentario:
Este post es increible
Publicar un comentario