13/6/12

El Síndrome Del Pollo

Hay personas que conviven con nosotros, caminan por nuestras calles, putean a nuestros taxistas y escupen nuestras veredas con una terrible enfermedad a cuestas: el Síndrome Del Pollo.
Lo malo es que, como parecen personas normales, no nos damos cuenta de su desagradable enfermedad hasta que es demasiado tarde, y caemos inevitablemente en sus garras.

Normalmente estamos sentados en un colectivo o en la estación del subte, cuando el enfermo se acerca y se sienta al lado nuestro.
Su terrorífica enfermedad entonces toma el papel principal: la persona con Síndrome De Pollo comienza a aletear con sus brazos, y nos clava sus codos en las costillas.

"Los codos en las personas con Síndrome De Pollo sienten una irrefrenable necesidad de extenderse lo más posible, y no respetan su jurisdicción en los espacios públicos."
                                                                                  Dr. Kikiri Boo, especialista en Síndrome del Pollo

Todo mundo sabe que la Regla Universal del transporte público dice que la jurisdicción de tu cuerpo y todo lo que lleves sobre él, abarca solamente el espacio designado de tu asiento. Por eso los asientos dobles del colectivo están divididos en dos. Vos no te podés pasar de tu espacio designado.
En cambio, las personas con Síndrome de Pollo van a meter sus codos en tu espacio y van a clavártelos por todos lados. Así como una persona sorda no es capaz de escuchar, una persona con Síndrome De Pollo no puede mover sus manos de arriba hacia abajo manteniendo sus codos pegados al cuerpo.

Si te tocó sentarte al lado de un Hombre Pollo, preparate; siempre tienen que sacar una revista del maletín. Están 10 minutos buscando la maldita revistita, con sus codos al cielo, implorando fuerzas para luchar contra esta terrible enfermedad.
Pero los codos no pegan en el cielo. Pegan en tu cara, en tus costillas, en tus brazos. Y el Hombre Pollo ni se entra de que te está cagando a piñas. Aunque lo supiera, no podría hacer nada para evitarlo.

Yo lo que hago es hacerme la dormida. Y apenas me toca, le pego un codazo en su codo, poniendo como excusa que fue un reflejo de dormida.
Pegarles no logra que ellos dejen de pincharme con sus inmensos codos, pero aunque sea me desquito.

Cuando la enfermedad es muy grave, se esparce a las piernas.

Ahí sí que no hay solución ni desquite. Pero aunque sea podemos anticiparlo.

Quienes tienen el Síndrome Del Pollo en las piernas en general son hombres.  Los podemos ver caminando como si recién se hubiesen bajado de un caballo.
Cuando se sientan en el colectivo, adoptan la posición de persona en máquina para abductores. Sus rodillas parecen odiarse, y hacen lo posible para estar lo mas lejos una de la otra. Su actitud no cambia aunque nos sentemos al lado y nos golpee las piernas con su postura.

Con el Síndrome del Hombre Pollo expandido a las piernas no hay nada que hacerle.
Lo mejor será alejarnos de ellos y nunca sentarnos a su lado. Darles sus propios colectivos, sus propias cafeterías y sus propios jardines de infantes. Hacer un país aparte para ellos y que se aguanten entre sí.


Quizás su enfermedad evolucione lo suficiente como para llegar a disfrutarlos...

...al horno con papas y batatas.

15 comentarios:

Ana O dijo...

Habia una cancion bastant movida que decia asi como "pajaritos a volar bli bli bli bli" Esa es la cortina musical ideal para este post :)

Anónimo dijo...

Feliz día, mi escritora favorita.

valeseo dijo...

Qué bueno que este síndrome del que hablas no es lo que yo me imaginaba.

Yo sé defenderme de esta clase de invasores del espacio ajeno, pero lo que está fuera de mi alcance es cuando una persona obesa se sienta a mi lado. Me da mucha pena y pienso en que debe estar pensando en llegar a su kiosko para comerse un sanguche. También he visto algunos escondiendo una barra de chocolate y comiéndolo como si se tratara de chicles. A esos no los molesto y me entretengo inventándome una historia de porque están asi.

valeseo dijo...

Qué bueno que este síndrome del que hablas no es lo que yo me imaginaba.

Yo sé defenderme de esta clase de invasores del espacio ajeno, pero lo que está fuera de mi alcance es cuando una persona obesa se sienta a mi lado. Me da mucha pena y pienso en que debe estar pensando en llegar a su kiosko para comerse un sanguche. También he visto algunos escondiendo una barra de chocolate y comiéndolo como si se tratara de chicles. A esos no los molesto y me entretengo inventándome una historia de porque están asi.

Laura dijo...

Esta respuesta es para valeseo: mi intención no es cuestionar, pero si esa persona obesa en vez de pensar lo que decis, solo piensa en llegar a un kiosco y comprarse una barrita de cereal y una botellita de agua y que haciendo un gran esfuerzo bajó veinte kilos?. Perdón Mechicabota pero no podía dejarlo pasar....
Muy buena tu entrada ¡¡sabes que soy tu admiradora número 1.....!!, y me has hecho reír

valeseo dijo...

Perdón Laura, pero mis pensamientos son eso nada mas. Acá no hay realidad. Son historias como las que vos lees acá. Obvio que nadie puede estar bien sintiéndose así. Pero justamente decía que la historia la hago yo.

Laura dijo...

¡¡Gracias Valeseo, por responder mi entrada..!! Pido disculpas pues no me di cuenta que eran pensamientos nada mas =)

Agustina dijo...

Hay que incluir en este grupo a aquellos que van todo el viaje oprimiendo las teclitas de sus Blackberries (puede ser de cualquier celular, pero es más común en quien tiene un Blackberry) y te pegan codazos.

¡Tenés mucha razón con los que llevan la revista! Una vez iba al lado mío uno con esas revistas truchas de sopas de letras y me pegó alto codazo cuando marcaba una palabra larga en diagonal. Voy a intentar hacerme la dormida como vos.

A veces creo tener el síndrome del Pollo cuando inconscientemente se me separan las piernas (aunque generalmente era en los hombres), pero cuando me doy cuenta las vuelvo a juntar. Igual casi siempre lo hago a propósito para molestar a mi tía cuando va sentada al lado mío.

Anónimo dijo...

Perdon, pero veo que estas cruelmente desinformada, el ser humana evoluciona favorablemente a una especie homoavicola y ese "aleteo" constante del cual te quejas, es absolutamente necesario para desarrollar los tan necesarios musculos pectorales de despegue, y obviamente, la convinacion con el transporte publico es porque la tendencia marca que seremos homoaviculus migratorius, yo se todo porque cada tanto miro discovery channel y ese otro canal de bichos...

Anónimo dijo...

Perdon, pero veo que estas cruelmente desinformada, el ser humana evoluciona favorablemente a una especie homoavicola y ese "aleteo" constante del cual te quejas, es absolutamente necesario para desarrollar los tan necesarios musculos pectorales de despegue, y obviamente, la convinacion con el transporte publico es porque la tendencia marca que seremos homoaviculus migratorius, yo se todo porque cada tanto miro discovery channel y ese otro canal de bichos...

Guillermo Altayrac dijo...

¡Claro, claro!
¿Qué mejor solución que retorcerles el pescuezo?
¿Ah?

Tomás Novotny dijo...

yo no tengo el sindrome del pollo, la gente es muy gorda o le gusta viajar muy cerca mio

wally dijo...

Dr. Kikiri Boo jajajajaa Mechi patrimonico nacional que digo nacional de la humaidad!! jaja

Mechicabota dijo...

Ana: Jajaja, hay que escucharla de fondo mientras se lee =P

Mi amor: Gracias, hermoso =')

Valeseo: Jajaja, yo invento esas historias también.

Laura: Ayyy, que ganas de buscarle el pelo al huevo!

Agus: Sí, los detesto! No es tan difícil textear con los codos juntos!!

Anónimo: ¿Decís que la raza humana se separa en dos? ¿Pollos y Mortales?

Guillermo: Ay, yo no lo haría. Pero si alguien lo hace y después los condimenta con mostaza y los manda al horno... y bue, ya está hecho el trabajo sucio, no vamos a desperdiciar.

Masto: Bien por tí!

Wally: Jajajaja, escribí eso a ver cuántos lo captaban =P

veritac dijo...

Usaste el método de marcar el ritmo de una canción inexistente con la pierna que está en contacto con el "invasor de espacio"? no funcionó? Debe ser mi cara de odio entonces...