30/11/11

La desgracia de ser una Chica Rota en Buenos Aires

Las Chicas Rotas somos mujeres que nos salimos un poco del molde cuando nos hicieron. No considero que seamos especiales, porque hay millones como nosotras, pero hay billones como Ellas.
La desgracia comienza:

  • La ciudad está llena de Chicas, con sus hermosas pieles sin poros visibles, y vos, Chica Rota, nunca le vas a llegar a los talones. Son delicadas y frágiles, vos sos una mezcla de morsa y caminonero. Ellas se visten bien, vos usás la ropa de tu abuela y remeras de rock. Su defecto es un lunar con forma de estrella en el hombro. El tuyo es que te quedan puntitos negros en las piernas aunque te mates a depilazos. Es una vida en la que constantemente sentís que estás en una fiesta formal y vos sos el plomero.
  • Nunca vas a poder ir a un baño público tranquila. Lleno está de mujeres con maníes en lugar de vejigas que harán colas de varias cuadras. Si tenés un problema o realmente te agarró la urgencia de ir, te vas a comer una cola de 45 minutos, mínimo. Creo que deberían poner sellos cada vez que entramos y darnos prioridad a las que menos sellos tenemos. Las Chicas Rotas merecemos más la entrada. Porque además, vamos, hacemos nuestro asunto y nos marchamos. Las Chicas entran, se deciden con su amiga cuál va a entrar primero, entra, pasan dos minutos y se escucha un chorrito que cae y se entrecorta porque le da pudor que los de afuera escuchen. Se deja de escuchar. 5 minutos se pierden en el tiempo/espacio. Sale, su amiga entra y hace lo mismo. Van juntas a la canilla donde se lavan las manos, se mojan el pelo, se miran la cola, se retocan el maquillaje, se vuelven a mirar la cola y se van.
  • Toda la ropa está diseñada para las Chicas, pero no para las Rotas. Todo es floreado, rosa, tiene volados e insripciones que dicen "Princess". No solo eso, sino que si llegamos a encontrar algo que se ajuste a nuestro estilo, los talles van del XS para abajo. Te ponés a gritar que la mujer común no es así, que las mujeres tienen curvas, y culo, y tetas y salís indignada sólo para darte cuenta de que el 80% de las chicas por la calle tienen cuerpitos de maniquíes. A veces dudamos de si vivimos en Latinoamérica o en China.
  • El entretenimiento destinado a las mujeres son Shoppings aburridos. Te encontrás con una amiga en un Shopping y durante dos horas ella es un pequeño ser enérgico y felíz, y vos sos como una tortuga obesa que la sigue maldiciendo su propia existencia, cargada de bolsas y viendo "¡ESOS ZAPATOS!" que te parecen iguales a "¡AQUELLAS BOTAS!".
  • Si pertenecés a un grupo social o "tribu urbana", siempre hay una Chica que te hace sentir horrenda. Si sos hippie, vos tenés rastas mugrientas, un pantalón manchado de tinta que compraste en la feria por $5 y un chaleco que te hiciste para practicar crochet, pero que te quedó bastante deforme. Ella tiene dos rastitas con florecitas cosidas, y se lava el resto del cabello con manzanilla para que se lo deje más clarito, su ropa está nueva y huele precioso. Lo mismo si sos punk, metalera o alternativa... siempre hay una Chica que se ve hermosa con un estilo que es, por naturaleza, repugnante.
Cada tanto se escucha a una Chica Rota Pedantre hablando de lo diferente que es al resto de las mujeres y lo especial que es, mientras que nosotras, las Rotas Realistas nos sentamos en silencio, sabiendo que no odiamos a las Chicas, que hay muchas como nosotras, y que somos todas hermanas.

3/11/11

Mi lado oscuro

Tengo muchos defectos, pero hay uno que no puedo evitar: Soy una loca maniática caminando.
No me sale pasear caminando tranquila; lo tengo que hacer a conciencia, disminuyendo la velocidad cada dos por tres.

Detesto a los automovilistas porque cuando tengo luz verde para cruzar, siempre hay autos que doblan, y doblan, y doblan, y doblan y no me dejan pasar.
Cuando la luz se pone roja para los autos, yo me mando. No me importa si un auto empezó a pasar, yo ME MANDO. Total la luz verde la tengo yo. Muchos me dicen "¡pero igual te puede atropellar!" y les respondo "aaah, sí, pero la luz verde era mía, yo tenía razón!".
Detesto a los automovilistas.
Una vez en Moreno me atropelló un tipo porque se metió sin mirar y no vio que yo estaba cruzando con la bici. Antes que el dolor sentí una ira que me consumía, y me transformé; le grité al hombre toda la verdad que se merecía y el tipo practicamente se puso de rodillas para pedirme disculpas.
Al rato, cuando se me pasó la indignación, sentí el dolor.

Igual los caminadores tampoco se quedan atrás. Por las veredas de Once, la gente se detiene a ver las ofertas de 5 bombachas por 50 centavos y arruinan todo mi paso. Yo SIGO. No me importa, los atropello, se tropezarán. Si se quejan les grito como una loca "¡ESTO ES UNA VE-RE-DA, POR LA VEREDA SE CA-MI-NA, A PASEAR AL SHOPPING!".

Algunas madres se cruzan al otro lado de la vereda, y sus niños de 7 o 9 años corren hacia ellas pasando por enfrente mío justo cuando estoy caminado hacia ahí, forzándome a detener mi marcha. Los niños siguen hasta que llegan a la madre y ahí queda todo.
Así que decidí cambiarlo; niño de más de 7 años que se me cruza, niño que atropello, o que minimamente "casi atropello pero por suerte me detuve a tiempo" y pongo cara de sorpresa y preocupación por el bienestar del niño. La madre entonces le grita "¡¡RICARDITOOOO!! ¡TENÉ CUIDADO POR DONDE CAMINÁS, POR DIOS!" y me pide disculpas.
Ese niño aprendió la lección.

Pero lo que más odio de otros caminadores es que me choquen para pasar. Yo paso a todo mundo, sí. Pero cuido siempre de no chocar ni golpear a nadie. Y si lo hago pido disculpas.
Cuando alguien me choca para pasarme y sigue de largo sin un mínimo "uh!", me enceguezco. Mi objetivo es esa persona, y camino como fiera hacia ella. Camino a toda velocidad, y a veces hasta corro para llegar a ponerme justo detrás del chocador. En ocasiones tengo que desviarme de mi ruta y/o caminar un par de cuadras más.
Pero cuando lo tengo adelante, justo ahí, con toda la furia LO CHOCO.
Y sigo de largo.

Nadie se mete con la loca maniática de las caminatas.