14/2/12

Contagio

Me contagié de una terrible enfermedad capitaliense: La soledad.

En Provincia uno se siente más o menos seguro; si no sabés dónde queda una calle, le preguntás a alguien, si él no sabe alguien se te acerca y te explica cómo llegar.

En Capital no es tan así. Si bien cuando le preguntás a alguien dónde queda una calle te contestan, hay como un aura de soledad que rodea la ciudad.
Uno camina y vive solo. Todo lo hacés solo. Si necesitás ayuda, te llevás la Guía T, pero tratás de no hablar con nadie.
En Capital, preguntar dónde para el colectivo, qué estación te deja cerca de Callao o cuánto sale el colectivo hasta Retiro es una señal de debilidad. Si te detenés a observar a la gente en la Ciudad, podés ver que cada una de las miles de personas sigue un rumbo fijo sin detenerse a mirar a los costados. Así es como uno se maneja en Buenos Aires.

Cuando empecé a viajar a la Ciudad, me dí cuenta de estas cosas lentamente.
Una vez el colectivo no paraba en la parada normal, sino 3 cuadras más adelante porque se estaba arreglando una calle. El boletero estaba en la parada normal, me dijo "el colectivo para más para allá", sin decirme exactamente dónde, y me vendió un boleto. Fui caminando tratando de darme cuenta dónde paraba. Llegando a un semáforo en rojo, veo que mi colectivo estaba ahí. Le golpeé la puerta y le mostré el boleto. El colectivero me miró con cara de orto, me hizo que "no" con la cabeza y siguió mirando para adelante. Le grité "¿Dónde?" y se limitó a señalar con la cabeza hacia adelante, sin mirarme siquiera. Lo puteé y seguí caminando.

Después de dos o tres veces de esto, uno se acostumbra: a nadie le importás, no valés nada y todos creen que sos un idiota. Manejate solo porque nadie te va a ayudar.

El otro día en Moreno, yo tenía que cruzar la ruta para tomar el colectivo. Veo que el colectivo se acerca, y medio que trato de cruzar, pero no puedo porque pasan muchos autos. Revoleo los ojos y pienso "mah sí" y me despido del colectivo.
El colectivero vio todo esto y me mira, señala su colectivo y me hace un gesto de "¿venías para acá?". Yo me ilumino y le hago que "sí" con la cabeza.
El tipo se pone en un costado y ¡espera que pueda cruzar para ir a tomarlo! (que fueron 10 segundos, como mucho).
Y ahí recordé que no es la primera vez que pasa eso. El tren diesel que va para Mercedes también me esperó una vez al verme corriendo con desesperación.

Quizás conforme fue pasando el tiempo, mi corazón noble y pueblerino se fue recubriendo de una capa fría de acero capitaliense, pero queda en mis manos volver a calentar mi sangre y ser el maravilloso ser que mis padres me enseñaron a ser.
Y los dejo con ésta lección, me tengo que ir a patear unos niños y vuelvo.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Es cierto, preguntar es signo de debilidad, solo se puede a un kiosquero de puesto de diarios (porque hay que tener valor para arriesgarte a que te conteste para el orto sabiendo que todos le preguntan a el y no le compran una goma congelada),
o,
a un policia (aca hay que tener mucho mas valor porque puede que se quede charlando con vos todo el dia y termines llegando muy tarde o perdiendo el ultimo tren).

Jimelicular dijo...

Soy cordobeza pero vivo acá hace mas de 12 años, cuando pregunto donde queda algún lugar me encanta poner tonadita cordobeza asi la gente me contesta amable porque creen que soy turista jaja!

Ana O'Reilly dijo...

Jimena: me encanta tu estrategia!

Mechi: Yo vivia en pcia y trabajaba en el centro y pase por todas esas experiencias en ambos lugares. El bondi 1 me espero en la puerta de mi casa! (pero eran las 6.30 am, durante el dia, no).

Puede ser que en el centro la gente este mas apurada o estresada y conteste de mal modo, pero no toda. Aunque me han empujado y pisoteado mas en el Sarmiento (ojo, gente de pcia) que en los bondis de la Gral Paz para adentro.

Entiendo su sensacion de soledad. Hay mucha mas gente concentrada en lo suyo, yendo a lo loco en el centro que en los barrios tranquilos del conurbano.

Agustina dijo...

¡Tenés razón! En Capital a nadie le importabas, y a los que podías llegar a importarle nunca los vas a encontrar.
Y preguntar demuestra que uno es pueblerino, a los únicos que les podés preguntar con confianza es a los canillitas, pero a los canillitas hombres, ellos siempre tienen la posta.

Quiero viajar con el colectivero que esperó a que cruzaras, la otra vez a mi tía y a mí nos tocó uno muy maldito: tocamos timbre como 3 veces y no nos paró porque dijo que esa "no era parada". ¡Y desde antes de que yo naciera el colectivo para en esa esquina! Además, después de las 22 horas, es obligación que pare en todas las esquinas (o eso nos dijeron cuando llamamos a La Perlita para quejarnos).

Ah, me hiciste reír mucho con lo de "voy a patear unos niños y vuelvo"!

Mechicabota dijo...

Anónimo: Sí, a mí me da un poco de culpa preguntarle a un kiosquero, pero casi siempre es la mejor opción.

Jimena: Jajajaa, muy buena!!

Ana: Sí, no es que en provincia sean todos amiguitos, pero hay como otra atmósfera.

Agus: Sí, hay muchos colectiveros forros en La Perlita, pero hay varios que son muy amigables!

Anónimo dijo...

Hasta tu voz furiosa y angustiada, puede escucharse en tu relato. Gracias por contarlo mejor que nadie. Gracias por ser otra alma que no se deja doblegar por la intensa crueldad de los poderosos.

Marco dijo...

Hola. Yo viví en capital un año, me llené de soledad y me fuí. Siento en tus palabras mis pensamientos de antaño, me imaginaba caminando por cerrito como un pedacito de grasa en una inmensa bola de carne picada rodando por la calle. Siempre decía que en Capital las personas tienen ojos de vaca, esos ojos que te miran y nada mas. Jugaba a cruzar la mirada con las personas que paraban en otros colectivos en semáforos, en subtes, en la calle, intentando transmitirles algo de mi alma, imaginaba que el problema es que sabés con seguridad que nunca más te vas a cruzar con esa persona en ese lugar, y allí te deja de importar el otro paulatinamente. Me cansé, soy de la patagonia y las personas que me rodean me importan, no soporté que dejen de importarme los demás, me fuí.
Y lo que pasó en Once es parte de eso, de esa alienación que se siente en capital, a nadie le importa la vida de los demás, sinó hubieran cuidado que el tren frene, que los frenos funcionen, que el maquinista no maneje cansado (si es que se durmió). Si les importaran los demás el que tenía que hacerlo hubiera hecho algo para que esta horrible tragedia no ocurra.
Te dejo un abrazo
Marco

Marco dijo...

Hola. Yo viví en capital un año, me llené de soledad y me fuí. Siento en tus palabras mis pensamientos de antaño, me imaginaba caminando por cerrito como un pedacito de grasa en una inmensa bola de carne picada rodando por la calle. Siempre decía que en Capital las personas tienen ojos de vaca, esos ojos que te miran y nada mas. Jugaba a cruzar la mirada con las personas que paraban en otros colectivos en semáforos, en subtes, en la calle, intentando transmitirles algo de mi alma, imaginaba que el problema es que sabés con seguridad que nunca más te vas a cruzar con esa persona en ese lugar, y allí te deja de importar el otro paulatinamente. Me cansé, soy de la patagonia y las personas que me rodean me importan, no soporté que dejen de importarme los demás, me fuí.
Y lo que pasó en Once es parte de eso, de esa alienación que se siente en capital, a nadie le importa la vida de los demás, sinó hubieran cuidado que el tren frene, que los frenos funcionen, que el maquinista no maneje cansado (si es que se durmió). Si les importaran los demás el que tenía que hacerlo hubiera hecho algo para que esta horrible tragedia no ocurra.
Te dejo un abrazo
Marco

Anónimo dijo...

Nada nuevo sobre otro lugar común. La soledad es innata, no discrimina lugares ni tiempos. Pero esa idea de ciudad es muy muy utilizada para alimentar el ego de creerse superior o no parte y escribir. Saludos....

Martin dijo...

Muy buen texto, yo laburo en capital todos los días, y si bien no me crié en un pueblo (soy de Temperley) noto cada mañana todo eso que decis... Ahora la pregunta: ¿Que te hizo venirte a vos de un pueblo a esta mierda? Yo personalmente de un tiempo a esta parte vengo masticando la idea de más temprano que tarde escaparme a un pueblito y ser felíz rodeado de "gente" en todo el sentido de la palabra, y vos que tenés la suerte de tener a todos los tuyos allá te viniste para acá?

Vanda dijo...

Soy pueblerina (olavarriense) viviendo en capital. Hace poco tuve que ir a Moreno y me pasó algo que pasaría en Olavarría tranquilamente, pero me pareció increíble porque te acostumbrás a que en capital es tal como relatás, no le importás a nadie. Llegué a la estación y tenía que tomarme un colectivo hasta un country. El chofer me dijo que me avisaba. Cuando vi que había pasado un rato le dije "falta mucho?" -UYY ME OLVIDEEEE! PERDON!!- justo venía otro colectivo de frente. Lo paró y le dijo dónde tenía que dejarme. Los dos choferes, cuando les agradecí, me dijeron "no! gracias a vos". Fue hermoso :D